29.7.22

Paseo por España

Mi "paseo" por España no tiene ningún valor sociológico pero me ha formado una ligera idea de cómo está esta piel de toro que he recorrido por su parte más exterior. Andalucía es geográficamente, inmensa y sus tierras son muy fértiles, desde Huelva con sus marismas, pasando por las playas gaditanas hasta el desierto de pelis del oeste de Almería -con sus gentes medio andaluzas- y sus plásticos. Murcia es una región fértil necesitada de aguas que se le escatima desde regiones aledañas. La Comunidad Valenciana desde Alicante hasta Castellón pasando por su joya Valencia de turistas y Artes y Ciencias. Valencia de naranjales, Castellón de recuerdos y costas del Cid. Catalunya, repleta de lazos amarillos y de matrículas con la E velada, disimulada en muchos coches. Catalanes que no quieren ser españoles como el jubilata con su lazo amarillo mientras percibe su pension española, y catalanes que no quieren renunciar a su españolidad como ese Rincón sevillano de la playa gerundense sonando desaforadamente sevillanas y olés para conseguir que media playa mire. Es una resistencia contra otra resistencia. Castellano y catalán. Charla con camarero en busca de su opinión y contesta con su media sonrisa negando con la cabeza: elocuencia se llama eso. Aragón tierra reina pirenaica, con una hermosa provincia -Huesca- de inviernos y de veranos, pero también de transición. Reino de Navarra antiguo, Pamplona y toros, y castellano y euskera. Pais vasco, Euskadi, Vascongadas, dificil definir una tierra hermosa como pocas. Valles, caseríos escondidos, bosques, carreeras sinuosas, matrículas con la E disimulada. Playas preciosas, carteles y pancartas con nombres de asesinos pidiendo su libertad. Nadie mira ni se inmuta. Un grupo de niños habla su lengua eusquérica y uno duda de si serán capaces de comunicarse en la lengua común con otros niños allende los valles (no más de cien km.) Este que escribe no uede decir taxativamente ni categóricamente haber sido objeto de discriminación sino todo lo contrario, amabilidad de todos los profesionales del sector hostelero y turística, aunque no me haya pasado desapercibido ciertos detalles microxenófobos en gente anónima, pero eso sí, ineducados existen en todas partes. Cantabria y Asturias de nieblas, costas de acantilados de paisajes de antiguos pueblos astures y mares castellanos. Castilla y León, cruce de caminos. Extremadura, ruta de la plata y llanuras inmensas de región en mitad de la nada. De nuevo Andalucía... España no tiene remedio
No hay ninguna descripción de la foto disponible.
Me gusta
Comentar

25.7.22

Marchando una de «Pisto a la bilbaina»: ¡atrévanse!

¡Marchando una de

Pisto a la

bilbaína!:

«atrévanse y luego me cuentan»
Entrevista a Jose Francisco Alonso





Había leido algo sobre él, pero nada de él. Una de las ventajas de la Red es el poder de recabar y transmitir información dando a conocer a personas hasta el momento casi desconocidas. Me recomendaron, claro, entrevistarlo. Y dicho y hecho. Que no quede por este modesto entrevistador indagar sobre personas poco conocidas. Así que le envié una serie de preguntas que aceptó de buen grado una vez derretido el hielo. Al poco tiempo me devolvió a la dura realidad de este servidor sedicente entrevistador para lo cual llamó a esto —en lo referente a mis preguntas— «encuesta» que me envió y que, de antemano, agradezco. Así pues, vayamos a ello.

—Me gustaría que te presentaras, ¿mejor nos tuteamos, de acuerdo?, a este grupo que se denomina El pincel de bambú.
-Hola a todos. Me llamo José Francisco Alonso y tengo el vicio de escribir. Cincuenta y cuatro años, de Bilbao, aunque vivo desde hace tiempo en Valladolid.

—¿Cuál es tu bagaje literario o profesional?
-Soy profesor de instituto en la materia de Filosofía, con casi treinta años de experiencia. En el ámbito literario «Pisto a la bilbaína» es mi primera novela publicada.
La verdad es que Jose Francisco tiene buena planta, pinta de profesor, canas de plena madurez y cara de buena persona. Y no suele equivocarse el entrevistador.

