MAÑANA se cumple el 518 aniversario del Real Edicto por el cual se expulsaba a todo un pueblo a vagar por el mundo dejando sus pertenencias, o bien poder quedarse en su tierra, esta, comprometiéndose a abjurar de sus costumbres, creencias, y lo que es peor, de su dignidad. Pero el pueblo judio -español- supo conservarlos aun en el exilio a que lo condenaron firmas infames.
Edictos, plazos, negociaciones, presiones, el poder ejercido de manera despótica por algunos poderes políticos y económicos, y los ocultos... y el pueblo, soberano, dueño absoluto de su destino, aguantando y soportando.
Estimado amigo Andrés: tal y como te comenté, a través del “chat”, me gustaría describirte algo de mi tierra, puesto que me aclaraste que nunca habías estado por aquí.
Te cuento: hoy he recorrido en bicicleta —nuestra común afición— un itinerario que suelo hacer diariamente y que se ha convertido en una de mis costumbres. Se trata de Marismas del Odiel, un lugar que a mi me parece, simplemente, maravilloso.
Esta misma tarde, sin forzar excesivamente, he dejado el casco urbano de la capital y he comenzado la “verde ruta” recorriendo el puente-sifón que cruza el estuario del río Odiel, sorteando a los numerosos pescadores de caña, dejando a un lado un barco a medio construir que un día surcará los mares, cercanos y lejanos, en busca de los productos del mar. En la otra orilla, otros vetustos monstruos de hierro y madera, estos sí, ahora inermes después de recibir, desde siglos pasados, los minerales que se extraían de las entrañas de la tierra de esta fecunda provincia.
Al final del puente he continuado por la ruta lindante a las salinas, donde unos flamencos rosados, en busca de alimento, introducían sus picos en las aguas de las inmensas balsas donde cristalizan las sales. Al salir de este tramo, te puedo asegurar, Andrés, que mi olfato estaba impregnado de aromas yodados, y el sol, poco a poco hundiéndose, se reflejaba en los meandros del río que se adentra, formando caños refugio de peces. Me detuve en un puente, apoyé la bicicleta sobre el pretil de madera, y quedé admirado, una vez más, ante la singularidad del paisaje que tenía ante mí.
A un lado, las controvertidas fábricas químicas —yo mismo presté mis servicios en una de estas— y el Nuevo Estadio Colombino. Y al otro, las marismas del río Odiel propiamente dichas alternando los brazos de agua y las grandes extensiones de tierra donde tienen su hábitat multitud de seres vivos conformando un sistema de incalculable valor ecológico.
Cuando reanudé mi paseo atravesé, bordeando la carretera de intenso tráfico, zonas de jara y romero, así como chumberas y algunos eucaliptos, pero sobre todo pinos, pinos y más pinos.
Al completar los doce kilómetros y doscientos ochenta metros del “carril verde” pude apreciar, en su conjunto, todo lo que te he descrito y que, curiosamente, sintetiza lo que es el pasado, el presente y el futuro de la provincia de Huelva: la minería, la pesca, la industria, la agricultura —sólo intuida desde mi observatorio—, el turismo, la Naturaleza... e, invisibles desde mi atalaya, artífices de todo ello… sus gentes, las que han —hemos— formado esta tierra tal y como actualmente es. También, desde el privilegiado mirador pude admirar los monumentos conmemorativos del Descubrimiento de América. Allí mismo el Odiel se une con el otro río, Tinto, justo en sus desembocaduras.
Finalmente, para descansar del recorrido ciclista, decidí cruzar la carretera costera, tumbarme sobre la arena de la playa —120 Km. de litoral desde Ayamonte hasta Doñana — y esperar a que el sol fuese cayendo lentamente tras el océano.
Me gustaría que estas impresiones hayan conseguido atraer tu atención y sepas que estás invitado, junto a tu esposa y a tu bebé, a compartir durante unos días esta tierra conmigo y mi familia y, por fin, conocernos personalmente. Te puedo asegurar que no te arrepentirás de haber visitado Huelva.
Esperando tu respuesta afirmativa recibe un saludo afectuoso de tu amigo
José A. Bejarano
PD: No es necesario que traigas tu bici. Todo tiene solución.
He visto y escuchado a un "político": -El partido Tal es "cómplice de..." (refiriéndose a no sé qué cosa). Me he quedado alucinado porque el que peroraba tal vez no se daba cuenta de que la gente normal no vamos hablando así, diariamente, en nuestra vida normal y en nuestras conversaciones normales, porque... qué es eso de "cómplice"???
Luego ha salido otra (política) y ha regurgitado que -Cuando el partido Cual entra por la puerta, las doctrinas sociales salen por la ventana. Oiga seño, hablando Vd. como si se dirigieran a asistentes a mítines, va a conseguir que, o me quede en casita en las próximas elecciones o vaya a votar a ver si les botan.
Lago del Palacio de Verano. Pekin. Al regreso, en el barco, me dí cuenta de que China es tan inmenso que muchos de sus miltrescientos millones de habitantes posiblemente nunca hayan visto a un occidental. Creo que esta foto que tomé -porque a mí se me escapan pocas cosas cuando salgo de mi ambiente- el señor de la izquierda simulaba disparar a su "señola", a la derecha, cuando realmente lo que estaba haciendo era captar a las "estlangelas" que viajaban al lado -mi Carmen, una de ellas-. Claro, lo entiendo prque a mí a veces me ocurre lo mismo. Por lo tanto no lo critico aunque me resultó simpático.
¡Viva España!
Alzad la frente, hijos
del pueblo español
que vuelve a resurgir.
Gloria a la Patria
que supo seguir
sobre el azul del mar
el caminar del Sol.
Triunfa España
los yunques y las ruedas
cantan al compás
un nuevo himno de fe.
Juntos con ellos
cantemos de pie
la vida nueva y fuerte
de trabajo y paz.
A ver porqué esta letra no se puede cantar, ¿qué tiene de malo?
Preferible cantar este himno -o el silencio respetuoso-, antes que la vergüenza que se escucha en los estadios, y por tanto en millones de hogares de todo el planeta.
Y si no, que la adapten, o que el Parlamento dé una letra a nuestro Himno de España.
Cualquier cosa, preferible al "chunda-chunda" ridículo. ¡Vaya! hoy, 17 de enero de 2013, a un político andaluz en viaje por Palestina le han "endilgado" nuestro himno nacional con esta letra. Por lo visto lo ha soportado estoicamente... aunque haya aclarado con posterioridad que esta letra no corresponde con el oficial. O sea, mejor el CHUNDA CHUNDA TACHUNDAAAA... CHUNDA CHUNDA, TATATATÁAA...
Como no todo va a ser Camino y espiritualidad, además de andar escasillo de inspiración (en ello estoy), os dejo una chorradica: una copa en un "icebar", en Copenhagen. Ya digo, una chorradita aunque muy curiosa. Hacía un frío de padre y muy señor mío. Y la copa era también de hielo. Pero lo dejé a medias...