© El blog con cero lectores, pero aquí estoy en el espacio de mi libertad. No espero a nadie aunque cualquiera es bien recibido. Gracias a mi BLOC ABIERTO DE PAR EN PAR donde encontrarás desde 2009 temas variados.

9.2.22

Entrevista a Gloria Llanes, enfermera. «Desde una UCI se aprende a valorar la vida y también la muerte»


Compañera, madre, enfermera, profesora. Una gran profesional —que es de lo que vamos a tratar—, que atesora suficientes méritos para ejercer su cometido atendiendo a enfermos y a familiares. Le añade, sin que nadie se lo pida —aunque estos dos últimos años se lo ha impedido la mascarilla— una luminosa sonrisa que suplanta en la actualidad con una limpia, amistosa, cariñosa y terapéutca mirada, a veces, muchas veces tan necesaria como la mejor de las medicinas. 

Gloria Llanes, enfermera:  

—Preséntate, o completa la presentación, a EL PINCEL DE BAMBÚ

-Esa con raíces tharsileñas [«gentilicio de Tharsis (Huelva)»] de las que se siente orgullosa, la que siempre quiso ser enfermera, a la que le gusta también enseñar, esa que se enamoró y disfruta cada día de un marido y dos hijos maravillosos, la que pone unos bastones a su forma de caminar para siempre tener el impulso necesario para seguir, esa a la que le gusta la cocina, a la que su familia le apasiona, la que a veces escribe, la que siempre lee, la inquieta, la soñadora… Esa soy yo.


—¿Cuál es tu trayectoria profesional?

-La mayor parte de mi vida profesional ha estado dedicada a las empresas privadas, sobre todo a Servicios de Prevención de Riesgos Laborales. En la actualidad trabajo en el Servicio Andaluz de Salud, en el Hospital Juan Ramón Jiménez, y soy profesora asociada de la Facultad de Enfermería en la Universidad de Huelva.

—¿Qué es, cómo definirías la enfermería y cuáles son las funciones de una enfermera?

-La madre de la enfermería, Florence Nightingale, la define como «un arte», así que enfermería es el arte de cuidar.

Funciones muchas, ya que la enfermería es una disciplina amplia con multitud de competencias pero se podrían resumir en cuatro básicas: Asistencia, Docencia, Investigación y Gestión.

—¿Por qué es o era una profesión eminentemente femenina?

-Porque históricamente la enfermería estuvo considerada como una extensión del rol natural de las mujeres. En la mayoría de las culturas de la antigüedad «el cuidado» de los niños, las parturientas y los enfermos en general, había sido responsabilidad de ellas, mientras que el tratamiento de la enfermedad o «curación», fueron asignados a hombres de la medicina o sacerdotes. El rol de cuidar se presentaba como secundario al rol de curar, sin tenerse en consideración la complementariedad de las dos tareas… pero ¿sería posible curar sin cuidar?... Hoy en día sigue siendo predominante el sexo femenino, hasta el punto de que el propio Consejo Internacional de Enfermería o la OMS instan a que se utilice el término «enfermera» para todo aquel profesional de la disciplina de la enfermería, sea hombre o mujer.

Recuerdo en mi época universitaria que una profesora hablando del género en esta disciplina, comentaba que los hombres escaseaban en la profesión pero que los pocos que había eran «realmente buenos». Tanto me impactó esa frase en ese momento, que me enamoré de uno de esos hombres sensibles y humanos. Después de más de 20 de años de trayectoria profesional, he captado (en la mayoría de los casos) ese «ser» especial en los hombres «enfermeras». Sirva esto para poner en evidencia que también ellos son buenas enfermeras.


—¿Cómo es el nivel de la enfermería en España?

 -Sin pensarlo mucho diría que es bueno, pero vamos a ver qué dicen las evidencias:

Con relación a Europa, decir que en España la enfermería es un grado con 240 créditos europeos, igual que en Holanda, Hungría, Turquía, Portugal y algunas universidades de Alemania. En Italia, Suecia, Bélgica y República Checa la formación consta de 180 créditos. En todos los casos, del grado, 2.300 horas son prácticas.

He creido importante introducir los datos de las ratio enfermera-paciente ya que eso da también muchas pistas sobre el nivel, no que tenemos según la formación que recibimos, sino que podemos tener según las condiciones en las que trabajamos y he de decir que solo 4 países europeos tienen tasas menores que la de España. Si la media Europea se sitúa en unos 8,4 profesionales por cada 1.000 habitantes, en España estamos en 5,2.

También es importante hablar de retribuciones para hacernos una idea de cómo es el nivel de nuestra enfermería. Según la OCDE nos situamos en el doceavo puesto a nivel mundial, encabezando la lista Luxembrugo.

En definitiva, creo que está diseñada una formación pertinente. La enfermería que se imparte en España goza de unos criterios de calidad notables.

—¿Cuál es tu especialidad?

-Existen varias especialidades. Circunstancialmente fui Enfermera del Trabajo por eso he desarrollado parte de mi trayectoria profesional en Servicios de Prevención.


Las especialidades de enfermería están en pleno desarrollo actualmente. Cuando finalicé mis estudios solo se podía acceder a la Enfermería Obstétrico-Ginecológica (matrona). Hoy se están implantando muchas más opciones para conseguir la especialidad de tus sueños vía EIR (Enfermera Interina Residente)

—¿Cuál es tu lugar preferido para desarrollar plenamente la profesión dentro de un hospital?

-Sin lugar a dudas, la Unidad de Cuidados Intensivos.

La enfermera de UCI tiene que saber un poco de todo, tiene que tener habilidad para la multitud de técnicas que allí se realizan, tiene que saber atender urgencias vitales (salvar vidas), tienen que saber de encamados, de úlceras, de monitores, de cables, de alarmas. Pero  también de cariño, de empatía, de acompañamiento, de familiares y en definitiva, de cuidados en la máxima expresión de la palabra.

Y en ese mismo saco del 'cuidado al paciente crítico' están por supuesto los intensivistas, a los que admiro infinitamente, los TCAE (técnicos en cuidados auxiliares de enfermería) que son nuestro apoyo incondicional, los celadores ya que sin ellos muchos de los cuidados no serían posible y el equipo de limpieza, que consigue un ambiente idóneo.

En definitiva la UCI es cuidado y es equipo

—¿Qué prefieres, un buen paciente o un familiar impaciente?

Yo al paciente siempre lo considero bueno y al familiar impaciente, lo demuestren o no. Creo que esa es una buena base para desarrollar la enfermería.

—¿Sanidad privada o pública?

-Sanidad pública siempre. Bien es cierto que nuestra sanidad pública tiene algunas «deficiencias» y que a veces se suplen con sanidad de tipo privada, pero concebir exclusivamente una sanidad privada creo que  sería un gran error.

—Un servidor no salió a aplaudir durante la pandemia ¿me lo perdonas o me lo tienes en cuenta?

-Fue durísimo ese momento de la pandemia. Cuando casi todos permanecían en casa (incluidos mis hijos), yo tenía que irme a trabajar y de qué manera… sin horarios, con agotamiento, desbordada de trabajo, cada día una emoción nueva, cada días muchas muertes más, cada día se añadían miedos…

Jugaba a imaginar familias en casa y salía cada día a las 20 h al balcón a observarlas. Esas familias me aplaudían a “mi” pero no sabían que yo les aplaudía a ellas.

No necesitábamos aplausos —perdonado quedas—, hacíamos nuestro trabajo con orgullo, entusiasmo y vocación

—¿Cómo se ve la vida desde una UCI?

-Diferente. Aprendes a valorar mucho más la vida y también la muerte.

—¿Qué le dirías a un negacionista de la pandemia o de la vacunación?

-No he querido pronunciarme sobre este tema pero lo voy a hacer ahora «a medias».

Cada uno es libre de pensar y hacer lo que considere más oportuno respecto a sus creencias y valores, y todos debemos respetarlo.