—He leído mucho y bueno sobre «Pisto a la bilbaína». Cuenta de qué va porque un servidor no la ha leído. -La mujer de un famoso arquitecto es secuestrada y su marido, que tiene los tres millones de euros que piden los secuestradores, se entera pocos minutos antes de hacer el pago, que tiene un amante. ¿Paga el rescate? Al profesor Loizaga, llevado por la curiosidad, le toca resolver el misterio de lo que acabará aconteciendo.
—Perdón, pero ¿no querrás hacer del profesor Loizaga en Bilbao un Pepe Carvalho en la Barcelona de Vázquez Montalbán? ¿Tendrá más trabajo el profesor o… se tendrá que conformar con un contrato de trabajo discontinuo y zapatero a tus zapatos? -Mi admiración por Vázquez Montalbán es enorme. Loizaga es un personaje muy bilbaíno, y en Bilbao la comida es una religión. Si quería mostrar mi ciudad tenían que pasarse la novela comiendo. Desde este punto de vista las comparaciones con Carvalho son claras. Pero Loizaga no se parece a nadie. Por ejemplo, aquí no hay sexo. Sobre si habrá más casos de Loizaga, la respuesta es sí. Siempre que lo pidan los lectores. Creo, aunque está mal que lo diga yo, que Loizaga tiene muchas cosas que decirnos. Pero seguirá siendo profesor, pues necesita a sus alumnos para investigar. —Cuéntame algo inédito, sin reventar nada, sobre «Pisto a la bilbaína» que no esté en los escritos o reseñas de contraportadas. -Dicen algunos especialistas que han leído la novela, que es un poco inclasificable, muy original, distinta a lo que se escribe en la actualidad. Pero lo dicen ellos. Lo que yo sí puedo decir es que intento hacer pensar al lector, pero con una sonrisa. El humor como forma de enfrentarse al mundo. En esta novela se reflexiona sobre las relaciones de pareja. —Sin coñas, dime la receta tal cual de un pisto a la manera de Bilbao. ¿Plato frío o caliente? -Caliente. El pisto a la bilbaína es un pisto normal, como el manchego, pero con huevo, logrando una textura de revuelto. Y las relaciones de pareja, muchas veces, son como un pisto: todo revuelto.
—¿Por qué novela negra?
-No sé si lo que hago es novela negra. No utilizo la violencia expresa, no construyo un personaje perdedor con un trauma del pasado. No hay un tono derrotista. Sí que existe la denuncia social. «Pisto a la bilbaína» es negra en cuanto pretende reflejar la oscuridad del alma humana.
—¿Por qué escribes, cuándo escribes, para quién escribes?
-Escribo por necesidad, por divertimento, porque quiero contar algo. Y escribo lo que me gustaría leer, con la pretensión de que el lector también se entretenga. Solo aconsejo no leer «Pisto a la bilbaína» estando a dieta. —Anímanos a leer tu novela puesto que yo no lo he hecho. Y a propósito ¿debería haberla leído antes de entrevistarte o no necesariamente? -Creo que las personas que estáis cerca de la creación literaria no podéis leer todo. Entrevistas como éstas tienen el de informar a los lectores, de causar curiosidad. Se publican muchas novelas. Resulta comprensible la dificultad que tiene el lector para decantarse por una u otra. En mi caso, sinceramente, creo que «Pisto a la bilbaína» merece la pena. Estoy convencido de que es una buena lectura, honesta, trabajada, con una trama sólida, que no engaña. Con un personaje protagonista difícil de olvidar. Hace menos de un año nadie conocía ni al autor ni a la editorial. Hoy está nominada a la mejor primera novela 2022 de Cartagena Negra.
Atrévanse y luego me cuentan (@jose_francisco_alonso_ruiz)

Pisto a la bilbaína (Editorial Cosecha Negra) (Amazon)

—Tu proyecto inmediato...
-En noviembre próximo saldrá el segundo caso del profesor Loizaga, titulado «Milhojas de jamón».
—No pienso pedirte un halago a esta entrevista, pero te agradezco tu amabilidad en contestar. Muchas gracias ya que a pesar de estos calores tal vez apetezca un pisto a la bilbaína.
-Gracias a ti y a tu grupo «El pincel de bambú» por darme la oportunidad de hablar de la novela. Muy agradecido. Un saludo a todos sus miembros. Lo dicho: atrévanse.


