© El blog con cero lectores, pero aquí estoy en el espacio de mi libertad. No espero a nadie aunque cualquiera es bien recibido. Gracias a mi BLOC ABIERTO DE PAR EN PAR donde encontrarás desde 2009 temas variados.

9.12.24

Januká


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Fa
 
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//... era el día del encendido de la primera candela y Munir había aceptado la invitación de Siro. Era el primer día de la fiesta de las luminarias y este, como cada año, celebraba la rebelión de los macabeos sobre el tirano Antíoco en las tierras de Palestina. Ocho luces ardieron entonces durante ocho dias para alumbrar al pueblo judío en su rebelión.

Munir salió del palacio, cerca de la mezquita para acudir a la casa de su compañero de juegos por las calles de Córdoba; quería demostrar a su padre cómo no le hacía ascos a alegrarse o a entristecerse al mismo tiempo que su amigo, aun sabiendo que eran creencias distintas. También acudía Beltrán, aunque este era remiso a mostrar sus sentimientos tan abiertamente como sus dos compañeros de correrías y juegos por las calles de la capital omeya.
En aquel momento de la Historia corría el año 971 desde que el Profeta había huido desde La Meca a Medina; 4.731 años desde la Génesis del Mundo, y 971 años transcurridos desde el nacimiento de Cristo.
Los niños acudirían los ocho días siguientes a casa de Siro el judío, y su padre, maestro y rabino, les explicaría el significado del encendido del candelabro de ocho brazos a la salida de la primera estrella, así cada día hasta que el octavo luciría esplendorosa la lámpara janukilla.
Antes de esta celebración, ya Munir los habría invitado a subir al alminar de una de las innumerables mezquitas de la capital curtubí donde el muecín llamaría a la Oración hacia los cuatro puntos cardinales de la ciudad enalteciendo el nombre de Allàh. El Califa Alhaken II —hijo de Abderrahman III y como tal jefe supremo de al-Andalus—, tenía patente de corso para autorizar o prohibir estas veleidades de confraternización entre las tres religiones. Mandaban ellos.
Por último, Beltrán se conformaba con mostrar a escondidas a sus amigos alguna de las misas del Adviento navideño en iglesias cristianas. Córdoba vivía en su esplendor y cerrar los ojos y hacer oidos sordos era la política condescendiente del califato. Estarían por llegar tiempos turbulentos pero aquél era el momento propicio para revivir Januká de luz, Navidad de esperanza y Ramadán de purificación en la capital del vasto territorio que comprendía desde los confines del reino benimerin africano, al sur, hasta las Marcas del norte de la península...//
PD: Beltrán el cristiano, Siro el judio y Munir el mahometano en realidad nunca congeniaron a pesar de ser de la misma edad, vivir en la misma ciudad, y tener como patria el pais que los vió nacer: la vieja Hispania, el actual al-Ándalus, la futura España. Esta escena de convivencia pudo haber ocurrido en el imaginario —al menos en el mío— pero dudo que así tuviera lugar nunca.
Mañana comienza Janukáh judía y pronto las fiestas navideñas cristianas; asímismo cada día se alza la voz pacífica de los muecines llamando a la Oración desde las mezquitas de un confín al otro del mundo.
Shalam, Shalom, Paz

22.10.24

Telepúfo

El subministro sonreía mirando desde su despacho. Por fin se iba a ganar el favor del Ministro1 presentando el encargo del jefe corregido y aumentado. Había diseñado una televisión a la medida del capricho del dictador. Por fin iba a tener a las masas pendientes de su propia pantalla. No era la única tele que había en la federación, pero las subteles seguían al servicio de la tele-madre. En realidad era ya la mentira repetida muchas veces en todas las subteles que se convertían en verdades de forma inmediata. Estaba por afinar y modular esta arma de intoxicación masiva y rondaba en su cabeza (la del subministro de la Verdad) dar un nuevo giro de tuerca que consistía no en decir mentiras repetidas —eso era ya pan comido—, no en inventar noticias, no, eso estaba trillado; sino en FABRICAR NOTICIAS a conveniencia de las masas. Iba a ser la releche. Y a su disposición (del subministro) tenía para tal fin lo más de lo más: la Inteligencia Artificial que fabricaría las noticias que el pueblo tendría que escuchar, tragar y digerir cuantas veces lo creyera conveniente el dominante Partido Único de la Federación Orwelliana (PÚFO).

