27.3.22

Entrevista a Elena López, abogada


«Por mis principios, prefiero jurar a prometer»

Esta vez lo han puesto las pilas desde el principio al entrevistador.  A una licenciada en Derecho por Salamanca no se le puede calificar de graduada como ha hecho el entrevistador. Licenciada por Salamanca, toda una etiqueta de categoría para una mujer que derrocha bondad y simpatía, perfectamente compatible con la seriedad de esta profesión a veces valorada, a veces denostada, pero tan importante.

No va más. Conciertan una cita en una cafetería de la más hermosa Plaza Mayor del mundo. Una clásica cafetería «Novelty» en una hermosa plaza de la docta, señorial ciudad. Charlan distendidamente la abogada y el entrevistador. Es la Salamanca del Arte y del Saber. 


—Con la venia, preséntate para El pincel de bambú, por favor.

-Mi nombre es Elena Mª López Herrero, nací en Salamanca hace 51 años, donde resido después de vivir en Madrid durante siete años; estoy casada y tengo dos hijos, una adolescente de 17 años y un preadolescente de 13.

Estudié Derecho en la Universidad de Salamanca,  donde me licencié —¡no graduación!— despues de cinco años de duro estudio; y ejerzo como abogada del Ilustre Colegio de Abogados de Salamanca, desde 1997, así que son 25 años ejerciendo.

—¿Por qué eres abogada?

[Vaya pregunta tonta, pero es que no lo puede remediar el entrevistador. Elena no parece inmutarse]

-Realmente mientras estudiaba la carrera, no me planteé el ejercicio profesional de la Abogacía, en primer lugar porque en una ciudad de provincias como Salamanca, el abrirte paso para ejercer era muy difícil, ya que era una profesión muy corporativista, los padres dejaban el despacho a los hijos y tenían una clientela que acudía por el nombre del despacho… ahora eso ya ha desaparecido.

[Bueno, al final no era una pregunta cualquiera, y es que todo tiene sus porqué]

Cuando aún no había terminado la carrera, comencé a acudir a un despacho, a leer y estudiar asuntos nuevos, acudir a los juzgados, asistir a juicios… y así me entró el gusanillo. Cuando acabé, me colegié y comencé a ejercer, tres días a la semana en Salamanca y dos en Béjar. Después me fui a Madrid, donde trabajé, sin ejercer, en una multinacional del sector de la publicidad. Cuando volví a Salamanca, volví al mismo despacho y aquí estoy.

—¿Cuál es tu especialidad dentro del Derecho? 

-Yo me dedico al Derecho Civil.


—¿Puede una abogado defender lo indefendible? 

-Si claro, entiendo que eso se puede dar con más frecuencia en temas penales. Pero en mi ámbito, teniendo una buena base documental, pericial en su caso y testifical, se puede defender los más “difíciles”, como son los de familia, divorcios y medidas en relación a los hijos, porque siempre que hay niños de por medio es difícil, ya que hay casos —cada vez menos pero los hay—, en los que los padres utilizan a los niños para hacerse daño y no se dan cuenta de que a los que hacen daño es a los menores que siempre están en medio.

—¿Defenderías a un okupa? 

-Un okupa es una persona que está habitando una vivienda sin contrato de alquiler, lo que se asimila al Código Civil como «precarista»; al okupa hay que desahuciarlo por estar en precario, no tener título para estar en el inmueble y no pagar nada, ni rentas, ni suministros...

Defender a un okupa, jurídicamente, es muy difícil, pero sí se puede alargar el procedimiento de desahucio del okupa. Nunca he defendido a ninguno, entiendo que por no estar en el turno de oficio.

[Elena se me escapa sin mojarse. Pero una abogada es también diplomática]

—¿Existen más morosos en la actualidad o es cosa del pasado? 

—Sí. Hoy hay más morosidad, más retraso en los pagos, más impagos, tanto entre profesionales, como alquileres, como hipotecas, como abono de los préstamos…y han proliferado las empresas que compran deudas difíciles de cobrar, por un importe muy inferior a la deuda, y demandan a los deudores por la cantidad total de la deuda más intereses que ahora revisan los juzgados de oficio, pues pueden estar sustanciados en cláusulas abusivas.

