La noche cae sobre Ayamonte.
Viernes.
Calle solitaria.
Frío preñado de humedad del Guadiana.
Al otro lado, Portugal.
Sobre el firmamneto, entre grandes nubarrones, aparece la luna, llena, en todo su esplendor, como queriéndose precipitar, en su cercanía, a la Tierra.
Ganas de quedarme contemplando su lento periplo, entre nubes, en su caminar en la madrugada.
Luna llena, más cercana que nunca.
Amor y muerte.
4 comentarios:
Buenos días Antonio.
Pasé cerca de Ayamonte, lástima, me perdí la niebla húmeda del Guadiana, me perdí la luna llena entre sus calles, frío, luz, vida y muerte.
Bella pincelada de un instante mágico.
Gracias por detenerte un minuto conmigo y admirar un magnífico espectáculo. Mereció la pena...
Gracias, Natàlia!!!
¿ Que haría usted por esos lares y de noche?.
No estarías haciendo contrabando, con esa luna, no es aconsejable.
Pedro: estaba en Ayamonte en la presentación de Memorias de pródigo, de Ramón Llanes, y editado por Ed. Onuba... te suena?
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