Muchos piensan que las vacunas pueden provocar algún efecto secundario negativo pero no sé si se han parado a pensar en los efectos que pueden causar los fármacos, la ventilación mecánica invasiva, las canalizaciones de vías venosas, arteriales… que se llegan a utilizar cuando nos contagiamos y precisamos de cuidados intensivos. Cuando se llega a una situación extrema, quizás no importan tanto esos efectos pero ¿vale la pena el riesgo?

Si alguien no se quiere vacunar, que no lo haga, sin más. Aumentará la presión sanitaria y ahí estaremos para darlo todo por ellos.

—Un color: 

-Como «protesta» al género en la enfermería, el azul

—Una comida: 

-Cualquiera que me preparen con amor

—Una bebida: 

-El vino en compañía

—Un deporte: 

-Nordic Walking, Marcha nórdica

—Un pueblo para vivir: 

-Para vivir, para amar y para soñar… siempre THARSIS.

Hasta aquí Gloria nos ha mostrado su lado profesional que lleva unido, como vocación, a su faceta humana. Profesionales que transitan las consultas, los quirófanos, los pasillos y habitaciones de los grandes y pequeños hospitales españoles. Enfermeras y enfermeros que también gestionan esas complejas instalaciones. Hoy «El pincel de bambú» se congratula de traer a una muy digna representante de los que dieron la cara por vocación, por profesión, porque es su labor en uno de los más oscuros periodos de la Humanidad: una gran epidemia asolando el mundo. Ahí están y ahí estarán siempre, en sus puestos. Gracias, Gloria, ENFERMERA

1.2.22

Entrevista a Carmen Cascón («Mi padre me empezó a contar fragmentos de la historia de España como si fuesen cuentos»)

Seria, rigurosa, huidiza de protagonismos. Le ha costado algún esfuerzo a este entrevistador convencerla de que se deje preguntar de lo que él sabe que ella conoce. Accede porque este entrevistador ha sacado sus modestas armas con las que le ha convencido para que cuente algo de su ciudad. Accede al fin esta mujer sonriente, licenciada en Historia por la Universidad de Salamanca —apellido/gentilicio coincidentes, vivencias de juventud, amistades, bares de buen tapeo, y templos abiertos para contraer matrimonio con otra convecina bejarana, en referencia al entrevistador—. Dicho esto, poco más puede añadir este modesto entrevistador sino dejar constancia aquí de una muy interesante charla sobre su ciudad. ,  

https://ccasconm.blogspot.com/ (su querido y trabajado blog)

https://www.facebook.com/carmen.cascon 

https://www.academia.edu/45009929/Relato_ganador_del_LIII_Concurso_Literario_del_Casino_Obrero_de_B%C3%A9jar            

(su relato, ganador)


—Carmen Cascón, por favor, presenta Béjar para quien no lo conozca. 

-Béjar es una ciudad desde 1850 (antes era villa) situada al sur de la provincia de Salamanca y cercana a lugares tan hermosos como Hervás, Montemayor del Río, Candelario, Barco de Ávila, La Alberca y la Sierra de Francia. Durante siglos nuestro motor económico fue la industria textil pañera y es por ese motivo por el que hemos estado un poco al margen de Salamanca, de Ávila o Cáceres, las ciudades grandes más próximas. Todas ellas vivían de la ganadería y de la agricultura, mientras que en Béjar vivíamos aspirando humo de las chimeneas y viendo pasar las aguas de nuestro río, el Cuerpo de Hombre, teñidas de colores diversos. Fuimos un foco de atracción de mano de obra durante tres siglos, no sólo próxima, sino también nacional e internacional. Además estamos rodeados de paisaje con montañas que permiten la relajación de la vista en prados verdes, aguas cristalinas y nieves en otro tiempo perpetuas. Son muchos los atractivos que poseemos aunque mal explotados: desde nuestro largo patrimonio histórico que engloba las murallas medievales, el castillo-palacio de los duques de Béjar, varios templos religiosos de todas las épocas, museos de variada temática (de escultura Mateo Hernández, Judío David Melul, pintura flamenca, española y holandesa además de arte oriental en el MuseoValeriano Salas), la singularidad de la Cámara Oscura y la plaza de toros más antigua, hasta los grandes edificios fabriles de nuestro patrimonio industrial a la vera del Cuerpo de Hombre, algunos en ruinas, otros en funcionamiento, carcasas de esplendor de otras épocas. El patrimonio natural se enriquece con sendas para caminar por el monte, triscar por trochas hasta los picos de la sierra, esquiar en la Estación de La Covatilla, pistas para utilizar la bici o simplemente pasear por la Vía Verde. No somos ciudad grande, sino un tránsito entre ciudad pequeña y pueblo grande (13.000 habitantes) con lo que eso conlleva en cuanto a servicios. Y en lo cultural tenemos un Casino Obrero con 140 años de historia a sus espaldas donde asistir a acontecimientos culturales y un Teatro Cervantes de la misma época que hace las delicias del público con espectáculos de teatro y música a la altura de una capital provincial. Y seguro que se me olvidan muchas cosas….

—¿De dónde viene tu interés por la historia de Béjar?

-Si empezamos a decir que mi interés por la Historia comienza cuando tenía 11 años pues te puedes figurar el resto. Mi padre era un lector y viajero consumado que me empezó a contar fragmentos de la historia de España como si fuesen cuentos, donde no había dragones pero sí castillos y reinas y reyes con nombres reales y no ficticios. Estas narraciones nocturnas se aderezaban con visitas a monumentos y recuerdos bien hilados de la familia que se remontaban a finales del siglo XIX (de hecho mi familia paterna reside en Béjar desde el siglo XVI y mis antepasados se dedicaban a las profesiones liberales, ocuparon cargos políticos y poseyeron una fábrica textil que sobrevivió hasta 1980). Así que mi pasión por la historia comenzó muy pronto. Ya con 12 años consultaba manuales y con 14 leía los libros sobre Béjar que caían en mis manos. Pero no comencé a investigar y a escribir hasta después de concluida la carrera, cuando la falta de perspectivas y horizontes laborales hizo replantearme qué hacer en los largos días. Quedarse en casa viendo la tele no era una opción, así que comencé a investigar los archivos parroquiales y a publicar mis hallazgos en el periódico local y centenario Béjar en Madrid. De ahí pegué el salto a publicaciones académicas y, como parte de mis estudios en formación profesional en administración y finanzas, me animaron a crear un blog, Pinceladas de Historia Bejarana, que cuenta ya con 13 años y más de setecientos artículos. Luego fui admitida como miembro del Centro de Estudios Bejaranos y desde hace 9 años formo parte de su junta rectora, con la que organizo actividades culturales de todo tipo. 

¿Dónde te documentas? 

-Los historiadores debemos ir a las fuentes primarias, es decir, a los archivos para documentarnos. Tanto los archivos de las tres parroquias de Béjar como el de instituciones como la Escuela de Artes y Oficios (ahora en el Centro Integrado de Formación profesional de Béjar) o la Cámara de Comercio de Béjar ya han sido consultados para realizar esas escaramuzas históricas sobre mi ciudad. Y cómo no, también el Archivo Histórico Municipal de Béjar, el Archivo Provincial de Salamanca, el Archivo Catedralicio de Salamanca o el Histórico Nacional, ahora tan accesible a través de PARES (Portal de Archivos Españoles). Pero también las hemerotecas y sobre todo los periódicos de los siglos XIX y XX relativos a Béjar. 

Tras toda esta labor de documentación, hay que recurrir a la extensa bibliografía, cada vez más prolija en tema bejaranos, por suerte, gracias a la labor de instituciones culturales como el Centro de Estudios Bejaranos, del que formo parte desde hace años. 

—¿Te gustaría ser Cronista Oficial de Béjar o prefieres indagar en viejos archivos? 