—¿Por qué crees que los políticos suelen ser abogados? 

-Es lo que yo pienso, no que lo sepa a ciencia cierta, primero por el conocimiento de las leyes, de cómo funcionan, de cómo se pueden modificar en trámite parlamentario, aunque últimamente estemos acostumbrados a los Decretos… y por otro lado por la oratoria que tiene que tener un abogado, que es muy importante para los políticos, tanto para sus actos públicos como candidatos, como para hablar en el congreso y senado… como he dicho es mi opinión personal, no he hablado con ninguno para saber sus inquietudes.

—¿Serías política en el futuro? 

-No, tajantemente no. Creo que es un mundo que no es para mí, por seguir las directrices de un partido, y a lo mejor tener que decir o defender lo que no pienso, o donde dije digo, digo diego, eso no va conmigo…

—¿Poderoso caballero es don dinero o eso es una mentirijilla o leyenda urbana?

-No hablo por mí misma, pero por lo que sé puedo decir que sí, como en otros campos profesionales.

—¿Me aconsejas redactar testamento o eso es cosa de ricos?

-Por supuesto que sí, todos debemos de dejar hecho nuestro testamento, no sabes los quebraderos de cabeza que les evitas a tus herederos, y te aseguras a quién va tu herencia, ya que si no se otorga puede haber sorpresas…, además yendo al Notario, puedes modificarlo todas las veces que quieras y el único que será válido es el último otorgado y será el que aparezca en la Ultimas Voluntades.

[¡Otorgar, entrevistador, otorgar! no «redactar»]

—¿La ideología política, las creencias religiosas, influyen en las tareas de los letrados o defiendes a todo el mundo con el mismo empeño?

-Entiendo que se pueden dar más conflictos morales en temas penales, de hecho, yo siempre he dicho que nunca defendería a violadores, pederastas, y padres o madres que hayan abusado o asesinado a sus hijos, entre otras cosas; pero como yo llevo temas civiles, puede haber implicación afectiva en los asuntos de familia, pero no conflicto ideológico o moral.

—¿Algún caso, sin señalar, del que te sientas satisfecha y por contra de alguno que no del todo?

-Pues claro, hay asuntos en los que después de mucho luchar y pelear si salen como el cliente quería, te sientes muy satisfecha, y son muchos. Y en el lado contario también alguno en los que, con una buena defensa y fundamentación, se pierden, o no salen todo lo bien que era de esperar, ya que la libre discrecionalidad del juez y la libre valoración de la prueba puede que no sea a veces del todo objetiva…

—¿Juras, o prometes? 

-Depende de qué se trate, pero por mis principios prefiero jurar.

—¿Juras entonces que en mitad de un juicio nunca se te ha ido el santo al cielo pensando en la comida, la casa, los niños, la compra y las mil cosas domésticas?

-En los juicios muy largos, a pesar de que se está concentrado al máximo, alguna vez te viene algo que no tiene que ver con el mismo, pero enseguida se deshecha ese pensamiento y te concentras en el juicio, ya que no hay que perder detalle, pues es importante, hacer referencia a todo en el trámite de conclusiones, por eso hay que estar muy concentrada.

—Una comida

-Un buen pescado salvaje no de piscifactoría a la brasa o al horno.

—Una bebida

-Cerveza y un buen vino tinto.

—Un paisaje

-Dos: el monte de Hervás y el mar.

—Una lectura

-Cien años de soledad de Gabriel García Márquez

—Una peli

-El paciente inglés de Anthony Minghella

Cae el sol invernal de la tarde sobre el plateresco de Salamanca. Elena acaba su disertación-conversación, se distiende, deja su toga y sorbe un poquito de buen Ribera del Duero con el entrevistador en la Novelty viendo pasar a la gente bajo los soportales centenarios de la plaza Mayor. Ha sido una conversación sobre su profesión —aunque se le hayan escapado al entrevistador asuntos civiles o ciudadanos tales como el aborto o la eutanasia— pero también sobre su vida apacible en esta hermosa ciudad donde ejerce también como esposa y madre. Tan buena diplomática como buena abogada y viceversa. 

—No hay más preguntas, señoría. Muchas gracias, Elena.

