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27.3.22

Entrevista a Elena López, abogada


«Por mis principios, prefiero jurar a prometer»

Esta vez lo han puesto las pilas desde el principio al entrevistador.  A una licenciada en Derecho por Salamanca no se le puede calificar de graduada como ha hecho el entrevistador. Licenciada por Salamanca, toda una etiqueta de categoría para una mujer que derrocha bondad y simpatía, perfectamente compatible con la seriedad de esta profesión a veces valorada, a veces denostada, pero tan importante.

No va más. Conciertan una cita en una cafetería de la más hermosa Plaza Mayor del mundo. Una clásica cafetería «Novelty» en una hermosa plaza de la docta, señorial ciudad. Charlan distendidamente la abogada y el entrevistador. Es la Salamanca del Arte y del Saber. 


—Con la venia, preséntate para El pincel de bambú, por favor.

-Mi nombre es Elena Mª López Herrero, nací en Salamanca hace 51 años, donde resido después de vivir en Madrid durante siete años; estoy casada y tengo dos hijos, una adolescente de 17 años y un preadolescente de 13.

Estudié Derecho en la Universidad de Salamanca,  donde me licencié —¡no graduación!— despues de cinco años de duro estudio; y ejerzo como abogada del Ilustre Colegio de Abogados de Salamanca, desde 1997, así que son 25 años ejerciendo.

—¿Por qué eres abogada?

[Vaya pregunta tonta, pero es que no lo puede remediar el entrevistador. Elena no parece inmutarse]

-Realmente mientras estudiaba la carrera, no me planteé el ejercicio profesional de la Abogacía, en primer lugar porque en una ciudad de provincias como Salamanca, el abrirte paso para ejercer era muy difícil, ya que era una profesión muy corporativista, los padres dejaban el despacho a los hijos y tenían una clientela que acudía por el nombre del despacho… ahora eso ya ha desaparecido.

[Bueno, al final no era una pregunta cualquiera, y es que todo tiene sus porqué]

Cuando aún no había terminado la carrera, comencé a acudir a un despacho, a leer y estudiar asuntos nuevos, acudir a los juzgados, asistir a juicios… y así me entró el gusanillo. Cuando acabé, me colegié y comencé a ejercer, tres días a la semana en Salamanca y dos en Béjar. Después me fui a Madrid, donde trabajé, sin ejercer, en una multinacional del sector de la publicidad. Cuando volví a Salamanca, volví al mismo despacho y aquí estoy.

—¿Cuál es tu especialidad dentro del Derecho? 

-Yo me dedico al Derecho Civil.


—¿Puede una abogado defender lo indefendible? 

-Si claro, entiendo que eso se puede dar con más frecuencia en temas penales. Pero en mi ámbito, teniendo una buena base documental, pericial en su caso y testifical, se puede defender los más “difíciles”, como son los de familia, divorcios y medidas en relación a los hijos, porque siempre que hay niños de por medio es difícil, ya que hay casos —cada vez menos pero los hay—, en los que los padres utilizan a los niños para hacerse daño y no se dan cuenta de que a los que hacen daño es a los menores que siempre están en medio.

—¿Defenderías a un okupa? 

-Un okupa es una persona que está habitando una vivienda sin contrato de alquiler, lo que se asimila al Código Civil como «precarista»; al okupa hay que desahuciarlo por estar en precario, no tener título para estar en el inmueble y no pagar nada, ni rentas, ni suministros...

Defender a un okupa, jurídicamente, es muy difícil, pero sí se puede alargar el procedimiento de desahucio del okupa. Nunca he defendido a ninguno, entiendo que por no estar en el turno de oficio.

[Elena se me escapa sin mojarse. Pero una abogada es también diplomática]

—¿Existen más morosos en la actualidad o es cosa del pasado? 

—Sí. Hoy hay más morosidad, más retraso en los pagos, más impagos, tanto entre profesionales, como alquileres, como hipotecas, como abono de los préstamos…y han proliferado las empresas que compran deudas difíciles de cobrar, por un importe muy inferior a la deuda, y demandan a los deudores por la cantidad total de la deuda más intereses que ahora revisan los juzgados de oficio, pues pueden estar sustanciados en cláusulas abusivas.