-Hace un tiempo que suena mi nombre como posible cronista de Béjar y no me veo a la altura de quienes me precedieron como don Juan Muñoz, Ceferino García Martínez o Miguel Rodríguez Bruno. Por de pronto soy mujer, creo que joven (risas), sin bigote y sin corbata. Ser cronista significa difundir los acontecimientos históricos de una ciudad y eso es algo que llevo haciendo desde hace años, desde 2007 cuando empecé a investigar y a publicar, porque me apasiona. Pero no quiero ligarme a compromisos, ni a cadenas que no sé si en algún momento querré romper. Ser cronista tendrá unas responsabilidades que no sé si me apetecerá hacer mías. Tampoco me veo digna de tal título.

Me dices que elija si quiero ser cronista o indagar en los archivos, pero es que no hay opción para elegir. No se puede ser cronista sin indagar en archivos y dejarte las pestañas leyendo legajos. Se supone que un historiador debe aspirar ácaros y polvo de archivos para acercarse al pasado en una tarea ímproba que nunca tendrá los resultados apetecidos, entre otras cosas porque nadie estará en posesión de la verdad absoluta sobre qué ocurrió exactamente en un año concreto. Ambos asuntos, ser cronista e investigar, deben ser complementarios. Si ser cronista es limitarse a decir lo que otros han dicho, entonces no soy la persona que buscan.

—¿Cuál fue en tu opinión la edad de oro y la edad del declive de tu ciudad? 

-Creo que no existen una edad de oro ni una edad de declive. Son percepciones arbitrarias surgidas de nuestras mentes. ¿Quizá la Edad de Oro fue la época medieval, aquella en la que se construyeron las diez parroquias con las que contaba Béjar, el castillo y sus murallas? ¿Sería entonces la Béjar del siglo XVI, cuando los duques de Béjar construían su villa de recreo de El Bosque, convertían su castillo en palacio o fundaban el convento de la Piedad? ¿Por ventura aquel siglo XVIII de fabricantes de paños traídos por la Casa Ducal de Flandes, Países Bajos, Francia o Inglaterra? O no, más bien el siglo XIX cuando se funda el Casino Obrero, se construye el Teatro Cervantes, la residencia del Buen Pastor, María Téllez Robles crea el colegio de las huérfanas o los salesianos se asientan con la apertura de su centro docente. Y mientras las fábricas textiles producen a pleno rendimiento, se consigue el título de Ciudad, el tren nos comunica con el resto del territorio nacional y se reconoce a nuestra Escuela Industrial como Escuela de Artes y Oficios. A lo mejor me equivoco y es el siglo XX el merecedor de la Edad de Oro porque las fábricas aumentan aún su producción, se crea el Instituto Ramón Olleros Gregorio o la Escuela de Artes y Oficios se vincula a la Universidad de Salamanca.

Hemos hecho un ejercicio positivo, pero de todas esas épocas se podrían buscar y encontrar también las sombras, los elementos negativos. Por ejemplo, de un siglo tan próspero para Béjar como el XIX habría que añadir las enfermedades, las epidemias, la insalubridad, el hacinamiento, el analfabetismo, la violencia, el desamparo de viudas y huérfanos, que sufre la mayoría de la población. Y en un siglo tan de luces y sombras como el siglo XX, en el que tantos factores buenos podríamos añadir a la cesta también eran preponderantes aquellas noticias nefastas como el cierre de las fábricas, la marcha del tren, el declive demográfico y esto conviviendo con unos años 70 en el que llega la democracia. Como vemos nada es blanco o negro. 

—Existe una tradición muy curiosa como es la de los Hombres de musgo ¿Por qué no lo explicas aquí? 

-Es muy largo de contar aquí. Digamos que una leyenda surgida al amparo de la Casa Ducal como forma de reafirmación de la Villa en el siglo XVII, una Villa que al fin y al cabo es la capital de los grandes dominios de los Zúñiga, se convierte en verdad hasta la actualidad. Los primeros indicios de la historia surgen de la mano de los cronistas vinculados al linaje. Tal historia decía que en tiempos medievales los guerreros cristianos, para sorprender a los musulmanes que se habían hecho fuertes tras las murallas de Béjar, se vistieron de musgo, ramas y elementos vegetales. Acercándose a la plaza fuerte, consiguieron conquistarla por el pavor infundido a sus enemigos. Esta historieta, casi inocente, fue narrada de generación en generación hasta que el cronista de Béjar, don Juan Muñoz, la reactualizó y publicó en los años 40. E hizo furor. La leyenda ha sido tomada como verdad sin fisuras hasta la actualidad. 

Pero no todo se basa en una leyenda. Sí es cierto que es unos maceros vestidos de musgo salen desde tiempo inmemorial custodiando al alférez de la villa (hoy los concejales de Béjar) que llevaba el pendón durante la procesión del Corpus, de patronato ducal, por cierto. Este elemento propio de la heráldica se ha mantenido con el paso del tiempo hasta la actualidad en la procesión que se celebra año a año y que ha conseguido el título de Fiesta de Interés Turístico Internacional precisamente por este elemento singular. Hay que decir que en la Edad Moderna el Corpus era una maravillosa fiesta barroca en la que, además del hombre de musgo, desfilaban otros elementos propios de la heráldica y la simbología que se fueron perdiendo con el tiempo, no así el hombre o macero revestido de musgo quizá por esa vinculación con Béjar y con su pasado más mítico. 


—¿Qué papel jugó la ciudad en la Guerra de la Independencia? 

-Sin ser un escenario de grandes conflictos bélicos en el sentido de que aquí no se libraron batallas de renombre, sí que Béjar tuvo que sufrir la invasión de las tropas francesas en varias ocasiones y por largos periodos de tiempo. Estamos hablando de oleadas de 3.000 soldados para una población de menos de 10.000 habitantes, a los cuales había que ofrecer pertrechos, comida, caballerías y alojamiento. Al margen de que en agosto de 1809 entraron a sangre y fuego, incendiando viviendas, violando a mujeres, robando objetos de plata, asesinando a frailes y soldados heridos, o destruyendo imágenes sacras.

Sin embargo, creo que esta pregunta me la formulas en otro sentido. Quizá por aquello de que las manufacturas bejaranas siguieron funcionando  a pleno rendimiento durante el conflicto bélico, produciendo no solo para el ejército español, sino también para el francés. Y es que la fabricación de paños era capital para los ejércitos contendientes y no hay que olvidar que desde principios del siglo XVIII el duque de Béjar había conseguido que Felipe firmara, una detrás de otra, contratas de paños para abastecer al ejército, en una costumbre que se mantuvo hasta los años 70 del siglo XX. Tanto los españoles como los franceses pagaban por tales servicios puntualmente por lo que podemos decir que Béjar, en cierto sentido, se vio favorecida por la guerra. Tanto es así que corrió la leyenda, una leyenda recogida por los historiadores positivistas, que las tropas inglesas de Wellington, teniendo envidia de la producción bejarana, habían incendiado nuestros establecimientos fabriles para que no les hiciéramos la competencia. Y esa historia ha sido trasladada hasta la saciedad sin que haya evidencias de que tal cosa sucediera. Al menos en los archivos consultados no he encontrado nada al respecto por lo que dudo mucho de su veracidad. 

—«Béjar, la bella ciudad de los buenos paños» fue un eslogan. ¿Sirve o ya está en desuso?

-Desgraciadamente, y con la deslocalización de la industria textil pañera hacia países asiáticos, desde los años 70 hemos sufrido el cierre en cadena de la mayoría de fábricas bejaranas, hasta tal punto que ahora podemos contar los establecimientos en funcionamiento con los dedos de una mano y todos ellos de pequeño tamaño. Durante muchas décadas nos ha sido imposible desligarnos de ese motor económico y eso nos ha lastrado en cuanto a la esperada recuperación. No podíamos quitarnos de la cabeza que el textil ya no regresaría y los intentos por favorecer la industria lanera, todos ellos infructuosos, ha imposibilitado ese cambio de chip tan necesario para reinventarnos. Espero que no sea tarde porque ha pasado mucho tiempo. Lo curioso es que hemos buscado chivos expiatorios locales para la crisis, un declive que no era nuestro, sino a nivel mundial. Ha faltado pedagogía en ese sentido.

