© El blog con cero lectores, pero aquí estoy en el espacio de mi libertad. No espero a nadie aunque cualquiera es bien recibido. Gracias a mi BLOC ABIERTO DE PAR EN PAR donde encontrarás desde 2009 temas variados.

25.8.10

. . .N U E S T R O. . .

Emilio Winkel y Harmuth, 
ingeniero de la construcción 
del ferrocarril de Sevilla a Huelva 
y en los estudios 
del de 
Zafra a Huelva
Nació en Frankfurt s/Main 
en 1856 
falleció en La Palma del Condado 
el 10 de mayo de 1879
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 Familia Rowlatt

 En memoria de Jessie Eileen, la hija más joven de Hugh y Jessie Rowlatt 
que falleció a los seis años
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I.H.S.
En cariñosa memoria de
Edward Rodan, ingeniero del (carguero?) SS Cardiff. Fallecido en 1915.
Erigido por sus compañeros de tripulación.
“Estas manos estaban atentas a mis necesidades, y estaban conmigo”



Fotografía existente en la House 21 de Bellavista (Minas De Riotinto)
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Charles Trew Prebble, nacido el 13 julio 1827, fallecido el 15 mayo 1919;
casado el 23 diciembre 1852 con Lucy Elizabeth Wing, nacida el 22 noviembre 1831, fallecida el 2 enero 1883.
(Fotografías en vida)
Dos tumbas pertenecientes a la misma familia, los Trew Prebble.
En la superior descansa Agnes, hija de Charles y Elizabeth, fallecida en Rio Tinto a los 20 años en nov. 1883
En la inferior, la tumba de la madre, Lucy Elizabeth, fallecida en Río Tinto en enero de 1883
¿Porqué fueron enterradas en Huelva habiendo fallecido en Minas de Riotinto?
En la parte inferior de la lápida, un lacónico “At rest”: “Descansan”.

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Las últimas paletadas de tierra reseca que resuenan sobre el ataúd cierran, siendo  jueves 24 de marzo de 1971, el triste capítulo para el joven capitán de un superpetrolero.
Sus restos reposan, ya para siempre, en una tierra que no era la suya.
La presencia del cónsul de Su Graciosa Majestad y la de algunos compatriotas son la única nota británica en aquel triste episodio final.
El capellán reza un último responso, y el Comandante de Marina de Huelva, así como algunos capitanes de otros cargueros fondeados en el puerto musitan una oración mientras la tierra cubre para siempre el ataúd del joven capitán Harry Wilson Pyle.
El principio de tan triste fin había comenzado la tarde del 8 de marzo, cuando el Ocean Bridge, un superpetrolero con pabellón del Reino Unido captó una señal de ayuda del British Comet que estaba inundándose de agua en las sentinas.
Sobre las seis de la tarde, abarloado al carguero y dispuesto a prestar ayuda, el espacio abierto de la mar cercana al Finisterre gallego, se llenó con el sonido sordo de una brutal explosión. Las tripulaciones del Ocean Bridge y del British Comet quedaron paralizadas preguntándose de dónde procedía la terrible deflagración. En cuestión de segundos las alarmas se dispararon y todos supieron que el accidente se había producido en la sala de máquinas del petrolero, cerca del vacío tanque 9. En minutos se cambiaron las tornas, y los salvadores se convirtieron en victimas debiendo ser socorridos urgentemente por el carguero.
En pocos minutos el Ocean Bridge fue abandonado por el enorme peligro que suponía y todos trasbordaron al British, en tanto se daban las señales preceptivas de alarma a todos los navíos cercanos y a los puertos españoles. Estaban a salvo todos, excepto el capitán que pocos momentos después se tuvo constancia de que se encontraba en la sala de máquinas de su barco en el momento de la deflagración. Estaba claro que se encontraba desaparecido en medio del amasijo de hierro y llamas del infierno en que se había convertido la sala de maquinas. Cuatro marineros hubieron de ser evacuados a Galicia a distintos hospitales, y el resto de la tripulación repatriados.
En pocas horas varios buques -holandeses, noruegos y polacos- rodeaban al Ocean Bridge en medio de la mar, mientras el Clemenceau, un portaaviones de la Marina de Guerra francesa, ofrecía sus servicios.
En una peligrosa maniobra para evitar la pérdida del Ocean, el remolcador alemán Pacific perdió a cuatro hombres, entre ellos el capitán Gunter Lhange.
Durante unos días el Ocean Bridge navegó a la deriva, tumba provisional de Harry Wilson Pyle, siendo seguido por varios buques y helicópteros vigilando sus movimientos.
Por fin, y después de temer que se fuera al fondo del mar, se consiguió amarrarlo a varios remolcadores, el Hermes, el Hudson, así como el Pacific y comenzó la peligrosa travesía del Atlántico bordeando la costa portuguesa para poner rumbo a Gibraltar, luego de desecharse la idea de llevarlo a Francia.
Fue una travesía lenta, pues a pesar de ir en lastre, resultaba peligroso haberlo dejado perder.
Al caer la tarde del 20 de marzo, sábado, los remolcadores hubieron de detenerse a trece millas y media de Punta Umbría (Huelva) dado que el buque siniestrado estaba escorado y peligraba su estabilidad.
En consecuencia, la popa escorada fue emergiendo y las aguas que inundaban las cuadernas y estructuras del barco dejaron al descubierto en uno de los compartimentos del puente, por fin, el cuerpo carbonizado y en avanzado estado de descomposición del desventurado capitán Pyle.
En tierra, los puntaumbrieños observaban la silueta del Ocean con la popa hundida, y no puedo aventurar el porqué -aunque supongo que las leyes marítimas internacionales obligan a ello en caso de muerte accidental, a desembarcar a los fallecidos en el puerto más próximo-, el caso es que durante las horas que estuvo fondeado, achicando agua a fin de poder continuar su travesía, se procedió a desembarcar el cadáver de Henry Wilson Pyle, que previa, supongo, autopsia fue enterrado en la zona del Cementerio de La Soledad destinada a dar sepultura a los súbditos británicos.
Con las últimas paladas de tierra se cerraba un luctuoso suceso que acabó con la vida de al menos cinco marinos: el mar de nuevo se cobraba sus victimas.
El Ocean Bridge, botado en Japón  un año antes, fue reparado, y cambiado de nombre varias veces, para seguir sus rutas petroleras por países africanos y chinos hasta su desguace en 1986.
El capitán Henry Wilson Pyle, por el contrario, fue a descansar a una tierra lejana, que seguramente, así lo espero, le será por siempre leve. Dos lápidas recuerdan quién y desde cuándo reposa en tierra onubense.
El vicecónsul del Reino Unido en Sevilla, el comandante de Marina de Huelva y los capitanes de los mercantes atracados en Huelva por esos días, así como algunos ciudadanos británicos residentes en Huelva asistieron al sepelio de quien reposa en nuestra tierra para siempre.
Descanse en paz. Y responsabilidad de pueblos educados y civilizados es mantener con decoro y respeto el trozo de tierra, de nuestra tierra, que se le dio a un hombre de mar, así como la lápida que piadosamente sus allegados (hija y yerno) erigieron en ese lugar.
Mis fuentes han sido:
ABC.es
Hemeroteca Diario Odiel
British Merchant Navy
The Red Duster Association
 "Does anyone remember Henry (Harry) Wilson Pyle who captained the Atlantic Bridge and Pacific Bridge and was master of the Ocean Bridge when he was killed in an explosion on board in 1971? Harry Pyle was my father-in-law. My wife and I recently visited his grave at Huelva. Cheers,    John Stubbs"
"The captain Harry Pyle could not be found amongst the rubble...
 