 

15.3.22

Entrevista a Pedro Emilio López, profesor e historiador

Se nota cuando entrevisto a un «técnico» que, al contrario que los artistas (escritores, fotógrafos, etc,), adoptan un aire doctoral y, tal vez por deformacion profesional, contestan amablemente dando toda una conferencia. Es el caso que nos ocupa. Pedro Emilio López es el caso, no hay más que leer esta entrevista a la que amablemente se ha prestado —confiesa no ser amigo de publicidades—, para darse cuenta de la sabiduría, de la experiencia, de la capacidad docente que atesora. No me da la impresión de que Pedro Emilio haga unas clases aburridas, sino más bien, para ganarse a su audiencia, echa pasión sobre la asignatura que imparte. Siempre me ocurre, con estas entrevistas, que me resisto a extractarlas, a acortarlas, ni siquiera a resumirlas para no perder ni una sola palabra. El pincel de bambú es un grupo abierto donde cabe sobre todo el entretenimiento, pero a su vez, la enseñanza de gente poco conocida aunque no menos interesante que los y las de siempre. El anonimato atesora grandes sorpresas.

Pedro Emilio López está completando el círculo de este colectivo que ha dado lo mejor de sí a este modesto grupo. No quiero perder demasiadas palabras de este profesor. Así pues, como ha ocurrido antes, ofrezco la entrevista completa pues no hay que desdeñar las enseñanzas que se nos ofrecn de forma apasionada, ya lo vereis, y desinteresada.



—Date a conocer a los amigos de El pincel de bambú.

-Me llamo Pedro Emilio López Calvelo, soy de Hervás. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Extremadura. Trabajo como docente en un IES de Cáceres donde espero la cercana jubilación.

Desde hace más de dos décadas dedico una parte de mi tiempo a la investigación histórica. Empecé buscando información sobre las condiciones de la enseñanza en el siglo XIX y me «atraparon» los archivos: ahora no concibo mis mañanas de verano sin estar metido en el Archivo Municipal (también en el Archivo Parroquial, del que se obtiene información muy interesante) o el Archivo Histórico Provincial buscando y encontrando los documentos “que se dejan encontrar” para intentar reconstruir parte de la historia de Hervás.

—¿Cuánto tienes de profesor y cuánto de historiador?

-Hasta ahora he tenido que compaginar las dos facetas: lamentablemente el tiempo que requiere la docencia ha hecho que haya dedicado menos tiempo del que hubiera deseado a la investigación histórica. Mi jubilación como docente está cercana y espero poderme dedicar a investigar y, si puedo, publicar el resultado de mis investigaciones.

—¿Para ser historiador es necesario ser licenciado o simplemente vale con ser curioso?

-No es imprescindible ser licenciado para tener interés por la Historia, lo que pasa es que tener formación universitaria te proporciona “instrumentos metodológicos” de cara a la investigación —a veces también contactos—, muy útiles para poder desarrollar un proceso de investigación metódico y en el que «no te pierdas» demasiado.

De todas formas existe mucha gente que, sin formación universitaria, tiene curiosidad suficiente y, en consecuencia, busca su propia formación histórica y desarrolla gualmente investigaciones de alto nivel.

—¿Qué parte de la Historia de España, en el tiempo y en el espacio, te interesa más? ¿por qué Hervás precisamente? ¿no puedes acceder, tal vez, a otros archivos?

-Como docente de Geografía e Historia me ha tocado impartir todas las materias de la especialidad… y algunas más allá de mi especialidad. He tendido a preferir las asignaturas vinculadas con la Geografía  (Geografía física y Geografía urbana), pero también me ha tocado impartir asignaturas vinculadas con la Historia: en este sentido he preferido las relacionadas con la Prehistoria y la Historia Antigua, desde que era estudiante de bachillerato han sido mis preferidas. Con el correr del tiempo he ha ido decantando más por la Historia Contemporánea y, para la investigación el tipo de documento que se encuentra en los archivos lo favorece, así que mieinteresa el siglo XIX y, específicamente, en Hervás. Creo que la cantidad y la entidad de los procesos históricos y sociales que tuvieron lugar en mi pueblo durante el siglo XIX son imprescindibles para entender el Hervás actual. En los últimos años también estoy interesado por la historia hervasense del siglo XX, que está aportándome, una muy interesante documentación de archivos  de distintos procesos históricos.                  ¿Por qué Hervás?: es fácil… soy hervasense y aún hoy espera mucha historia que “desempolvar” del Archivo Municipal del que, como he indicado, soy visitante asiduo desde hace veinticinco años.                                                                                                                 ¡Claro que puedo acceder a otros archivos!: puesto que resido en Cáceres he podido completar la búsqueda de documentos sobre Hervás en el Archivo Histórico Provincial, pero también he encontrado documentos interesantes en el Archivo de la Diputación Provincial, incluso algunos en el Archivo Diocesano, a pesar de que Hervás no ha pertenecido ni pertenece a la diócesis de Coria-Cáceres.

