Nos creen unos ingenuos. La señora De no ha declarado ante el juez, es su derecho. Yo opino, pues soy un malvado, que la Sra. De ha optado por no hablar... pero simple y llanamente porque culturalmente es cortita, es decir, aparte de que no sabe, ella se ha metido en asuntos turbios simplemente porque ha interiorizado que es la Sra. De (ese que todo lo puede), y se lo ha creído. ¿Qué pasa ahora? pues simplemente se ha dedicó a dar charlas insustanciales que ahora llaman Master, sin ton ni son, verdaderos rollos que no significan nada pero claro, es la Sra. De y todos los pelotas y paniaguados, a escuchar. Y hoy, cuando le pide cuentas la Justicia, simplemente no sabe, no es que tenga o no tenga explicaciones o justificaciones, no; simple y llanamente ocurre que tiene un nivel cultural tan escaso que le impide hablar por sí misma sin riesgo de caer en el ridículo. Necesita a su lado a asesores pagados por todos nosotros, escolta digna de un jefe de Estado, para que sea capaz de decir sí o no sin correr riesgo de embarrar más su futuro. La Sra. De es una sumisa, siento decirlo, que tendrá que seguir los dictados, consignas y consejos de su señor esposo y su señor abogado. ¡Ay! tanto progresismo, empoderamiento, feminismo y tanto ismo vacuo para tener que cerrar la boquita cuando una mujer preparada tendría que decir al marido: "deja que yo me valgo para defenderme sola y acudir a los tribunales a colaborar porque nada tengo que ocultar o callar. Déjame que yo me valgo sola." Pero no.
Ninguna pena me da, mirusté. No hable hasta que no se lo ordenen que, eso sí, le irá mejor. O no.
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