-->Sadly Captain Harry Pyle was the only crew member killed in this sorry saga...
 I was 2/eng. on the Ocean Bridge when No. 9 tank exploded...
-->
    Collins"
(Comentarios del yerno de Pyle 
y del 2º ingeniero del Ocean Bridge 
en la web de la British Merchant Navy)

6 comentarios:

joseAntonio Bejarano dijo...

El director de una revista de nuestra provincia ha visto una foto de estas... y le ha interesado!!!
Como debe ser, me ha escrito un amable mensaje pidiéndome permiso para usarla en la revista El Corumbel.
Por supuesto que lo tiene, y también que me encantaría y sería para mi un verdadero orgullo que una fotografía -disparada por mi dedo tembloroso, temiendo turbar el silencio que rodeaba aquella enigmática, anónima tumba-, estuviera impresa en una publicación nada menos que de La Palma del Condado.
Esto de internet es revolucionario. Uno escribe y cuelga cosillas sin darse cuenta de que siempre hay alguien a la expectativa. Maravilloso.

Laura.M dijo...

Es lamentable.
A lo mejor si das muchas voces, alguien se da por aludido y lo adecentan.
No creas que si hacen algo, va a ser mucho. El dinero lo gastan ellos en otros menesteres.

Tienes que hacerle algo al blog para ver cuando publicas una entrada.
Hay que buscarte siempre.
Un beso

25 de agosto de 2010 22:38

PEDROHUELVA dijo...

Amigo mió, me temo que otra vez, te has saltado la tapia.

Lo tuyo, con el peligro, no tiene remedio.

Magnifico reportaje el que nos trae. De verdadera altura periodista, no se que haces entre pipetas, si lo tuyo son las letras.

Un cordialísimo abrazo y agradecimiento, por tu choquerismo, aun, sin haber nacido en esta tierra.

joseAntonio Bejarano dijo...

Laura, por no intentarlo que no quede. Podría implicarme más, pero tampoco quiero. Me conformo con clamar en eldesierto por si alguie, aparte de vosotr@s, me oye.
Siento decirte que no sé poner el blog de tal manera que avise de mis entradas, pero tampoco me avisan de las vuestras. Os busco, simplemente, u os tengo en Favoritos.
Un besoooooo

joseAntonio Bejarano dijo...

Pedro, siento dar la imagen de peligro. Mi muer me tiene que controlar, pero vamos... que aparte los pleitos y líos en fronteras y paises lejanos, nada de nada. Soy una buena persona... jejejje
Encantado de que te guste mi "choquerismo". Amo a esta tierra que es también la mía, por que llegué cuando esto no era más que un pueblo grande y podría escribir sobre su crecimiento. Nadie mejor que alguien llegado de fuera cuarenta años atrás.
Aquí he conocido su desarrollo, sus fábricas, conozco las noches trabajando, sus calles viejas, sus bares de esquinitateespero, barbi y demás...
Mi primer voto, aquí; mi primer seiscientos, mi primera novia, mi primera hipoteca, y mi primer todo... aquí.
Ahora, cuarenta años, mis primeros nietos, mi jubilación, mis hijos. Todo.
Eso sí, me moriré sin darle un poco a unas sevillanas.
Todo absolutamente es imposible.

joseAntonio Bejarano dijo...

De toda la información que recabé sobre el cementerio británico de Huelva, esta entrada es la que me produce más satisfacción pues aquí me tiré a la piscina de cabeza incluyendo las que yo creo son las fotografías en vida del matrimonio Trew Prebble, que localicé en una base de datos del Reino Unido.
La otra información es del desventurado Capitan Pyle. Y por último, del joven ingeniero Emilio Winkel y Harmuth, muerto en accidente de trabajo. Ya digo, muy orgulloso y satisfecho. :)

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