Clyde gritaba a las fuerzas federales que lo acusaban mientras trataba de desasirse mientras su bella mujer, vistiendo ricos modelos de "armanicosanostra" gimoteaba en un rincón.
-Semos gente honrá -Bonnie no podía creer que a ellos les estuviera ocurriendo lo impensable. Tenían comprada a toda la peña de Chicago y ahora querían engrilletarlos, a ellos, gente honrada a más no poder.
Por las calles de Chicago ululaban las sirenas policiales mientras la parejita gimoteaba en una esquina rodeada de policías del efebei. Aquello era una escena de cine negro, bien negro...
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