Bueno... bueno... bueno... ya intuía, augurado por 'mis asesores', que no defraudaría este profesor escribiendo a través de otro profesor. Un seguro recorrido por el casco viejo de Bilbao probando tapas mientras se desentraña el misterio. El entrevistador ha aprendido cosas (qué es un entrevistador, el género negro, el pisto, su Pisto...) de este escritor primerizo —que no novato— quien nos invita a atrevernos con su, estoy seguro, interesante novela para echar un buen rato y como él mismo dice, no leerla estando a dieta.
Que siente bien a quien se atreva con este pisto que de segundo nos lee Jose Francisco Alonso la carta y viene, en la cocina aún un milhojas. De jamón. Espero haber aprendido a el sabor de este plato antes de preguntar a este profesor. Convocado queda pues.

Visto por José Francisco Alonso Ruiz a las 5:29

9.7.22

Defecto mariposa

—¡Maldita sea, joder! —arreé un golpe, dos golpes y no hubo manera. El cajero había contabilizado los doscientos euros que había solicitado pero no me los había vomitado por la rendija. Volví a introducir la maldita tarjeta y ya no hubo manera, se había quedado también con la tarjeta de débito.
Detrás de mi dos personas esperaban impacientes a que acabara. Me miraban de soslayo atentos a los golpes que le estaba dando al maldito cajero. En venganza contra el mundo me fuí sin advertir a nadie de lo que me acababa de ocurrir. Con desazón me alejé con el consuelo de acudir al dia siguiente a protestar y a reclamar mi dinero al banco. Me imaginé que aquella faena hubiera ocurrido en cualquier pais extranjero o, incluso a pocos kilómetros alejado de mi casa.
La ciudad estaba vacía y el sol recalentaba las calles. No había apenas tráfico así que opté por cruzar un paso de peatones sin mirar.
Me dirigí a casa y tuve que subir los pisos andando. El botón del ascensor parpadeaba, señal de que no funcionaba.
Entré en mi domicilio, saqué una cerveza de la nevera que estaba calentucha hasta que me di cuenta de que este electrodoméstico calentaba en lugar de enfriar como parecía ser su obligación. El movil apenas tenía batería a pesar de que lo había estado cargando y caí en la cuenta de que la luz se había ido mientras estaba fuera de casa. No entendía cómo en tan poco tiempo había podido hacer tal estropicio, la batería descargada y el frigo calentando.
Ni que decir tiene que las luces del wifi parpadeaban de forma rápida e intermitente por lo cual me fue imposible conectarme. Con la mínima carga de telefonía llamé al teléfono de emergencia del ascensor y me contestó la central de ventas de unos grandes almacenes. Me quedé sin batería y salí a la calle.
Los semáforos estaban en intermitencia y el tráfico se intensificaba pero en pocos minutos los grandes nudos de tráfico quedaron saturados y los automóviles se amontonaban sin orden ni concierto en las rotondas de entrada a la ciudad.
Al poco tiempo los cláxones eran un sonido insoportable que rompió las barreras de la ciudadanía y la urbanidad. Dos automovilistas se estaban enzarzando en una discusión a la que de inmediato se unieron otros, y a estos otros y otros hasta que la pelea fue multitudinaria.
En lo alto un zumbido característico se esparció por toda la zona convertida en campo de batalla. El atasco se iba extendiendo como una mancha de aceite por todas las calles adyacentes.
Un helicóptero se detuvo sobre la multitud. Al fin las fuerzas del orden hacían su aparición ya que en tierra era físicamente imposible que nada ni nadie pudiera acercarse al origen de aquel maremagnum. El rotor del helicóptero en su giro esparció la carga sobre la masa humana. Lo que parecía ser un cargamento de agua que calmara y enfriara los ánimos exaltados de la tarde veraniega resultó ser la nevada de miles de hojas de papel anunciando la promoción de una tienda de muebles. Las hojas volanderas parecieron una alocada nevisca.
Me alejé cuando las calles comenzaron a iluminarse con las farolas y los escaparates. Era sin embargo un enorme centelleo de miles de luces parpadeando que obligaban a tapar los ojos para evitar una conjuntivitis crónica.
Al fin me decidí y me detuve junto a un pequeño grupo de personas hablando. Ya comencé a preocuparme pues el caos parecía circunscrito a la ciudad aunque no se sabía a aquellas alturas del día el alcance.
Cuando llegué a casa evité el alocado ascensor y en casa encendí el movil. El Whatsapp me ofreció una conversación completamente ajena a mi entre unos tales «michurrita» y «coñocontento» que me dejó descolocado y avergonzado de la conversación no ya subida de tono, sino directamente tórrida.
Aquello se estaba saliendo de madre y al fin conseguí conectarme a la Red. Unos minutos antes de que se perdiera definitivamente el wifi pude leer sobre un atentado en California —el aleteo de una simple mariposa—, sede central de los grandes servidores y receptores 5G de la redes. No supe más, solo que desde aquél aciago día, muy lentamente se están estabilizando los servicios y la Red está comenzando a deshacer entuertos digitales.
El ascensor estuvo loco varios días pero ya funcionaba, los semáforos ya estaban coordinados, las facturas llegaban correctamente emitidas, mi cuenta corriente se ha normalizado, mi tarjeta y mis euros ya obran en mi poder y ya sé por fin —antes de desaparecer hice un pantallazo de sus fotos del perfil—, que 'Michurrita' y 'Coñocontento' son respectivamente el del 9ºC y la del 6ºA. Ahora me cruzo con ellos y como si tal cosa, pero he aprendido a no fiarme de nadie, pero tampoco de nada.
Nuestro Gran Hermano puede resultar un hijo de la gran puta, una pequeña mariposa que aleteó al otro lado del mundo, cuyo efecto provoca el caos.

