Bien venido

Busco un rumbo adecuado, un derrotero que me dirija por aguas tranquilas.

Los consejos de un buen piloto son muy necesarios hoy y siempre...

                 Soy yo,  sí.                                                                     
Y un cuaderno de bitácora quiero, o qué mejor que mi Bloc como Hoja de ruta

Blanco sobre negro

                                  Hace unos días pasé casualmente por una céntrica avenida de la ciudad.  Música, aplausos, rumbas flamencas, coros y los espectadores coreando y jaleando al cantante.
    Permanecí un rato allí pues me pareció un bonito y curioso espectáculo. Al cabo de cinco minutos de observación me dí cuenta de que, con casi total probabilidad, era una reunión músico-religiosa.
    El cantante hablaba de Dios, del Bien y del Mal, de los males que aquejan a nuestra sociedad, etc. y los asistentes asentían o disentían gritando SÍ! o NO! a las estrofas del cantante-predicador.  

    Al cabo de un rato, interrumpió mi expectación uno de los asistentes preguntándome dónde había un bar. Se lo indiqué, y dándome las gracias, yo me alejé mientras resonaban en mis oídos cada vez con más claridad -por efecto de la reverberación del sonido de la megafonía- las palabras que aquel imagino predicador expresaba a aquel grupo de un par de cientos de personas que alegremente escuchaba, y asentía o negaba, según. 
    No me importó que aquel espacio escénico, lugar público municipal, tal vez hubiera sido cedido a aquella Comunidad. Es más, espero que les hayan tratado exactamente igual como si de cualquier otro acontecimiento cívico, de los muchos que allí se celebran, se tratara. Sólo les presté mi atención el tiempo que el tráfago del bullicio de la ciudad engullía la megafonía del evento. 
                                Nunca profesaría esa ni ninguna otra confesión pero -pensé- qué hermosa es la libertad de poder elegir, y libre de atender y seguir las consignas del predicador o como es mi caso, oir, escuchar, analizar, discernir... y en cualquier caso, siempre, respetar.   

30.000 !!!

Treinta mil visitas de todos los continentes del mundo.

Treinta mil personas que han accedido a este mi modesto "bloc", aunque la gran mayoría hayan pasado sin honrarme con su comentario. 

Treinta mil amigos por los que siento agradecimiento por haber  tal vez leído o contemplado mis crónicas, pseudo-relatos, fotografías (propias en su inmensa mayoría), mis sensaciones, mis vivencias y mis preocupaciones...

GRACIAS A TOD@S

Julieta Capuleto y yo (Historia de amor)

Lo reconozco, cuando caí rendido a los pies de la pobre chica, no me atreví a tocarle la parte "noble" que todo el mundo ansía palpar. Me conformé con asir su muñeca y sentir el frío que desprendía. La tragedia que desencadenó su enamoramiento de Romeo Montesco aún despide el frío de la muerte. Muy valiente la postura de la pareja que no pudo hacer valer, desgraciadamente, el amor y el proyecto de convivir por encima de odios. Estos pudieron con la pareja. Aquel ya lejano 10 de septiembre de 1984, a la caída de la tarde, en la casa de Julieta de la véneta Verona, mirando a la mujer que me estaba disparando la cámara fotográfica juré que a mi nunca me ocurriría nada que de lejos se le pareciese. Hoy, casi veintisiete años después, nada ha cambiado. Julieta sigue en su sitio -manoseada hasta la nausea por miles de turistas- y yo en el mío. Gracias, Julieta!

Julieta, hoy, manoseada sin sentido

Francia

Qué le voy a hacer... me gusta Francia. Me parece un país extraordinario. Y París. Y las gárgolas de Nôtre Dâme

Cuatro de Agosto

4 de Agosto del Año del Señor de 1492

Monumento a Colón. HUELVA. Y Marta de pequeñita

Lugar, imposible, donde estaba situado el puerto de Palos

Monolito en La Rábida (hoy en rehabilitación) recordando el evento colombino

La nao y las dos carabelas, rumbo a lo desconocido. Habían partido el día anterior del puerto de Palos, en la Rábida franciscana de Huelva.

Habíanse apresurado pues el Real Decreto de 31 de Marzo había fijado un plazo de cuatro meses que había vencido el 31 de julio, y bien clarito lo decía. 

Desde ese día cualquier judío que no hubiera renegado de sus creencias, estaba en peligro de ser detenido, y de ser confiscados todos sus bienes.

Así pues, muchos de aquellos forzados palermos, moguereños, huelvanos, incluso el mismo Cristóbal eran presuntos sospechosos. La gran paradoja: un viaje financiado por la misma Corona y algunos viajeros puestos en el punto de mira...

4 agosto 2011

Llevo cuatro meses jubilado parcialmente y la verdad es que no echo de menos el trabajo que desempeñaba. Encantado de la vida y con la satisfacción de haber cumplido fielmente mi larguísima etapa laboral.

Estoy descubriendo muchas cosas antes para mi absolutamente desconocidas. Ayudo en casa, atiendo a mi familia, paseo sin prisas, me encuentro disponible para lo que haga falta... en fin, estos primeros meses no me ha dado tiempo a aburrirme. Cuando pasen algunos más, miraré a ver qué rumbo doy a mi vida aunque el que he tomado no me desagrada. No tengo ya ninguna tierra que descubrir, y soy feliz asomándome por la amura de estribor a ver el paisaje que trascurre por el horizonte, mientras me da la brisa salobre en la cara. Y sin miedo a las intolerancias de quinientos diecinueve años atrás.

Mi pequeño tesoro

El libro más pequeño (abierto ocupa menos que la palma de mi mano),
 un Diccionario ortográfico de español
Ed.MAYFE 1972...

... y el más grande, una Biblia de 1958
Ed. The Grolier Society Inc. NY

Poseo un pequeño tesoro y yo no era consciente de ello. Casi cuarenta años comprando, coleccionando, almacenando, en suma, atesorando poco a poco un bagaje que yo tenía, si no descuidado, sí un poco desatendido. De vez en cuando los bajaba de sus lugares y procuraba buscarlos acomodo para que no tuvieran que estar unos encima de otros. Y el dichoso clima, que los estaba amarilleando. Hasta que Carmen y yo nos dijimos: ya está bien. Hemos de tomar cartas en el asunto. Tenemos un mundo de palabras, un almacén de vidas, un lugar de sueños, en forma de libros, leídos, releídos muchos, sin empezar algunos de ellos. Y es el momento de conservar como Dios manda esta colección tan valiosa como si de un Codex Calistinus se tratara. Para mi, qué duda cabe, más valioso mi pequeña biblioteca que cualquier incunable en su vitrina inaccesible. Os presento, remozada, mi biblioteca.