© El blog con cero lectores, pero aquí estoy en el espacio de mi libertad. No espero a nadie aunque cualquiera es bien recibido. Gracias a mi BLOC ABIERTO DE PAR EN PAR donde encontrarás desde 2009 temas variados.

9.12.21

Entrevista Maria Morales Carson, novelista

                                                      «Con mis novelas busco el objetivo de invitar a las mujeres a que                                                                    busquen su prioridad vital, se construyan y pongan en marcha sus                                                                                  proyectos personales»

Hoy El pincel de bambú viaja a tierras del norte de España. A unas tierras atravesadas de hermosos valles y ribeteada de encrespadas costas. En una de sus preciosas ciudades reside. Hoy la vamos a conocer, y digo la vamos porque una feliz coincidencia y una recomendación ha hecho que me atreva a pedirle una entrevista. A la que ella ha accedido amablemente esta mujer dedicada a las letras y a la Comunicación. Leamos y conozcamos:

—Maria [Morales Carson] te pediría, te pido, que te presentes y hagas una pequeña semblanza tuya para esta modesta página El pincel de bambú                                                                                                          -Nací en Donostia [San Sebastián](Gipuzkoa). Aunque me considero vasca me siento una ciudadana del mundo, ya que circunscribirse en una zona te focaliza. Prefiero sentirme de Euskalerria [Euskadi] y de todos los lugares donde me pueda sentir feliz. Donde he ido con mis libros he recibido tanto de todos y sobre todo de todas, que me siento de esos sitios que son capaces de vivir la literatura como un ingrediente más en sus vidas. Estoy casada y tengo tres hijos. Soy periodista de formación, y trabajé en casi todos los medios durante estos últimos veinte años. Aunque he desarrollado más la faceta de responsable de prensa de distintas empresas y de instituciones.

—Cuando entramos en contacto, me preguntaste si conocía los «cuatro acuerdos», de los que no tenía ni idea dado que este entrevistador es más de las enseñanzas de Confucio. Esto me dejaste                                1º Se impecable con tus palabras.                                                                                                                      2º No te tomes nada de manera personal.                                                                                                          3º No hagas suposiciones.                                                                                                                                  4º Haz siempre lo máximo que puedas.                                                                                                        Los he leído, asumido y aceptado, aunque solo me creo capaz de seguir el cuarto acuerdo ¿Quiere decirse, aun así, que puedo preguntarte y curiosear sobre tu vida literaria?                                                                  -No hace falta hacer mención a los cuatro acuerdos para hablar de lo que me gusta leer o escribir. Los cuatro acuerdos sirven para dar importancia a lo que la tiene. Si eres capaz de intentarlo, y si además puedes ir superándolos poco a poco, ¡enhorabuena! ¡La vida será más sencilla! De eso se trata.                   En cuanto a la vida literaria, creo que mi gran conexión con la lengua y la literatura desde que tenía unos diez años es la que colocó los mimbres para que lleve escritos tres libros. Eso junto a la necesidad de ayudar a los/as demás, que también surgió con aquella edad. El deseo de compartir lo que sé, y las claves de mi propia evolución personal son las que me impelen a conectar a las personas con la literatura.

—¿La observancia, porque supongo que los sigues, de estos acuerdos son compatibles con tus funciones de periodista, coordinadora, responsable de prensa, jefa de comunicación y Community Manager?               -Potenciar la honestidad y la bondad en tu vida nunca puede estar reñida con la de ser una buena profesional. Es más, seguir los cuatro acuerdos supone un ejercicio saludable que finalmente revertirá en todo lo que hagamos.                                                                                                                                      