El eslogan, está claro, no sirve. ¿Cuál sería el actual? La verdad es que no lo sé. Quizá todavía lo tengamos que descubrir. Eso sí: podemos mantener la primera parte, “la bella ciudad”, porque lo somos aunque nosotros mismos, los bejaranos, no nos lo creamos. 

—Dime una ciudad para vivir que no sea Béjar. 

-Existen dos ciudades que me gustan por su rica historia, aunque no estoy segura de si me gustaría vivir en ellas. Por un lado, otra ciudad que empieza con la letra B y que tuvo un papel preponderante en el desarrollo industrial textil de España: Barcelona. Por otro lado, una ciudad bella en sí misma, de prados verdes y largas playas: San Sebastián. ¿Para vivir? No creo que pudiera vivir muy lejos de Béjar. 

—Una comida 

-En este sentido soy muy convencional: gambas a la plancha, una paella y un plato de jamón de Guijuelo. 

—Una bebida 

-Pura agua de la Sierra de Béjar. 

—Un escritor 

-Me pones en un compromiso porque no tengo un escritor favorito, sino muchos que cambian, además, con las lecturas que hago en cada momento, incluso varían en función de la edad de uno mismo. En la cúspide pondría a grandes como Galdós, Clarín, Cervantes o Víctor Hugo, pero también Pardo Bazán o Blasco Ibáñez. 

—Un paisaje

-Una panorámica de mi ciudad de Béjar vista desde el paraje próximo de La Centena. 


Se dice que «En Salamanca o das una conferencia o te la dan» en este caso es Béjar que tanto monta. Rigurosa, seria, didáctica, amena, pregonera y cronista fiel de su «Bella ciudad» —que el entrevistador corrobora a pesar de algunas preguntas un pelín tontorronas o capciosas, que la profesora reconduce sin cortes, con sus profesorales respuestas— Carmen Cascón finaliza y sonríe tímidamente a este entrevistador. Este puede asegurar que ya las calles, los rincones, los palacetes, las iglesias e incluso la atmósfera de Béjar ya le parecen distintas,  en un antes y un después de Carmen Cascón. Decididamente, no puede faltar ningún historiador en ningún pueblo por pequeño que sea. Carmen no será Cronista pero es cronista. No será Historiadora de su ciudad pero es su historiadora. Sus dedos están, o lo estarán, manchados de viejos legajos que aún reposan en estanterías o ya en formatos digitales. Carmen Cascón es una apasionada, y de qué manera opina un servidor, después de escucharla y leerla, de Béjar: la esperanza no está perdida. Ahí, rodeada de montañas y castañares resguardada pero nunca oculta —en duermevela— la Ciudad. Gracias, profesora. Gracias por tu sapiencia. Béjar algún día se abrirá por alguna de sus centenarias puertas, con sus secretos, para ti.  

Jose Antonio Bejarano

24.1.22

Entrevista Pedro J. Martin

 Me da a mi que es un escritor hecho a si mismo. A ver, lectura para matar la rutina o el aburrimiento laboral —hay trabajos que lo permiten, incluso que resulta saludable—, pararse a meditar y de pronto decir «y yo no ¿por qué?» y dicho y hecho a recuperar lo leido, lo vivido, lo imaginado, lo aprendido, lo autodocumentado y ya tenemos a este lector convertido en un escritor. Y parece que apuntó, apunta y sigue apuntando muy, muy buenas maneras.

Para colmo no se conforma con escribir, sino que completa el círculo de la Literatura también editando. Yo opino que no hay quien dé más. Y él, imagino, lo corroborará en esta modesta entrevista que no ahonda en el personaje ni en sus obras sino que procura y pretende poco más que dar a conocer a quienes tienen algo que decir, ya que salvo excepciones este entrevistador osa preguntar sin leer a los entrevistados/as pero él —entrevistador, curioso— es así. 

Eso sí, esta entrevista —me presenté en su domicilio de manera informal a la hora más intempestiva como es la de la comida guardando las medidas sanitarias pertinentes— fue precedida de una tapa cocinada por Pedro J. Martín, una exquisita caldereta de pescado con patatas a la que claro, me invitó. Desde que la retiró del fuego hasta que la sirvió en su punto, nos dio tiempo, más que a entrevistarlo, a charlar con él de forma distendida. Él ayuda a ello.



—Siempre comienzo invitando a presentarse. Ya sé que tienes hasta web pero descríbete aquí y ahora. 

-Pues soy Pedro J. Martín. Una persona que tiempo atrás encontró en la literatura su tabla de salvación, un bálsamo que lo ayudaba por entonces a resistir contra la tediosa soledad impuesta por un trabajo que lo mantenía alejado de su tierra por largas temporadas. Después vino la escritura, sin presentarse ni ser llamada, y desde entonces (año 2013) aquí seguimos caminando de su mano.

—Te veo cocinando y a un servidor le viene a la mente una editorial. Lugar donde se prepara un plato principal que entra y se adorna, se quita cualquier desperfecto, y finalmente se pone en bandeja listo para degustar: esto es, un taco de folios escritos, entra a la editorial y sale un libro precioso ¿Vale «cocina» como metáfora de editorial o es una chorrada de este servidor? 

-Pues no me había dado nunca por comparar la cocina con la edición o creación de un libro, pero visto del modo que lo planteas sí que se cuecen demasiadas similitudes entre la buena mesa y la literatura. De todos modos, tanto en la cocina como en el mundo editorial, tan solo soy un aprendiz, alguien que disfruta con lo que hace y que intenta mejorar y aprender cada día con trabajo, dedicación y mucho esfuerzo.

[En la cocina este entrevistador puede dar fe de que Pedro parece, es, un muy aceptable cocinero]

—¿Qué te gusta más, escribir o editar? 

-Te mentiría si te dijera que editar me gusta más que escribir. Y me considero una persona demasiado sincera para mentirte. Amo escribir y sueño cada día de mi vida con vivir de ello, lo que pasa es que cuando uno lleva unos cuantos libros escritos y publicados, al mismo tiempo que vas cumpliendo años, te das cuenta de que esto es como el fútbol, al final sabes que a la cima solo llegan unos pocos, y uno, pues se conforma con seguir escribiendo para una minoría, familiares, amigos y poco más. Lo de editar es para mí una experiencia nueva que estoy descubriendo y que me está resultando un tanto agridulce. Me explico. Por un lado, está la enorme satisfacción que uno siente al poder ayudar a los autores, esos escritores que experimentan la gran alegría de ver su novela publicada, la presentación de su libro, los primeros lectores de sus obras, las reseñas positivas que aparecen en redes, los escaparates de las librerías donde hay un hueco para su novela. Esa es una sensación muy gratificante y hermosa para mí. Por otro lado, te das cuenta de lo solo que estás en un proyecto de esta envergadura, sobre todo porque meses después de haber empezado este proyecto y de haber publicado varios libros ves que siguen sin llegar las ansiadas ayudas, tanto públicas como privadas, del mismo modo que ves que las distribuidoras, por ejemplo, no te lo ponen nada fácil. Y en esas seguimos.

—Muy centrada en Huelva tu obra literaria, ¿te da miedo asomarte al exterior? 
-Para nada. Esta novela está ambientada en Huelva porque así lo requería el guion. En El llanto del druida, la novela anterior a esta y que es la primera parte de esta trilogía, la trama transcurre por completo en un sitio que apenas visité de pasada como es Taramundi, en Asturias. Disfruto mucho con los retos.

—No me digas la última que es demasiado 'policorrecto' ¿Cuál es tu obra favorita, querida, mimada, el libro de tus ojos y manos? 

― Pues no tengo un libro de cabecera. Pero si me tuviese que quedar con alguno sería con Los pilares de la tierra, porque es el libro que me hizo subirme al tren de la literatura, o Ensayo sobre la ceguera, básicamente porque en él descubrí a mi autor preferido.


—«Todas la muertes de la calle Rábida» es tu última, véndenosla si te atreves. 

