31.3.09

Antitodo

En el centro de trabajo donde desempeño mi empleo usa el autobús, gratis, media docena de personas mientras que el resto va en su coche privado, uno en cada vehículo. Para ver y no creer.

21.3.09

De concursos y de Forum Mundial del Agua.

Mañana es el Día Mundial del Agua, Brevemente voy a explicar una anécdota que me sucedió en mi trabajo. Vosotros juzgareis: Estoy muy concienciado sobre el tema del agua en el mundo. Creo que es un bien que debemos cuidar: no hay más que echar un vistazo a un globo terráqueo -hoy Google Earth- para darnos cuenta de que estamos rodeados de agua... de mar. Bueno, sin enrrollarme, hace un par de años la Compañía en que trabajo realizó un Concurso de sugerencias con el objeto de que los trabajadores diramos pequeñas ideas para el ahorro de energía y de recursos "por pequeños que estos sean". Soy poco dado a concursos pero me decidí a presentar un propuesta consistente en ahorrar a la Compañía un gasto en un elemento esencial como es el agua. Consistía en algo tan simple como sustituir un obsoleto aparato de destilación de agua, mejor dicho retirar y tirar a la basura dicho aparato, consumidor voraz de energía eléctrica y despilfarrador de agua sobrante (tengo los cálculos realizados)y suministrarnos -yo trabajo en el laboratorio- a través de una humilde tubería de neopreno proviniente de una planta desmineralizadora que produce en grandes cantidades LA MISMA COMPAÑIA... o sea, dicho de otro modo para qué destilar agua si la tenemos gratis. El caso es que vi tan claro que ganaría, e incluso que me harían la ola -nunca mejor dicho- que hice planes para tener dos ordenatas portátiles, este con el que escribo y el del primer premio que estaba destinado para el menda, yo. Total, entregué debidamente explicado, razonado, calculado, cuantificado, incluso detallando los posibles mínimos problemas como son las posibles excepciones, datos comparativos entre el uso de los dos tipos de aguas, etc, etc. y esperé el día del fallo con la misma ilusión de un padre esperando el nacimiento de su primer hijo, o algo parecido. El caso es que transcurrió el tiempo (el Jefe de mi departamento, hoy felizmente "eretizado" acudió a mirar subrepticiamente el "parato"), y cuando le vi la cara de displicencia, lo supe: NO GANÉ. Aún me dura, y ya han transcurrido un par de añitos, la cara de estupefacción: el destilador continúa consumiendo vorazmente energía eléctrica, y por cada litro de agua destilada obtenida, se arroja diez veces más por la cañería con destino a los desagües. Yo lo intenté. Intenté hacer un pequeño gesto con el que homenajear y ayudar a tantos millones de personas en el mundo que las pasan canutas, y mueren, por falta de agua o consumo de la misma en condiciones absolutamente insalubres. De verdad que lo intenté y cada día me sonrojo del inutil derroche incluso de capacidad profesional y humana de ciertos responsables que no son capaces de ver más allá de la pared donde cuelgan sus amarillentos títulos universitarios y técnicos. Y el convencimiento de que hay que huir, al menos yo, de los Concursos de Sugerencias, que lo único que hacen es poner al descubierto la capacidad de los currantes de ver lo que los de arriba no ven ni han visto nunca. Margaretta Omeidou, lo siento, tendrá Vd. que continuar, allá en su aldea del interior de Somalia, cada día recorriendo los cinco kilómetros para proveerese de ese líquido, que yo he visto, infecto.

17.3.09

Instrumentos y puntos suspensivos

Hace unos años que vi una exposición llamada Instrumentos de tortura y ejecuciones de la Edad Media. Había, y vimos horrorizados (llevamos a los niños), los más sofisticados instrumentos que aplicaban a los reos: la guillotina, la horca, los venenos florentinos de los Medici, las puertas con horrendas púas y otro más que no recuerdo ahora. La palma se la llevó, a mi entender, el instrumento español que hace sombra al temido garrote vil. Me refiero a un instrumento simple simple simple, y que servía a dos fines: como tortura y como ejecución. Se trataba de una tosca y herrumbrosa jaula, como la de los gorriones, con una argolla en lo alto para amarrarla con una soga o cadena y prenderla de lo alto de una viga a la entrada de los pueblos y almenas. El reo, sentado, se limitaba a ver transcurrir lentas las horas de la solana y de la madrugada. Verlas transcurrir lentas, lentas, lentas... Por cierto, he visto algo de un juicio en Austria de un monstruo... y la reconstrucción de la desaparición, muerte e infructuosa búsqueda de la desventurada chavala sevillana Marta del Castillo...