—Dejando para el final la escritura —crear mundos, hacer vivir historias, novelar en suma— ¿es compatible todo ello con los antedichos acuerdos «toltecas»? (Obsérvese el empecinamiento del entrevistador con los cuatro acuerdos —a estas alturas ya se ha documentado— a pesar de la aseveración de María respecto a la no necesaria relación entre los acuerdos y la labor)                                                      -Por supuesto que escribir historias y novelas es la forma más idónea para mí para mejorarme como persona. De hecho, escribir mis novelas me ha conectado más con la espiritualidad y la necesidad de ser un buen ser humano. Mi trabajo constituye un puente de conexión entre las personas y yo. Para dar lo mejor de mí misma con ellas y compartir mis fortalezas y virtudes.                                                                

—Tienes dos novelas escritas, la primera es La consciencia del tiempo (2014) y La luz de la tormenta (2021). Con relación a la primera, mi pregunta es si conseguiste escribir un guion cinematográfico o se quedó en el proyecto, y en segundo lugar preguntarte si no crees más de actualidad el argumento de La consciencia cuando la escribiste en 2014. Explica, por favor, de qué va la novela y aconséjala.                    -En realidad he escrito tres novelas. La primera permanece inédita. Por eso, cuando escribí la segunda, decidí autopublicarla. Creo que cuando escribes una novela, es el momento. Las cosas no se hacen por casualidad. Lo que nos sucede ocurre cuando tiene que suceder. Forma parte de nuestro guion de vida. «La consciencia del tiempo» es una novela distinta donde incluí el rodaje de una película. Si filmar una película fuera menos costoso, quizá habría escrito el guion finalmente, pero no. Quedó en proyecto como dices. Y como te he comentado la novela «La consciencia del tiempo» la escribí en 2014 porque era su momento. Creo que es una novela muy entretenida, con un grupo coral de protagonistas. Se ubica en la Universidad de Oxford. Un grupo de actores interpreta la película, «Awareness of time» (La consciencia del tiempo) y cuando dejan de rodar ell@s viven su propia realidad. Quería decir muchas cosas a través de ella. Hablar del miedo que nos frena, de la infidelidad que conecta la parte de ficción con la parte de la realidad de la sinopsis, y sobre la importancia de la amistad para gestionar mejor nuestras vidas. Quería crear ecos y contrastes entre las dos partes para que los mensajes se entendieran mejor. Estoy muy contenta con esta novela. Escribirla fue fascinante. Ha gustado muchísimo y alguien me llegó a decir que si hubiera caído en manos oportunas podría hasta haber ganado un premio. Para mí el éxito de esta novela es todo lo que conseguí durante los cuatro años de viajes por toda España que llevé a cabo para promocionarla. [Menos mal que el entrevistador aprendió de Eva García Carrión qué era eso de «novela coral» con lo cual se he ahorrado un segundo ridículo]

—En cuanto a La luz de la tormenta (2021) a priori me apetecería leerla más que la primera. ¿cumplo el 3º acuerdo? Para nuestros amigos y lectores, me gustaría que nos la "vendieras"                                                -Mi tercera novela, “La luz de la tormenta” no tiene nada que ver con la anterior y eso me encanta. Está escrita desde otra órbita aunque los objetivos son similares con la anterior: invitar a las mujeres a que busquen su prioridad vital, se construyan y pongan en marcha sus proyectos personales. En esta novela, los capítulos son más cortos lo que invita, junto al menor número de personajes, a darle un mayor dinamismo en la lectura. Creo que mi forma de escribir no es mejor que el de otr@s escritoras/es. Aunque sí es muy distinto, por lo que os invito a leerla para que lo comprobéis. Y por otro lado, me pongo como escritora y persona a disposición de tod@s los lectores/as. Eso también la hace distinta.

—¿En cuál género te encuadrarías: Romántico, Histórico o Romantórico, o por qué no Histomántico. No sé si me entiendes?                                                                                                                                           -Si hay que hablar de ella [La luz...] en cuanto a género, es una novela histórica donde no solo se cuida la parte documental sino que contiene una gran ternura y una gran sororidad con la protagonista. Prefiero que sean los/as lectores/as l@s que decidan qué tipo de novela es.