-Pues sinceramente, creo que Todas las muertes de la calle Rábida es una novela muy amena y ágil de leer, sin florituras literarias, que te atrapa desde la primera página y, donde el final, al igual que pasa en mi anterior novela, te sorprenderá para bien. Si te gusta el género negro, del estilo de Allan Poe, creo que esta novela te gustará. Además, está el diseño de la cubierta, obra del también onubense Domingo Carrasco, y que para mi gusto es una auténtica obra de arte.

[Pues pregonada y publicitada queda]


—Este entrevistador ha descubierto que hemos sido contrincantes «cúpricos». Hablando en plata, este entrevistador se dejó las pestañas documentándose en un par de obras presentadas con el sueño de ser finalista entre veinte obras, eso sí, se lo pasó como un enano (perdón) escribiéndolas. No lo consiguió y díjose nunca más concursos a pesar de que ganó uno —alejado de cobres— con lo primero que escribió, algo así como la casualidad y el toque de flauta. ¿Los concursos son como loterías o tienen su porqué? 

-Seamos claros. Los concursos tienen su función dentro del mundo literario. Lógicamente no se pueden meter a todos en el saco, pero ya muchas editoriales los emplean para captar autores y obras de reconocido prestigio, y para muestra un planeta… perdón, un botón quería decir.

—«Este es un libro atípico, incatalogable, un ramillete de historias contadas a la manera de cada uno de sus autores. La visión de dos mentes antagónicas.» Se trata de Dualidad. ¿Qué opinas de tres señores muy señoreados tras una dama que les mola? ¿No es un pelín fraudulento ese abuso de seudónimos? Y ya de paso, vende Dualidad que a mi me mola más.

[Nos reímos con el divertimento ya que nos mola a ambos mientras comenzamos el sabroso y oloroso «condumio» cocinado por Pedro]

-Esto va un poco en relación con la pregunta anterior. Tan solo hay que mirar quiénes han sido los vencedores de ese reconocido premio literario en los últimos años. Personalmente, y siguiendo con mi sinceridad, empecé a leer un libro de Mola al cubo y no fui capaz de terminarlo. Eso no quiere decir nada, a lo mejor es que yo soy un pésimo lector, pero lo que creo es que habría que leer con más criterio, sin fijarnos tanto en lo que nos meten por los ojos, simplemente tener la personalidad para coger un libro, ojearlo sin fijarnos en el autor/a y decidir por nosotros mismo si es bueno o no. Lo de los pseudónimos es una cosa un tanto absurda, trucos de márquetin que mi escasa inteligencia no alcanza a entender.

Y en cuanto a Dualidad, pues este es un libro que apenas fue leído, pero al que yo le tengo un especial cariño, ya que está escrito a cuatro manos junto a mi compañera de vida. En él hay relatos, reflexiones de vida, poemas y escritos dedicados a personas que queremos y que ya no están entre nosotros. Además puedes encontrar unas ilustraciones maravillosas creadas por mi amigo y artista Domingo Carrasco.

—Dinos algo sobre tu editorial y si no hay que estar algo loco para meterse en esas aventuras. ¿A qué huele, a tinta, a papel, a imprenta de toda la vida?

-Pues sí que es una locura, pero qué sería de la vida sin esa esencia a enajenación literaria que uno siente. Cosecha Negra Ediciones huele a sangre y a crimen, ya que es una editorial enfocada solo al género negro, huele a editorial de las de toda la vida, nada de coedición ni engaños de esos, huele a oportunidad para aquellos que creen que sus manuscritos nunca serán publicados, a hacer las cosas bien o, al menos, a morir en el intento, huele a cambio, a hacer ver que hay otro modo posible de edición, y huele a ambición por querer llegar lejos con este sello literario. Pero vamos, que a lo que más huele es a locura.

[Ríe Pedro con una pizca, me parece, de ajuste de cuentas que para eso es escritor de intriga]


—A mi no me importa comprar un libro rodeado de patatas fritas o de yogures en un hipermercado. Las librerías ¿corren peligro o puede ocurrir como a los cines? 

-Las librerías, como casi todo, tienen que asumir los cambios y adaptarse a los tiempos que corren. Está claro que ahora se vende más por internet, de ahí que puede que las que peor lo pasen sean las que no quieran o no puedan seguir esa corriente. De todos modos, siempre quedaremos románticos, de esos a los que nos gusta acudir a una librería y saborear un libro entre sus manos.

—Acabando ya, ¿qué te ha parecido la entrevista?

-Pues no es que me hayan entrevistado demasiado en mi vida pero me han gustado mucho tus preguntas, sobre todo porque me han hecho hablar claro y decir lo que pienso. Lo he pasado bien.

[A cambio del piropo tan grato, el entrevistador se hace lenguas de la buenísima ración de pescado con patatas]

—Confiesa un amor y un odio. 

-Un amor: Los libros, viajar, la buena mesa, soñar despierto, mi compañera de vida, mis hijos, el recuerdo de mi padre… Imposible nombrar uno solo.

Un odio: Más que un odio una frustración. No poder vivir de lo que realmente me gusta hacer… por ahora.

—¿Actualmente, qué estás tramando, urdiendo, como escritor de género negro? 

-Tramo demasiadas cosas para tan solo 24 horas que tiene el día. En los próximos tres meses editaré seis novelas, mientras voy promocionando otras tantas y mientras saco un jornal digno en otro trabajo que nada tiene que ver con todo esto pero que me paga las facturas y los libros que se van imprimiendo. Y entre tanto voy preparando la tercera parte de mi trilogía de género negro, que espero llegue para el próximo año.

—Por último, si este entrevistador escribe alguna vez algo, ¿lo leerías y lo publicarías... o hay que tener un nombre en el mundillo literario. 

-Diego Martín y Olivia Rozas son dos autores a los que le voy a publicar sus primeras obras literarias. José Francisco Alonso editó conmigo su ópera prima «Pisto a la bilbaína», que por cierto está siendo un éxito. Creo que con eso contesto tu pregunta. No miro nombres, miro la calidad literaria. Siempre que sea del género que edito por qué no iba a publicarla.

[Ahí lo lleva el entrevistador, el microzasca digo]


—Acabo. Di un color que no sea el gris o el de la esperanza como indica el título de una de tus novelas

 -Amarillo de siempre. Y el número trece. Así me va.

[Ríe Pedro J. Martín, supongo que asombrado de la ingeniosa pregunta de los colores]

—Una comida que no sea caldereta de pescado 

-Potaje lebaniego, pote asturiano, un buen puchero. Tampoco sabría decirte una solo.

—Una bebida que no sea ni blanco ni tinto 

-No me gusta el vino y no suelo beber alcohol. Coca-cola.

[Y para mostrar sus aficiones, que son las mías, regamos con Cocacola la comida]

—Un autor que no seas tú  

-Nunca me elegiría. Me considero demasiado autocrítico. José Saramago.

—Gracias mil 

-Gracias a ti por tu entrevista.

Lo dicho, no he leido sus libros aunque me aconseja «El color gris de la esperanza» novela histórica ambientada en la Huelva de 1755; pero sí he probado su caldereta de buen pescado donde pude adivinar la lubina, el rape, algo de anchova y dorada de la costa de Huelva, tan cercana. Que se note, ¡y vaya si se notó! Salgo a media tarde cayendo el sol sobre la mar. Yo creo que le queda mucho y bueno por decir a Pedro J. Martín, editor y escritor.

Repito, gracias mil y buena suerte. Y buen provecho.


14.1.22

Forense, desde «el otro lado»


No hay presentaciones que valgan. Habla, y de qué manera, un médico forense. Ni más ni menos. Leamos y aprendamos qué hay en la trastienda, al «otro lado».

—Date a conocer personalmente para los miembros de El pincel de bambú.