—¿Te gustaría ser el Historiador oficial de la Villa de Hervás?

-Es curioso, hasta hace poco tiempo ser Cronista oficial de Hervás —es el “título” oficial— no me interesaba demasiado, no entraba en mis planteamientos. Sin embargo, en los últimos tiempos he ido meditando más despacio el tema y, quizá por el hecho de pensar que voy a tener más tiempo para la investigación en un futuro próximo, sí que me gustaría ser Cronista oficial de Hervás; pero eso es algo que no depende de una decisión personal, el nombramiento debe proceder del Ayuntamiento y que yo sepa, de momento, en el Ayuntamiento de Hervás no se han planteado tener un Cronista oficial, investigador que sí tienen muchos pueblos de Extremadura y más pequeños que Hervás.

[Pues mensaje dejado a quienes corresponda y por mi parte lo nombro y renombro de forma oficiosa Cronista, Historiador o comoquiera que se denomine el cargo. Conoce Hervás —nuestro común lugar de nacimiento—, lo que está y lo que no está en los escritos, nunca mejor dicho.]

—¿En qué Archivo te gustaría curiosear?

-La respuesta es sencilla: alguno ajeno a Hervás o Cáceres. El que más ganas tengo de curiosear es, sin duda, el Archivo Diocesano de Plasencia en el que, estoy seguro, se encuentran documentos referidos a Hervás. 

Por la vinculación de Hervás a Béjar hasta 1816, también me acercaré al Archivo de Béjar (con el que he tenido contactos e intercambio de documentación vía internet) y el Archivo Provincial de Salamanca. Y supongo, visitaré el Archivo Histórico de Simancas, aunque en la Página oficial de los ARchivos ERpañoles (PARES) se encuentra documentación online.

—¿Qué te gustaría encontrar en un viejo archivo, o dicho de otra manera, qué buscas?

-La investigación archivística es curiosa: entras buscando documentación sobre algún hecho concreto o sobre alguna época… y acabas encontrando otros documentos de otras épocas que empiezan a acaparar tu interés… y así acabas teniendo un montón de “frentes de investigación” abiertos casi hasta el infinito.

[Esto debe ser lo que se denomina, creo, retroalimentación. Pero mejor no repregunto y sigamos escuchando]

Ya digo, empecé buscando información sobre la enseñanza en el siglo XIX (tengo una documentación muy abundante) pero, a partir de ahí acaba interesándote casi todo el “papel” que cae en tus manos. Como mi investigación se limita a Hervás (es lo que me apetece investigar) me encantaría encontrar algún documento vinculado con el origen fundacional del pueblo, pero soy consciente de que esos documentos de la Edad Media no existen. ¿Y algún documento que nos pusiera al descubierto alguno de los túneles de leyenda entre la iglesia-castillo de Hervás y los Campillares, a las afueras del pueblo? ¿o algún documento que nos permitiera descubrir los tesoros escondidos por la “reina mora” o los judíos de Hervás antes de salir al exilio por la expulsión de 1492?. De ilusión archivística también se vive.

[Aquí, Pedro Emilio sonríe y deja por un momento su aire profesoral para viajar con el entrevistador a la niñez coincidiendo ambos en que no se es verdaderamente de Hervás si no se ha trasteado entre los murallones de la iglesia en busca de túneles secretos, aún no descubiertos.]

—¿Para ser un buen historiador se necesita distancia, desapasionamiento… o no es necesario?

-Puedo asegurar que tantos años enseñando Historia en los institutos lo he hecho con apasionamiento —a veces, pienso, que con demasiado—. Y acudo a los archivos con la misma emoción. No lo concibo de otra manera.