—Aludes y reclamas continuamente a las mujeres. ¿Tan mal siguen las cosas en cuestión de igualdad?       -¿Y tú me lo preguntas? Las mujeres hemos avanzado muy poco. Desde que comencé a trabajar como periodista me di cuenta de que las mujeres de 40 años, con las que trabajé, con una buena trayectoria profesional y con un trabajo efectivo no se reconocían a sí mismas. Si no eres capaz de apreciar lo que haces primero tú, l@s demás tampoco lo apreciarán. Aquello me impactó. Sabía que tenía que hacer algo para que las mujeres, por lo menos las de mi alrededor, fueran conscientes de su excelente trabajo. Creo que lograr una buena autoestima y confianza, son dos pasos importantes para creer en una misma. Eso es lo quiero lograr con esta última novela, animar a las mujeres a que encuentren su autoestima y su confianza como pasos ineludibles para creer en ellas y avanzar. En sus evoluciones personales y en la propia evolución de las mujeres en su globalidad. Creo que la energía de las mujeres que se está potenciando con el feminismo, con nuestras reivindicaciones y con el apoyo sororo que nos damos unas y otras. Eso nos hará avanzar. Estoy convencida de ello. A mí, me está ayudando a sentirme más cómoda con todo lo que hago. Sé lo quiero trasladar al resto de compañeras a través de mis novelas.

—¿Cómo has vivido la pandemia? ¿qué te parece el pasaporte Covid?                                                              -Corrigiendo mi novela. No he llevado mal la pandemia. Lo que más me apena de todo es el sinsentido que supone todo esto. No tengo ni idea si es un virus que ha surgido o lo han creado. La manipulación informativa en torno a todo lo que lleva consigo me produce mucha tristeza. El 75% de los españoles está vacunado y hay una gran cantidad de infectados en esta sexta ola. Las medidas restrictivas, como el pasaporte Covid se tienen que poner en marcha porque las personas no somos capaces de respetar al resto cuidando las medidas (mascarillas en interiores y exteriores, etc) Somos como niños a los que hay que castigar porque nos portamos mal. La pandemia, las muertes, l@s enferm@s en la UCI, el enorme sacrificio de los sanitari@s, las pérdidas de trabajo, entre las que me encuentro, las pérdidas en la hostelería y en otros campos laborales, todo, me parece terrible. Si es algo orquestado por unos cuantos ingratos, es para sentirse muy, muy triste. Las consecuencias son terribles. El pasaporte Covid, en estos momentos, me parece lo menos importante, aunque sí es una merma en los derechos fundamentales. Me preocupan mucho más las mutaciones del virus y que no podamos volver a vivir como antes a pesar de la casi tercera dosis que nos tendremos que poner tod@s. ¿Cuántas dosis de eso que llaman vacuna nos tendremos que seguir poniendo?¿El que nos pongamos veinte dosis permitirá que volvamos a hacer una vida más o menos similar a la de antes de la pandemia? Eso me preocupa más que el pasaporte y las medidas coercitivas con las que se nos está castigando a tod@s. Me parece terriblemente lamentable cómo se está llevando a cabo. Creo que lo hacen así porque realmente no saben de dónde viene todo y cómo terminar con ese virus.

— Cuéntanos algo sobre tus proyectos ¿Cómo se pueden adquirir tus obras?                                                 -Mi proyecto es vender la novela, «La luz de la tormenta» para que se conozca mi trabajo y seguir aportando lo mejor de mí a través de ella y mis presentaciones por la península. En la actualidad ese es mi objetivo: las mujeres y llegar a ellas a través de las redes (Facebook, Twitter e Instagram) y presentarla en distintos foros de las provincias donde pueda llegar.

—Con sinceridad ¿te ha parecido pertinente la entrevista? ¿El entrevistador, un poco pedante o no tiene solución? ¿Podría haber sacado más partido a la entrevistada?                                                                         -La entrevista me parece genial y el entrevistador es muy majo pero no tiene solución, eso sí. Creo que no podía ser mejor entrevista. 