-Soy Manuel López Alcaraz, Médico Forense de Carrera actualmente ejerciendo en Córdoba. Me resulta muy grato poder participar en esta entrevista ofrecida por José Antonio.
—¿Qué es el IML?
-El IML es el acrónimo de Instituto de Medicina Legal, la estructura de funcionamiento que el reglamento de los Médicos Forense establece por primera vez por Real Decreto de 1996 y que progresivamente se ha ido implantando en todas las Comunidades Autónomas. En Andalucía, donde yo ejerzo, están funcionando desde 2004, siendo de las primeras Comunidades en ejecutar estructural y funcionalmente, su inclusión como organismo judicial competente. Actualmente se conocen como Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses (IMLCF), dando nominalmente inclusión a otras tantas profesiones que dan servicio a los juzgados, como Psicólogos y Trabajadores Sociales. 
—¿Qué es un forense?
-El término forense no es exclusivo del médico, aunque suele asociarse con su figura, dado que es la profesión que clásicamente ha tenido un mayor y estrecho vínculo con la justicia. Alude al Foro romano, donde para ejecutar e impartir justicia, los jueces debían nutrirse del leal saber y entender de profesionales ajenos a la justicia que, por sus particulares conocimientos, podían arrojar luz sobre cuestiones de índole técnico. Así pues, el Médico Forense es aquel que debe auxiliar al juzgado para resolver toda cuestión que requiera un conocimiento médico, siendo las áreas específicas de conocimiento de mayor relevancia en su vínculo con la justicia la Traumatología (valoración del daño corporal, mecanismo de producción de lesiones, etc), Medicina del Trabajo (valoración de incapacidades y de grados de minusvalía), la Psiquiatría (capacidad de responsabilidad penal, valoración del daño psíquico, incapacidades civiles, internamientos psiquiátricos involuntarios, capacidad de declaración y/o de conocer el sentido de la pena, etc), la Ginecología (valoración en el caso de agresiones sexuales) y la Anatomía Patológica (autopsia judicial y todo lo que conlleva).
—Sé de qué trató tu tesis doctoral. ¿Sigue teniendo validez? ¿y futuro?
-Mi tesis doctoral, que fue leída en el año 2012, trató sobre Determinación de edad y sexo por medio de técnicas de imagen, utilizando para ello el histograma de las imágenes extraídas de TACs (el histograma de una imagen es una gráfica que indica la distribución de los diferentes niveles de gris observados en una imagen en blanco y negro) basándose en la premisa de que, si ciertas estructuras óseas modifican con el paso de los años su estructura y morfología de manera tal que puede relacionarse directamente tanto con la edad como con el sexo, ¿por qué no habría ello de quedar reflejado en una imagen? No en vano, el ojo humano es tan sólo capaz de distinguir entre dieciseis niveles de gris, mientras que una imagen de tan sólo ocho bits de calidad discrimina hasta 256 niveles diferentes. Validez tiene, y futuro mucho, pues es el primer trabajo que plantea la posibilidad de analizar por medio de imagen la ultraestructura tisular, que hasta el momento sólo puede ser analizada por medio de estudio microscópico, lo que aumentaría notablemente las opciones de valided de la virtopsia o autopsia virtual que, a mi juicio y el juicio de muchos compañeros de la rama a todo lo largo y ancho del planeta, es el futuro.
—¿Cuándo actúa un forense?
La actividad de un Médico Forense puede delimitarse en dos modalidades de trabajo claramente diferenciadas: De un lado la actuación de Guardia (hay especialidades médicas en que puedes optar por hacer guardias o no, sin embargo en la Medicina Forense el ejercicio de guardia está íntimamente ligado —y reglamentado— a la profesión) y de otro lado el trabajo programado en uno de los dos servicios que tiene estructuralmente organizados los IMLCF. Durante la guardia atendemos todo aquello que requiera atención judicial urgente (levantamientos de cadáver, agresiones sexuales, valoración de lesiones en cierto tipo de procedimientos urgentes, estado mental de detenidos y/o perjudicados, valoración de riesgo de violencia de género). Durante la actividad programada de consulta en el Servicio de Clínica se atienden aquellos casos no urgentes y que requieren valoración más pormenorizadas, pudiendo incluso necesitar varias citaciones hasta la emisión del informe final. En el Servicio de Patología se realizan las autopsias judiciales, para determinar la causa y circunstancias de una muerte violenta o sospechoso de criminalidad.