Pero entiendo que la pregunta tiene otro matiz: ¿con cuánto apasionamiento debemos acercarnos a un hecho histórico concreto para su análisis e interpretación?; por ejemplo: ¿debemos analizar los acontecimiento de la Guerra Civil con distancia o podemos implicarnos de forma afectiva en la investigación? La respuesta no es fácil; pienso que se debe guardar una “distancia media” que permita una cierta objetividad en el proceso histórico investigado… salvo que queramos ser parte interesada intencionadamente —por la razón que sea— en el hecho histórico; probablemente es difícil pedir distancia y total objetividad a un nieto de un represaliado durante la guerra civil o al descendiente de un judío alemán, por ejemplo.

—¿Qué te parece la novela histórica? ¿Existe mucho aficionado novelero y mucho aficionado historiador o... cómo lo ves?

-La posibilidad de hacer un repaso a acontecimientos históricos con toque de ficción me parece muy interesante; en general, me gusta leer novela histórica. Lo que pasa es que me parece que no es un género fácil: pienso que para hacer una buena novela histórica se necesita documentar con rigor y profundidad los hechos que se quieren narrar y no creo que todas las novelas históricas que hoy se publican tengan este rigor, ya que exige mucho tiempo de trabajo y conocimiento de las fuentes documentales que no todos los escritores de novela histórica están en condiciones de respetar.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que una novela histórica es una ficción, y que, como tal, no tiene por qué ser real, así que el escritor puede manipular o alterar los hechos que transcurren en ella… y eso debemos tenerlo en cuenta: los novelistas pueden hacer la historia más atractiva que los historiadores para el gran público, pero no siempre debemos aceptar lo que cuentan como verdad histórica.

Creo que todos o casi todos los que nos dedicamos a la investigación histórica nos hemos planteado alguna vez la posibilidad de novelar alguna de las circunstancias o momentos históricos que investigamos… pero nos puede ocurrir la otra circunstancia: que creamos que, puesto que tenemos la documentación necesaria, hagamos una buena novela histórica… y no todos los historiadores, por muy rigurosos que sean en sus investigaciones, tienen por qué ser buenos novelistas.

[En román paladino, hay que ser buen novelista y buen historiador —mensaje recibido— pero me abstengo de opinar que no me pagan por ello. Sigamos]

—¿Por qué no se puede hacer una Historia de España definitiva?

-Difícil de contestar: los hechos históricos, por lo general, cualquiera que sea su contexto espacial o temporal, son multicausales y, en general, pueden provocar una cantidad variable de consecuencias. Hacer una historia rigurosa significa conocer y tener acceso a fuentes documentales muy variadas y no todos los hechos históricos –por la distancia temporal o por las circunstancias- permiten conocer todas las particularidades que los rodearon… y luego, claro, están las visiones personales e ideologías de los historiadores: una historia de España definitiva… ¿definitiva, para quién?

[Respuesta inteligente a pregunta inteligente. O viceversa]

—Dime, Pedro Emilio ¿necesitamos historiadores británicos o norteamericanos para que nos expliquen de una vez por todas qué se hizo o se dejó de hacer en el pasado en España para pasar página ya?

-Uff, otra pregunta compleja. Abundan, efectivamente, historiadores extranjeros que han hecho buenas aportaciones en forma de libros o artículos sobre nuestra historia. Es probable que sean capaces de ver nuestro pasado y nuestro presente con más desapasionamiento y más distancia, con menos implicación de parte interesada y eso, para un lector hispanohablante, quizá sea un valor añadido y una garantía —aunque no tiene por qué— de imparcialidad que, quizá, sea más difícil de encontrar en historiadores nacionales. Sobre algunos temas han ido abriendo caminos y superando ciertos estereotipos. En cualquier caso, pienso que siempre es bueno tener la mirada de “otro” sobre los aspectos históricos que nos son cercanos y de los que, de una u otra manera, formamos parte.

—¿Dónde se te puede seguir y leer?