1.7.22

Entrevista a Cako Erpardo

ENTREVISTA A Cako Erpardo
«Aprendí español de mi madre»
Siempre me llamó la atención su nombre —Cako— pero sobre todo su apellido —Erpardo—. Lo conocí a través de la Red y sin ser consciente de ello, me sirvió de referencia para mis historias de exilios ancestrales. Fue, si así puede decirse, la inspiración que yo necesitaba para dar credibilidad a mis ensoñaciones de presumible escritor.
No nos conocemos personalmente pero me tomo la familiaridad de presentarlo a todos los amigos de El pincel de bambú.
Antes de comenzar esta amodo de entrevista me hace saber literalmente:
-«Amigo presyoso José, la estorya miya del nasimyento asta oy lelo eskribo en turco pero siyertas palavras NO me acordero en espanol perdoname»
Y a mi siempre me ha parecido retroceder varios siglos en el tiempo y cómo lejos de nuestras fronteras aprecian y recuerdan el hermoso idioma de Castilla llamado español a diferencia de 'traidores' que no solo lo apartan, así como la Historia, sino que tratan de hacerlo repeler a las nuevas generaciones.
Os presento —entre su español y mi turco nos hemos ido entendiendo— a una persona que representa nuestras más profundas raices.
— Cako, me gustaría que te presentaras.
-José, mi querido amigo, nací en Estambul el 13.04.1950.
[Nos llevamos tres meses escasos de diferencia]
—Me gustaría que me dijeras por qué ese apellido y cuál es tu procedencia.
-Mis antepasados ​​escaparon de España en 1492 de la Inquisición y nos abrazaron en el Imperio Otomano, Turquía.
[La memoria, trasmitida quizá oralmente puede dar lugar a confusiones aunque líbreme Dios de inmiscuirme en la intimidad de una familia. No debió ser la Inquisición, sino el Real Edicto de 31 de marzo de 1492 decretando la expulsión de los judíos]
—¿Puedes explicarnos algún detalle más?
-Nos establecimos en Estambul y nos instalamos en Balat y Hasköy a orillas del estuario interior, que está conectado con el mar, puedo decir que esta era una zona de asentamiento judío. Los judíos mandaban mucho en el período otomano, trabajaban en el palacio [del sultán], incluso había médicos. Los otomanos realmente trataban muy bien a los judíos y se dedicaban al comercio.
[No se me pasa desapercibido el uso que hace de la primera persona del plural del pasado; de un pasado lejano pero que sus ancestros legaron, con total seguridad, de generación en generación con el objeto de preservar uno de los mayores y hermosos legados del ser humano: la Memoria]
—¿Nos puedes contar algo de ti, de tu vida en Estambul?
-Nací en Hasköy, viví en Hasköy hasta que tuve cinco años, y luego nos mudamos al barrio de Galata en Estambul. El Galata se convirtió en un asentamiento judío con el tiempo. Había dos sinagogas, Nevesalom y Napolon. Hoy, Neve Şalom todavía está activo y abierto a las oraciones.