—¿Cómo se data un fallecimiento?
-La data del fallecimiento es probablemente la determinación más compleja de cuantas han de realizarse ante un cadáver, por las grandes variaciones a las que se ve sometidas tanto por factores ambientales (temperatura, humedad, grado de aireación, características del lugar del fallecimiento, interferencia de fauna externa, etc) como por factores personales (causa de muerte, presencia o no de patologías previas, fisonomía, nivel de hidratación, etc). A grandes rasgos, los factores que principalmente analizamos para establecer el cronotanatodiagnóstico, como técnicamente se le denomina, son, poniendo en común todos ellos:
  1. La temperatura corporal, medida a nivel rectal o mediante punción en el hígado (muy en desuso porque implica manipular en exceso el cadáver), comparándola con la ambiental.
  2. La rigidez cadavérica, o la contracción muscular que aparece tras la muerte. 
  3. Las livideces cadavéricas, debido al acúmulo de sangre en las zonas declives del cuerpo al quedar la sangre expuesta al influjo de la gravedad una vez se pierde el tono vascular y la acción cardíaca de bombeo de la sangre. Las livideces se van fijando progresivamente con el tiempo hasta quedar completamente fijas. 
  4. La deshidratación cadavérica, debida a la pérdida de líquido progresiva del cadáver, observable mediante desecación en partes acras (dedos de pies y manos y labios), pérdida de la turgencia ocular, la presencia de enturbiamiento corneal (adquisición de cierto tono blanquecino de la superficie ocular) o la llamada mancha de Sommer-Larcher, debido al adelgazamiento de la capa esclerótica ocular y que se observa como una mancha parduzca a ambos lados de la córnea.
  5. Y los fenómenos destructores del cadáver, que son la autolisis y la putrefacción. La autolisis es el deterioro derivado de la muerte celular, al liberarse las encimas líticas (destructoras) intracelulares. La putrefacción por otro lado deriva del sobrecrecimiento de la flora intrínseca bacteriana, al desaparecer el control de las defensas celulares.
—¿Qué llevas en tu maletín de forense de guardia?
-Llevamos material técnico para el reconocimiento y examen del cadáver así como documental, para registrar los hallazgos observados y comunicarlos al servicio de patología forense en caso de que sea remitido, así como las pertinentes autorizaciones de traslado de cadáver.
Como material técnico llevamos botes para recogida de muestras si lo consideramos oportuno, jeringuillas y agujas, tubos vacutainer con fluoruro de sodio para determinación toxicológica en sangre, hisopos secos, bolsas de autosellado, termómetro eléctrico, guantes de látex, luz de Wood (ultravioleta), EPI completo por si hiciera falta, pinzas y tijeras.
Como material documental, protocolo oficial de levantamiento de cadáver, sobres, documentos de autorización de traslado del cadáver a las dependencias del servicio de patología forense, documento de autorización de realización de autopsia judicial y precinto para el sudario (el precinto es facilitado por el equipo de traslado del cadáver, pero registrado por nosotros).
—¿Cuál es tu papel en el escenario de una muerte poco clara?
-Nosotros trabajamos codo con codo con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en el análisis de una escena, en concreto con el equipo de policía judicial. Tan importante es, que el levantamiento de cadáver se considera la primera parte de una autopsia judicial. Así como la policía se encarga de procesar el escenario, nosotros nos encargamos de poner en relación los hallazgos sobre cadáver con la propia escena.
Procedemos, junto con la policía judicial, a recabar los datos que nos faciliten conocer la identidad de la víctima, entrevistar a testigos de los hechos o personas que conocieran a la víctima para recabar información que resulte de utilidad, observar la presencia o no de lesiones de características traumáticas y ponerlas en relación con el entorno, con cuidado de no manipular en exceso el cadáver para no interferir con la autopsia posterior, recoger información sobre la vestimenta y objetos personales que presente, recoger muestras si se considerara oportuno (fauna cadavérica, muestras para estudio toxicológico, agua del lugar de sumersión en caso de ahogamiento, lazo de ahorcadura/estrangulación en su caso, etc) y recabar los datos anteriormente mencionados para tratar de determinar la data del fallecimiento.
—¿Cuándo se practica una autopsia?
-La autopsia se practica por orden judicial en todos los casos de muerte violenta o sospechosa de criminalidad. Dentro de las muertes violentas, las tres etiologías médico-legales en que se clasifican son la accidental, la suicida y la homicida. Las muertes súbitas, aunque por lo general se traten de muertes naturales, entrarían en el calificativo jurídico de muerte sospechosa de criminalidad. Debe mencionarse que es una realidad que muchas muertes claramente naturales se acaban judicializando por ausencia de certificado de defunción por parte de los médicos intervinientes, justificándolo por el hecho de haber fallecido fuera del entorno hospitalario, por apreciar hallazgos postmortales que confundan con lesiones, ignorancia del facultativo sobre sus funciones en cuanto a certificación e incluso desidia. Sea como fuere, es una realidad el hecho de que muchas muertes naturales pasan por nuestras manos, pero lejos de suponer un inconveniente, yo particularmente gusto de opinar que, precisamente por ello, tenemos y nos debemos a una responsabilidad social en el ámbito de la salud pública, hasta el punto de que he llegado a identificar patologías de relevancia genética para la progenie de la víctima y éstos han podido tomar las medidas oportunas de vigilancia y control de su salud para prevenir y tratar a tiempo ciertas dolencias.
—¿Cuántas autopsias has practicado?
-Cerca de 1300 autopsias desde que iniciara mi ejercicio profesional.
—Describe la secuencia de una autopsia
-Como dije anteriormente, ésta comienza en el levantamiento del cadáver, debiendo además dejar registro fotográfico de cuanto se haga en todo momento. Una vez en la sala de autopsias, se comprueba la integridad del precinto y se abre el sudario, en cuyo interior, protegido por una bolsa estanca, debe estar el protocolo de levantamiento y el documento de autorización de la autopsia judicial. Se repasa la documentación para conocer los pormenores de los hallazgos de levantamiento y así anticipar el abordaje autópsico a desarrollar. Si fuera necesario, se contactará antes de realizar la autopsia con la policía judicial para conocer detalles de relevancia sobre la escena y los hechos.
Si se considera oportuno y antes de seguir con el cadáver, se realiza examen radiológico.
Posteriormente se analizan y registran las ropas y objetos personales antes de su retirada. Si se considera oportuno, se envían para análisis al laboratorio para indicios; si no, las ropas de desechan como material de potencial riesgo biológico y los objetos personales, una vez adecentados, se guardan en bolsa sellada para hacer entrega de ellos a los familiares o, en caso de no acudir, al juzgado responsable.
Posteriormente se continúa con el examen externo, para observar hallazgos de relevancia clínica sobre el cadáver, lesiones y sus características y, si fuera necesario, recoger datos particulares que pudieran ayudar a la identificación en caso de no estar identificado (rasgos fisonómicas, cicatrices, tatuajes, piercings, etc). De todo ello se debe dejar constancia fotográfico, tanto de la presencia de hallazgos como de la ausencia de los mismos.
A continuación se procede con la apertura del cadáver que, en condiciones habituales, consiste en la apertura y examen sistemático de las tres cavidades principales, cráneo, tórax y abdomen, con la pertinente extracción y examen individualizado de las vísceras y sus relaciones anatómicas.
Hay otro tipo de exámenes que se realizan en condiciones particulares, según la causa y circunstancias del fallecimiento. Por ejemplo, en caso de homicidio se realiza un «peel-off» o examen completo del plano subcutáneo, para determinar presencia de lesiones no apreciables al examen externo y que nos permitan inferir una eventual interacción víctima-agresor/es; en caso de una muerte por tromboembolismo pulmonar, se trata de identificar el foco de procedencia del émbolo, habitualmente localizado en trombos venosos de miembro inferiores, debiendo estudiar el árbol vascular venoso profundo de éstos.
—¿Cuáles especialidades conforman la Medicina Legal?
-La M.L. es una especialidad en sí misma. Es más, recientemente ha sido aprobado por reglamento el nuevo proceso de acceso a la misma a través de la vía MIR (hasta ahora y hasta que salga la primera promoción de residentes MIR dentro de cuatro años se seguirá accediendo por oposición clase A de justicia, la misma categoría que jueces, fiscales y letrados de la Administración de Justicia, antes conocidos como secretarios judiciales). Internamente, hay sin embargo una tendencia creciente que parte de los intereses particulares de cada Médico forense en ejercicio, de haberse ido formando y subespecializándose en Clínica Forense, Patología Forense, Psiquiatría Forense y Violencia de Género.
 —¿Cómo ha cambiado la Medicina forense en los últimos tiempos?
-La Medicina Forense dio un giro radical desde que en Estados Unidos se publicaran las llamadas guías Daubert, tras el caso «Daubert vs Merrel Dow farmaceuticals». No viene al caso los pormenores del litigio, pero pusieron de relieve la necesidad de informar con solvencia y suficiencia científica, alejándose de la clásica figura totipotente del forense que llegaba a sala y podía decir lo que quisiera sin siquiera despeinarse (por supuesto, el perito de la parte contraria, decía lo contrario sin tampoco despeinarse). Ello se ha traducido en una basta producción científica desde entonces que ha nutrido de calado investigador todo nuestro ejercicio cotidiano, lo que a efectos prácticos se ha visto reflejado en la actual organización de las estructuras de funcionamiento médico legal y las anteriormente mencionadas tendencias a la especialización que, en unos años, probablemente pasen de ser iniciativas particulares a una realidad formativa y ejecutiva. Porque no se puede saber de todo.
—¿Quién, puestos a suponer, miente o provoca equívocos, un paciente vivo o uno fallecido?
-Sin duda el vivo. No vas a encontrar a nadie más sincero que un cadáver.