—¿Por qué crees que los políticos suelen ser abogados? 

-Es lo que yo pienso, no que lo sepa a ciencia cierta, primero por el conocimiento de las leyes, de cómo funcionan, de cómo se pueden modificar en trámite parlamentario, aunque últimamente estemos acostumbrados a los Decretos… y por otro lado por la oratoria que tiene que tener un abogado, que es muy importante para los políticos, tanto para sus actos públicos como candidatos, como para hablar en el congreso y senado… como he dicho es mi opinión personal, no he hablado con ninguno para saber sus inquietudes.

—¿Serías política en el futuro? 

-No, tajantemente no. Creo que es un mundo que no es para mí, por seguir las directrices de un partido, y a lo mejor tener que decir o defender lo que no pienso, o donde dije digo, digo diego, eso no va conmigo…

—¿Poderoso caballero es don dinero o eso es una mentirijilla o leyenda urbana?

-No hablo por mí misma, pero por lo que sé puedo decir que sí, como en otros campos profesionales.

—¿Me aconsejas redactar testamento o eso es cosa de ricos?

-Por supuesto que sí, todos debemos de dejar hecho nuestro testamento, no sabes los quebraderos de cabeza que les evitas a tus herederos, y te aseguras a quién va tu herencia, ya que si no se otorga puede haber sorpresas…, además yendo al Notario, puedes modificarlo todas las veces que quieras y el único que será válido es el último otorgado y será el que aparezca en la Ultimas Voluntades.

[¡Otorgar, entrevistador, otorgar! no «redactar»]

—¿La ideología política, las creencias religiosas, influyen en las tareas de los letrados o defiendes a todo el mundo con el mismo empeño?

-Entiendo que se pueden dar más conflictos morales en temas penales, de hecho, yo siempre he dicho que nunca defendería a violadores, pederastas, y padres o madres que hayan abusado o asesinado a sus hijos, entre otras cosas; pero como yo llevo temas civiles, puede haber implicación afectiva en los asuntos de familia, pero no conflicto ideológico o moral.

—¿Algún caso, sin señalar, del que te sientas satisfecha y por contra de alguno que no del todo?

-Pues claro, hay asuntos en los que después de mucho luchar y pelear si salen como el cliente quería, te sientes muy satisfecha, y son muchos. Y en el lado contario también alguno en los que, con una buena defensa y fundamentación, se pierden, o no salen todo lo bien que era de esperar, ya que la libre discrecionalidad del juez y la libre valoración de la prueba puede que no sea a veces del todo objetiva…

—¿Juras, o prometes? 

-Depende de qué se trate, pero por mis principios prefiero jurar.

—¿Juras entonces que en mitad de un juicio nunca se te ha ido el santo al cielo pensando en la comida, la casa, los niños, la compra y las mil cosas domésticas?

-En los juicios muy largos, a pesar de que se está concentrado al máximo, alguna vez te viene algo que no tiene que ver con el mismo, pero enseguida se deshecha ese pensamiento y te concentras en el juicio, ya que no hay que perder detalle, pues es importante, hacer referencia a todo en el trámite de conclusiones, por eso hay que estar muy concentrada.

—Una comida

-Un buen pescado salvaje no de piscifactoría a la brasa o al horno.

—Una bebida

-Cerveza y un buen vino tinto.

—Un paisaje

-Dos: el monte de Hervás y el mar.

—Una lectura

-Cien años de soledad de Gabriel García Márquez

—Una peli

-El paciente inglés de Anthony Minghella

Cae el sol invernal de la tarde sobre el plateresco de Salamanca. Elena acaba su disertación-conversación, se distiende, deja su toga y sorbe un poquito de buen Ribera del Duero con el entrevistador en la Novelty viendo pasar a la gente bajo los soportales centenarios de la plaza Mayor. Ha sido una conversación sobre su profesión —aunque se le hayan escapado al entrevistador asuntos civiles o ciudadanos tales como el aborto o la eutanasia— pero también sobre su vida apacible en esta hermosa ciudad donde ejerce también como esposa y madre. Tan buena diplomática como buena abogada y viceversa. 

—No hay más preguntas, señoría. Muchas gracias, Elena.

 

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