-Tengo algún libro publicado sobre el origen y los nombres de las calles de Hervás (ya tiene unos años). He colaborado frecuentemente en la Revista de Ferias y Fiestas de Hervás, que se publica todos los veranos, siempre con aportaciones geográficas o históricas. Últimamente me han publicado varios artículos en Revistas culturales (como la Revista de Estudios Bejaranos en la que llevo dos años seguidos publicando colaboraciones) o los Coloquios Históricos de Extremadura que se celebran en Trujillo.

Me gustaría tener, en un futuro cercano, la posibilidad de publicar más artículos y, quizá, algún libro con mis investigaciones.

Pero donde más continuidad como divulgador de historia tengo es en el blog histórico que “alimento” desde hace casi siete años: se llama http://trasuntosdehervas.blogspot.com/ con más de cien entradas contando asuntos variados de la historia, la geografía o el arte en nuestro pueblo.

—¿Qué más cosas te gustan? ¿Viajar? ¿Qué países te gustan más? Cuéntanos alguna anécdota divertiva y apurada en alguno de tus viajes.

-Me gusta mucho la fotografía y me encanta viajar. También me gusta la lectura, cuando me dejan mis ocupaciones y la investigación me pongo con novela negra, novela histórica, poesía, etc.

He viajado por España y por el extranjero. En general, me gustan aquellos lugares que ofrecen contrastes culturales: países del sureste asiático (Vietnam o Camboya) y por países de cultura musulmana (Uzbekistán, Turquía o Túnez, por citar algunos). Pero también disfruté mucho, en pareja, de poder vivir durante un mes completo en Florencia fuera de temporada turística.

Quizá una de las circunstancias más apuradas en un viaje nos ocurrió recorriendo Argentina y el sur de Chile. Haciendo un trekking de varios días en el Parque Nacional de las Torres del Paine, en Chile, nos sorprendió una huelga general por la subida de los combustibles: estuvimos encerrados durante varios días en el Parque sin poder abandonarlo (refugiados en un albergue); cuando abrieron las carreteras y nos desalojaron en autobuses a todos los que estábamos en la misma circunstancia, dos o tres días después de lo que teníamos previsto, nos llevaron a una ciudad cercana –Puerto Natales— en la que estuvimos de nuevo encerrados varios días sin poder abandonarla. La salida, buscando poder regresar a Argentina a través de El Calafate, en plena noche y “casi huyendo” hoy la recordamos con simpatía, casi con gracia, pero en directo fue una experiencia bastante tensa.

Otra circunstancia desagradable que recuerdo me ocurrió en uno de mis primeros viajes internacionales, siendo bastante joven. Íbamos un grupo de cinco personas y fuimos subiendo, separados, al campanile de la catedral de Florencia –otra vez Florencia… la ciudad más bonita del mundo; lo siento, tengo el síndrome de Sthendal—; pues bien, al llegar a lo alto una chica de mi grupo estaba hablando con un señor español que, de pronto, se dio cuenta de que no tenía la cartera encima: nos acusó a los dos, dando voces, de habérsela robado. Intervino la guardia-policía del campanile… el asunto se resolvió cuando la mujer de este hombre llegó, más tarde, a lo alto del campanario: ella llevaba la cartera que, supuestamente, le habíamos robado a su histérico marido.

Momentos agradables hay muchísimos en los viajes: visitando ciudades con sus monumentos, sus mercados, subiendo a lugares elevados, hablando con población local… muchísimos como digo. Y anécdotas viajeras surgen con frecuencia: también he viajado mucho con alumnos (intercambios escolares, Erasmus…); con ellos surgen anécdotas muy frecuentes, muchas divertidas y gratificantes, aunque también asumes mucha responsabilidad.

[Vaya rato agradable con Pedro Emilio, aunque haya olvidado preguntarle sobre sus aficiones culinarias y tal. En fin, un libro de texto, un legajo medieval y un folleto de viajes ABIERTOS  es el bagaje de este profe que pronto se jubilará y dedicará su tiempo en desentrañar nuestra hermosa lengua española de tiempos pretéritos, en investigarlos y si le queda tiempo, que le quedará, seguirá viajando. Cuando los archivos locales se le queden pequeños, tiene a su disposición los grandes y de más categoría. Ha conseguido impresionarme con lo del Archivo de Simancas donde, creo, descansa gran parte de nuestra Historia, la de España. 