—¿Los muertos tendidos en una mesa de autopsias hablan?
-Por los codos. Sólo hay que saber escucharles.
—¿Existe el crimen perfecto o es difícil que se vayan de rositas los asesinos?
-Me tienta ser efectista y reproducir la clásica afirmación de que no hay crimen perfecto sino investigación mal realizada, propia del entender romántico heredado desde las obras de Doyle y Christie, pero no voy a caer en ello... Sí, pienso que con la adecuada dosis de inteligencia, psicopatía y suerte, puede ser perpetrado el crimen perfecto.
—¿Un muerto es una persona o es, simplemente, un «objeto» inanimado de estudio?
-Difícil cuestión cuando entronca con aspectos religiosos, legales, personales y emocionales. En nuestra profesión hablamos a menudo de lo fácil (y necesario muchas veces) que resulta "cosificar" al cadáver, lo que por otro lado facilita el hecho de no involucrarnos personalmente en los casos. Ello resulta difícil sin embargo cuando quien está sobre la mesa de acero inoxidable es alguien que conoces o sobre quien proyectas (nótese el "quien" en la sentencia). Nosotros tratamos de actuar con el cadáver con el mayor respecto posible y, si tenía oportunidad, procuraba realizar la autopsia con música de fondo (necesito música para realizar una autopsia) que evocara de alguna manera algo relacionado con el cadáver, expresiones simbólicas todas ellas, cuanto menos del respeto a quien pudo seguir siendo y no fue. Legalmente, a los cadáveres se les puede mentar sin el formulismo D. o Dña. que precede a su nombre, lo que les despoja de su condición de persona. Personalmente, creo que el sentir general es de entenderles como personas.
—Una escritora de novela negra, María Laso, amiga mía, quiere saber si el suicidio es más o menos complejo de confirmar que un homicidio o asesinato.
-De hecho, es casi más complejo, dado que el homicidio o asesinato suele contar en la mayoría de casos con una escena que ofrezca pocas dudas de la etiología médico-legal. El suicidio es intimista en su naturaleza. Salvo que la escena del suicidio muestre ciertas características rituales (elementos del entorno que muestren el espacio emocional de la víctima como notas de despedida, fotografías, nota de últimas voluntades, repartición de patrimonio, altares improvisados, etc), en ocasiones nos encontramos con una total ausencia de información, situación en que hemos de nutrirnos de toda información externa que nos permita arrojar luz sobre los hechos, especialmente cuando se trata de suicidios «en cortocircuito» (consecuencia de algún evento vivencial especialmente estresante que desemboque en una rápida resolución del conflicto afectivo-emocional por medio de una conducta autolesiva escasamente elaborada): antecedentes psiquiátricos en la esfera afectiva, intentos previos de autolisis, verbalizaciones de suicidio a personas cercanas, conocimiento de situación financiera reciente compleja, etc. En varias ocasiones, ante la existencia de dudas sobre la etiología médico-legal, hemos llegado a realizar una autopsia psicológica, con el inconveniente que ello tiene de que el psicólogo que la lleve a cabo tiene que tener una sólida formación. La autopsia psicológica consiste en realizar entrevistas del entorno social de la víctima de tipo concéntrico, es decir, comenzando por la familia más directa y, según la información que éstos vayan facilitando, ir ampliando en consecuencia el árbol relacional de la víctima, con el fin de poder así elaborar un perfil psicobiográfico que permita inferir o no la compatibilidad del suicidio.
—La misma escritora me pide que te pregunte ¿cómo se sabe si ha sido por envenenamiento una muerte? ¿Cuáles sustancias se suelen utilizar para envenenar? 
-En una autopsia judicial se realiza por sistema un estudio toxicológico. Hoy día con las técnicas de cromatografía es difícil que una sustancia pase desapercibida, aunque siempre resulta de utilidad si al toxicólogo se le facilita una sustancia sospechosa. El envenenamiento es hoy día complicado de perpetrar porque para empezar el autor debe estar muy seguro de que la sustancia en cuestión vaya a provocar la muerte a la víctima, hecho complicado y que, de ser fallido, suele apuntar con facilidad al foco de origen. Lo más habitual hoy día es, que una vez note la víctima cualquier distorsión en su estado de salud, haga uso de los servicios asistenciales emergentes que hoy día suelen ser eficaces en el manejo de intoxicaciones. No obstante, pese a todo, se hace uso de algunas sustancias para ello, en un país como el nuestro que, además, es especialmente rico en plantas tóxicas. Aunque tenemos mucha belladona en la Península, no se reportan desde hace muchos años casos de intoxicación por ella, pero sí se conocen sin embargo casos, especialmente en el norte, de intoxicaciones homicidas con la hoja del tejo, un cardiotóxico especialmente potente. La sustancias sin embargo más frecuentemente utilizadas con fines homicidas son la metadona y las benzodiacepinas (que juntas además suponen un cóctel especialmente letal).
—No te pido que te refieras a ningún caso en concreto. Pero me gustaría saber de cuál trabajo forense te sientes más satisfecho.
-Tengo uno muy claro. Se trata de una mujer polaca, conocida en los juzgados por estar involucrada con frecuencia en casos de agresiones sexuales, nunca con agresor conocido. Vivía en condiciones de marginalidad y no tenía a nadie cercano. Muy linda. Lo único que buscaba era contacto con alguien, sentirse parte de una sociedad que la había dejado de lado y parece que en los juzgados consiguió la atención que en ningún otro lado le brindaban. 
Apareció fallecida y en avanzado estado de descomposición, siendo calificada su muerte de natural por todos quienes asistieron a la inspección ocular. En la autopsia se descubrió que fue violada y estrangulada. Finalmente se detuvo al autor, un depredador sexual que guardaba prendas íntimas de sus víctimas en un cajón como trofeos. De ella nunca se oirá nada en los medios, porque a nadie salvo a nosotros, le importó nunca el caso.
—¿Se siente la presión ante los casos mediáticos en los que has participado? ¿Hasta qué punto te afecta la presión?
-Se siente mucho la presión. La política y las altas instancias administrativas conocen muy bien los entresijos del control y del poder y para ello se procura posicionar a mandos medios que hagan de enlace directo con ellos y sus intereses, especialmente cuando ven sus puestos resentirse. Se ha ido notando de manera creciente conforme la información vuela por las redes sociales de manera descontrolada, interesada, tergiversada, malinterpretada y manipulada. El clímax del despropósito lo viví con el caso de Laura Luelmo. Luego vino el SARS-CoV2 y aparecieron otras víctimas a quienes vapulear. Al final el tiempo, tras el trabajo bien hecho por parte de todos quienes participamos, nos dio la razón. 
—Me han informado de que tienes un reconocimiento de la UCO. ¿Podrías explicarnos si por algún caso en especial?
-Sí, por la mutua colaboración en el caso del doble crimen de Almonte. Trabajamos conjuntamente con muy buena sintonía. Aprovecho para manifestar mi profunda admiración por los profesionales de la UCO (Unidad Central Operativa) y el equipo de policía judicial de la Guardia Civil, con muchos de los cuales tengo franca relación de amistad, más allá de lo profesional.
—¿Cómo actúa la medicina forense en los casos de violencia sexual? ¿Son frecuentes los casos de este tipo en que interviene el forense?
-Siempre que hay un caso de violencia sexual, se nos da aviso. Para ello, hay en Andalucía arbitrados protocolos de actuación conjunta entre Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, así como con los servicios de urgencias pediátricas y ginecológicas (según el caso, son atendidos por unos u otros) de los centros hospitalarios de referencia, donde acudimos nosotros para hacer asistencia integral junto con la intervención asistencial, para victimizar lo menos posible. Al margen de las actuaciones propiamente asistenciales ejecutadas por el personal facultativo del centro sanitario (anticoncepción, asistencia por lesiones, determinación y prevención de Enfermedades Trasmisión Sexual, etc), nosotros recabamos inicialmente información de los hechos y, de considerarlo oportuno, recogemos muestras para análisis toxicológico, biológico (detección de semen e individualización genética) y/o criminalístico (prendas, objetos personales, etc), al margen de valorar desde un punto de vista Médico-Legal, las lesiones sufridas. El único supuesto en que nos cuidamos mucho de preguntar lo menos posible es en el caso de los menores de edad, pues ello interfiere en gran medida con las técnicas de credibilidad del testimonio desarrolladas por los psicólogos forenses formados en dicha materia.
—¿Te acostumbras a la muerte? ¿Qué es la muerte y cuando se considera la muerte de una persona a efectos legales?
-Sí, a la muerte te acostumbras. A lo que no te acostumbras es al dolor y al sufrimiento que deja detrás. 
La muerte es el cese irreversible e irrecuperable de las funciones vitales. A efectos legales basta con la determinación clínica del cese de las mismas para establecerla. Es para ello, aparte de la exploración clínica oportuna con la ausencia de signos vitales (respiración, pulso y latido cardíaco), necesaria la realización de un electrocardiograma (EKG) que confirme la ausencia de latido cardíaco. En el caso de que existan fenómenos cadavéricos instaurados (los anteriormente comentados para la determinación de la data del fallecimiento), ni siquiera se requiere EKG. El supuesto que requiere una regulación legal más específica es sin embargo el de la muerte cerebral, entendiendo tal como la ausencia de actividad cerebral irreversible, pese a que el tono vascular y función cardíaca persistan, debiendo ser ésta corroborada clínicamente por un neurólogo que habrá adicionalmente de realizar un electroencefalograma para reconfirmarla.
—Para acabar con un tono distendido, dime:
—Un color
-EL verde
—Una comida
-La paella
—Una bebida
-El gin-tonic
—Un paisaje
-El cielo estrellado
—Una afición
-Los juegos de mesa
No hay más preguntas. Gracias por la lección magistral, Dr. López Alcaraz. Gracias por tu profesionalidad al servicio de la sociedad.
¡Gracias, Manu!

Telepúfo

El subministro sonreía mirando desde su despacho. Por fin se iba a ganar el favor del Ministro 1 presentando el encargo del jefe corregido ...