Ayer, mi hija Rocío leyó Platero y yo -simultaneándolo en árabe otro lector sirio- en el Instituto Cervantes de Damasco, dentro del homenaje a Juan Ramón de dicha institución española en el pais de los Omeya.
Damasco. Siria |
Rocío y Antonio, en un viaje anterior |
Como tantas veces, Rocío hace que me arrepienta de cuando mi maestro me leyó Platero y yo hace muuuuchos años y a mi me pareció ... bueno, mejor me lo callo. (Tierra, trágame)
5 comentarios:
...Lo llamo dulcemente ¿Platero? y viene a mí con un trotecillo alegre, que parece que se ríe...
Bien por Rocio!!!
Fue uno de los primeros libros que leí,lo tengo era de mi padre.
Un beso.
Gracias, Laura. Yo, ya digo, me lo leyeron y no lo soporté. Me gustaban otras cosas (Roberto Alcazar, El Capitán Trueno -por admirar a Sigrid-, etc.)
Hoy no me lo puedo creer: mi hija leyendo a Juan Ramón en Oriente Medio...
Enhorabuena, José Antonio, por la parte que te toca que es mucha, pues ese orgullo que se siente por los hijos llena más tal vez que los propios logros.
Por cierto... A mí me obligaron a leer Platero con 10 u 11 años y me aburrí como una ostra.
¡Ea! Tú no lo has dicho, pero lo he dicho yo.
En aquel tiempo yo no era lo que se dice amante de la prosa poética, sino más bien de los comic de Zipi y Zape.
Gracias Adelaida: a mí es que me sonaba a chino pero hoy me encanta Juan Ramón. Algo he aprendido desde que mi hija se está haciendo una investigadora del Andaluz Universal, y que esté en Siria dándolo a conocer es algo que me llena de orgullo, como padre y como amante de la hermosa lengua que usó Juan Ramón para escribir y la que usó ayer Rocío para leerle en Damasco.
En realidad leyó otro poema -no Platero y yo- de JRJ, pero la ilusión y el orgullo es la misma.
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