El subministro de la Verdad sonreía al imaginar al Ministro1 darle paternalistas golpecitos en el hombro. Se derretía del gusto. 

Sobre la mesa del subministro había una consigna en una placa: 

 UNA MENTIRA REPETIDA 

SE CONVIERTE EN VERDAD

Agenda20-30

Afuera, el pueblo miraba la nueva Telepúfo  proyectando «Las cuatro estaciones» mientras unas imágenes idílicas de jardines y palacios pasaban por la pantalla. El pueblo miraba arrobado...

 

21.10.24

Poetas, hermanos Manuel y Antonio

Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente...,
y la noche de Madrid,
y los rincones impuros,
y los vicios más oscuros
de estos bisnietos del Cid:
de tanta canallería
harto estar un poco debo;
ya estoy malo, y ya no bebo
lo que han dicho que bebía.
Porque ya
una cosa es la poesía
y otra cosa lo que está
grabado en el alma mía...
Grabado, lugar común.
Alma, palabra gastada.
Mía... No sabemos nada.
Todo es conforme y según.

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales. 

20.10.24

LA VENGANZA DE MUDARRA



A cazar va don Rodrigo y aun don Rodrigo de Lara;
con la gran siesta que hace arrimado se ha a una haya
maldiciendo a Mudarrillo, hijo de la renegada,
que si a las manos le hubiese que le sacaría el alma.
El señor estando en esto, Mudarrillo que asomaba:
—Dios te salve, caballero, debajo la verde haya.
—Así haga a ti, escudero, buena sea tu llegada.
—Dígasme tú, el caballero, cómo era la tu gracia.
—A mí dicen don Rodrigo y aun don Rodrigo de Lara,
cuñado de Gonzalo Gustos, hermano de doña Sancha;
por sobrinos me los hube los siete infantes de Salas.
Espero aquí a Mudarrillo, hijo de la renegada;
si delante lo tuviese yo le sacaría el alma.
—Si a ti dicen don Rodrigo y aun don Rodrigo de Lara,
a mí Mudarra González, hijo de la renegada,
de Gonzalo Gustos hijo y añado de doña Sancha;
por hermanos me los hube los siete infantes de Salas.
Tú los vendiste, traidor, en el val de Araviana;
mas si Dios a mí me ayuda aquí dejarás el alma.
—Espéresme, don Gonzalo, iré a tomar las mis armas.
—El espera que tu diste a los infantes de Lara.
Aquí morirás, traidor, enemigo de doña Sancha.
(Del Romancero español)

15.10.24

Los monos listos


No escuchar, no mirar, no decir. Los tres monos sabios sabían que era las mejores opciones para no complicarse la vida. Los tres monos sabios vivían en el mejor de los mundos que ellos imaginaban. 
—Qué más da que en la jungla siga mandando el "rey" y su corte de tiralevitas. 
«Qué más da que el rey imponga las leyes que él quiere. 
«Qué más da que nos impongan poco a poco su dictadura. 
«Qué más da que el rey y su cohorte vayan copando todos los mejores árboles. 
«Qué más da que que le dé igual todo con tal de seguir en el árbol número 1. 
«Qué más da si tapando nuestras orejas, bocas y ojos podremos seguir sobreviviendo en los rastrojos que nos dan a modo de árboles. 
«Qué más da que el rey vaya desnudo si todos lo vemos con espléndidas vestiduras que es lo que conviene decir. 
«Callemos, hagamos oídos sordos y cerremos los ojos que el dios proveerá por y para nosotros. 
«¡Larga vida al rey del zoo(i)lógico! —los tres monos se retiraron sin saber que su actitud acomodaticia, por no decir acobardada, a la larga les supondría la esclavitud, que serían usados y abusados por la apoltronada clase dirigente. 
En la clandestinidad un grupo de simios díscolos empeñados en ver, oir y expresarse como derecho incuestionable soñaba preparando una incierta a la par que suicida revuelta, pero la verdadera libertad bien merecía la pena y renunciar al cacahuete para hoy y el hambre para mañana.

Vienen los júngaros

—¡Que vienen los júngaros! ¡Los júngaros! ¡Que vienen! El Miguel recorría las calles advirtiendo de la noticia que de vez en cuando se exten...