Profesor López Calvelo, Cronista, Historiador oficioso de Hervás... gracias, Pedro Emilio.]

1.3.22

ENTREVISTA a Gurutze Gabiola Hermida

                                  «Siempre tengo hueco para quien entra en mi vida»

—Antes que nada ¿me concedes esta entrevista para El pincel de bambú? 
[Así, a bote pronto abordé a esta mujer que duda y se pregunta qué de interesante puede tener. Este entrevistador cree que sí, que la conoce lo suficiente, que ha sucumbido a su forma de ser, que incluso ha tomado café un par de veces con ella, que ha participado en algún concurso de El pincel de bambú. Nos citamos para charlar un poco antes de comenzar una actuación en el puerto de Huelva, en la tarde cálida del último día de febrero, fiesta de Andalucía que los dos celebramos como si fuera nuestra. Es su sonrisa lo que llama al dialogo, y a preguntar sobre ella mientras su grupo monta el escenario. Rodeados de cables, columnas de sonido y trajín de grupo musical, nos acodamos en las barandas sobre las tranquilas aguas de la Ría de Huelva] 
-Ohhhhhh qué gran honor, pero… ¿estás seguro de que puedo ser interesante para alguien más que para mi familia? Aquí donde me ves con tanto desparpajo, soy bastante tímida. —Eres miembro veterana del grupo pero preséntate que te conozcamos algo más.
-Me llamo Gurutze Gabiola, soy euskalduna residente en Huelva y ante todo soy una «aprendiz de la vida» 
—¿A qué te dedicas? -Soy ama de casa , esposa, madre, hija, hermana, amiga y «disfrutona» 
—¿Cómo llegaste a la música? 
-La musica siempre ha estado en mi vida, recuerdo a mis padres cantando desde que tengo uso de razón. He bailado pasodobles, tangos, vals, rumbas… con mis padres en las fiestas del pueblo desde pequeñita. Hace unos años compré un recopilatorio de Antonio Machín porque me recordó al primer casete que hubo en mi casa y me traía recuerdos entrañables. 
—¿Qué es para ti la música? 
-La música es el corazón de la vida, es el elemento más importante de toda mi existencia. 
—¿La música amansa a las fieras? 
-Estoy convencida, forma parte de la vida y es capaz de amansar, de hacer reír o llorar… a mi me ayuda mucho en los momentos malos. 
[Aquí el entrevistador quiere meter baza y le pregunta por Isis, una preciosa gata de los que ella acoge en su casa y en su jardín. «Isis sigue tan bonita y le gusta la música» me responde Gurutze] 
—Haz un poco de historia de tu grupo «Los viernes reloaded». ¿Qué papel desempeñas en el mismo? 
-Mi principal papel en el grupo era el de fotógrafa oficial, web master, publicista... Pero hubo un momento en que mi cuerpo me pedía más... disfrutaba mucho de la música y me dedicaba en cuerpo y alma a mis hijas que desde que nacieron fueron carne de conservatorio. Llegó un momento en que me pasaba el día en el coche, del conservatorio a la escuela de música en horarios diferentes y yo me pasaba las horas en el coche leyendo —otra de mis pasiones— mientras las esperaba. Así que pensé, por qué no puedo yo también matricularme, nunca es tarde para aprender. Y el curso siguiente me matriculé en solfeo y en clases de bajo. En la escuela actuábamos cada fin de curso y había una Big Band con quince músicos, ahí fue donde más aprendí y disfruté. La primera vez que me dejó el grupo LOS VIERNES tocar Satisfaction de Rolling fue en la sala Antártida de El Portil, fue una noche apoteósica para mi, mis nervios, mi vergüenza y las mujeres y novias de los otros miembros del grupo que se volvieron locas conmigo —[Gurutze sonrie al recordar aquellos primeros tiempos musicales. La conversación fluye amena mientras el grupo trajina para montar el escenario a pie de paseo. En pocos minutos debe tomar su puesto «Guru»]—. A partir de ahí el Satisfaction fue mío en todos los conciertos. Después el grupo se rehizo para llamarse LOS VIERNES RELOADED, y comencé a colaborar tocando más temas.¡Madre mía, creo que me estoy extendiendo demasiado! 