—¿Qué te sigue uniendo a España?
-Aprendí español de mi madre. Nací aquí, aprendí turco, comencé la escuela aquí en Estambul, Galata. Escuela primaria y escuela secundaria, mi padre no era rico. Me tuve que buscar la vida y comencé la primera escuela en 1957. Tenía 13 años cuando comencé a trabajar y trabajé con un fabricante textil hasta que me hice soldado. Realicé mi servicio militar en Turquía conduciendo un autobús. —Una curiosidad, ¿eres creyente? ¿judío o musulman?
-En Turquía, mi pais, siempre he tenido amigos turcos. Si lo miras, estudié en escuelas turcas, mi religión era judía, pero también soy turco.
—¿Te has sentido alguna vez discriminado por tu procedencia?
-Nunca he visto ninguna discriminación por parte de mis amigos. Todavía me reúno con ellos una vez a la semana, tomamos té, recordamos nuestros viejos tiempos, es algo muy agradable.
Solo cuando estalló la guerra israelí en 1967 [Guerra de los Seis Días], surgió el antisemitismo en Estambul, pero créeme si te digo que no me importa, el antisemitismo existe en todo el mundo contra los judíos.
—¿Cómo es Turquía, cómo es tu vida?
-Si preguntas cómo vivo en Turquía, vivo bien. Si me preguntas sobre mi vida profesional, te diré que trabajé como camionero, pero me hice socio de mi hermano, fabricante textil; actualmente estoy jubilado.
Tengo un hijo, que vive en Detroit, Michigan, Estados Unidos desde hace diecisiete años, cirujano maxilo-facial y tengo dos nietos, los visito a menudo pero Estados Unidos no es para mí a esta edad.
Mi principal hobby es la moto, me encanta, me mantiene joven, ejercito los reflejos y te la recomiendo, amigo Jose.
—Bueno, Cako, yo no conozco Estambul. Muéstranosla.
-Ahora déjame presentarte un poco de Estambul:
«Estambul harina civdad marraviosa
Mira un barco en el Bósforo, que maravillas verás, sus orillas, casonas históricas, barcos de turismo, Museo Hagia Sophia, Palacio de Topkapi, Palacio de Dolmabahce, es dim palacios, monumentos. No olvidemos las islas, henna burgaz, heybeliada, buyukada. Estoy en los veranos de la isla grande»
¡Hay que visitar Estambul una vez en la vida! me comenta Cako Erpardo sonriendo ampliamente. Siento emoción de conocer un descendiente Erpardo en su 10ª generación mostrando un aún atisbo de raiz que procede de la vieja y añorada Sefarad. Cako Erpardo me ha trasmitido cómo se puede sentir uno orgulloso de su propio pais y de lo que los mayores representan en plantar raices. Gracias Cako, porque los puentes aún no han caido del todo. Un saludo y un tal vez «el año que viene, en Jerusalen». Gracias, amigo mío.
Castellano Rodríguez Mayte, Pilar Martin Diaz y una persona más