[El entrevistador no lo cree así y deja que la bajista hable de su pasión. Las aguas de la ría reflejan rayos solares que alargan las sombras. El concierto va a comenzar] 
—¿Se puede vivir sin música? 
-Bueno, yo hablo por mi y he de decirte que en mi vida la música es fundamental. Tengo una banda sonora emocional muy amplia... y sigo descubriendo temas maravillosos cada día. Además te diré que la música une mucho... tuvimos una Asociación Cultural y Musical —Sinfonía XXI— donde conocimos a muchos artistas de música, poesía, pintura, fotografía, etc. Así que, NO, no se puede vivir sin música. 
[El entrevistador, llegado este punto, se palpa con disimulo: ¡y yo con estos pelos!] 
—Se dice que los viejos rockeros nunca mueren. ¿Y las rockeras, qué? 
-[Ríe con ganas] Yo soy Rockera de nacimiento, adoro el blues que es en esencia de donde nació el rock. Pero me gustan muchos estilos de música menos el reguetón que no soporto —y corta la risa con las mismas ganas. A mi me ponen cualquier música movida y soy la más bailonga... de toda la vida oiga —renace su sonrisa. 
—Me han dicho que sientes verdadera pasión por los corazones y las figuras en forma de corazón. 
-Soy la tonta de corazones, pero te juro que no los busco... simplemente aparecen y los veo, me gusta fotografiarlos y que quede constancia de que no me los invento. Veo un corazón y me sale una sonrisa y pienso... ¡esto es bueno! Me encanta que la gente fotografíe un corazón y me lo mande por WhatsApp o me etiquete en Facebook, es bonito que la gente piense en ti cuando ve un corazón. 
—¿Cómo es el tuyo? 
-¿Mi corazón? Es grande, más grande de la media y no es broma, me lo dijo un médico cuando era jovencita... me dijo que tenía el corazón de deportista. Por eso creo que me cabe tanta gente en él; siempre tengo hueco para quien entra en mi vida. 
—«Partío» por la mitad o entero, a ver ¿de dónde es y dónde te gustaría tenerlo, dónde envejecer? ¡¡¡cuando llegue!!! 
-“Partío” nuncaaaaa... da igual donde viva o las veces que me haya mudado, ya te digo que tengo el corazón grande y todo lo que entra se queda. Ya sea Euskadi, Galicia, Andalucia... Donde me lleve la vida allí estaré feliz con los míos y envejecer con la gente que me quiere y a la que quiero es lo más importante, ya sea aquí o en Groenlandia. 
—Un paisaje: 
-Un acantilado con mar (costa y montaña) 
—Una comida: 
-Una buena fabada 
—Una bebida: 
-Un Ribera del Duero (y un botellín de agua) 
—Un instrumento ¡musical, claro! [Risas]: -A ver déjame pensar: Mi Jazz Bass Aerodyne (bajo eléctrico) —Tu ídolo musical: 
-Uffff me lo pones difícil porque tengo tantos, pero te diré tres: *Prince (del cual tengo tatuado su logo en mi tobillo derecho)[Me lo muestra]; *Norah Jones, y el tercero, *Alfredo 335 (guitarrista y cantante de Los Viernes Reloaded). 
—Me ha encantado la entrevista, ¿y a ti? 
-Por supuesto que me ha encantado, me ha hecho recordar tantas cosas... se me ha quedado la sonrisa puesta y el corazón agradecido. Y por supuesto, es un gran honor para mí aunque me siento un poco intimidada pues no considero que mi vida sea tan interesante. 
[La sonrisa es permanente en esta gran mujer y su corazón es grande. El entrevistador también queda «total satisfaction» de Gurutze Gabiola] 
—A ver, despídete en tu lengua materna, en tu lengua de corazón. 
-Eskerrik asko nere laguna, musu andi bat eta ikusi arte. 

Acabamos una agradable conversación mirando las aguas de las marismas del rio Odiel. A nuestras espaldas, la ciudad. Una mujer maravillosa de la que me despido. Corre a ocupar su lugar en el grupo, entre el guitarrista y la cantante. La noche cae y los focos se encienden. Gracias, Guru. De todo corazón. Le da tiempo a decirme ya en el escenario con su bajo en bandolera: «Me hubiese quedado dos horas más, me ha quedado mucho por decir»