—¿Sin esperanza para el entrevistador?                                                                                                              -Haz lo que te pida el corazón. Tú decides tu vida. Lo que hagas, me parecerá bien.

—Un color.                                                                                                                                                          -El verde claro.

—Una comida y bebida.                                                                                                                                       -Marisco y champagne.

—Un paisaje.                                                                                                                                                     -Me gustan todos, los marinos y los montañosos. Los del norte son maravillosos y verdes, y los del sur todo contrario, secos y a la vez alucinantes.

—Un barco.                                                                                                                                                         -Un balandro, como el que sale en mi novela La consciencia del tiempo.

—Un cuadro.                                                                                                                                                        -Todos los pintados al óleo. Si me tengo que quedar con uno elegiría: «A bed of poppies» de María Oakey Dewing (American, 1845-1927)


—Una región para vivir que no sea la tuya.                                                                                                         -Cualquiera del mundo donde pudiera escribir.

—Una última palabra que no sea gracias o eskerrik asko.                                                                                  -Encantada de conocerte: ¡Te doy tres en vez de una!

No hay mucho que añadir a lo que nos cuenta María. Una escritora, profesional de la información y militante —en el mejor sentido de la palabra— de feminista, de fe en la mujer. Dando un sentido positivo, a través de sus historias, de «sororidad». Muy agradecido, aunque con la sensación de haber dejado muchos temas por preguntar a esta mujer vasca, madre, periodista y escritora que ha accedido a darse a conocer un poquito más a través de este Pincel de bambú a todo el mundo.

4.12.21

Juana Sin Fronteras

Hoy, El pincel de bambú recibe a una mujer que no tiene fronteras. Trabaja, colabora, ejerce su misión en una pequeña ciudad Gibraleón, pero he de decir que, tal como es ella, la creo ser capaz, muy capaz de ejercer con el mismo espíritu en la capital de la provincia, Huelva, en Andalucía, en España, en Europa o cualquier país o capital del mundo. Ella, creedme, entiende y se expresa en el idioma universal por excelencia: Solidaridad y Compromiso.

Sería injusto por parte de este entrevistador mutilar, recortar, seleccionar, discernir parte  o partes de esta jugosa entrevista donde deja algunos mensajes.

Con todos nosotros, os invito a conocer a Juana Martín Infantes, o sea, con cordialidad,  solo para esta entrevista… Juana Sin Fronteras.

—Juana, me gustaría que te presentaras a nuestros amigos de El pincel de bambú



Me conocen como Juana Martín. Me considero polifacética, siempre lo he sido; y eso hace que siempre esté con una idea, con un proyecto, metida aquí o allí…. Hago y hago cosas. 

En los últimos años intento centrarme en “mi elemento” como lo denomina Ken Robinson, la fotografía, pero reconozco que me cuesta atender sólo un frente. Tengo mucha capacidad de trabajo, dedicación y entusiasmo por lo que hago y eso facilita mucho atender a varios proyectos a la vez.

Estudié fotografía en la Escuela de Artes “León Ortega” de Huelva, allá por lo años 90, fue una etapa muy intensa. Mucho más tarde, me Diplomé en Educación Social, seguidamente me Licencié en Pedagogía… y sigo formándome en diferentes materias.

Llevo 17 años trabajando en el Ayuntamiento de Huelva de Dinamizadora, es un trabajo muy variado y creo que por eso encajo bien.

Me gusta conocer a personas y ser facilitadora en la medida de lo posible. No sé, quizás quien me conozca pueda decir más… 


—Siguiendo tus redes veo que estás muy implicada en los movimientos sociales y culturales de tu ciudad. ¿Es una obligación profesional o altruismo?


Me crié en la barriada de El Torrejón de Huelva, creo que desde los 14 años ya estaba metida en movimientos sociales, en la parroquia del barrio, con los servicios sociales, en el centro de personas mayores… siendo voluntaria aquí y allí. Es algo vocacional. Estudié Educación Social y más tarde Pedagogía, supongo que influida por la realidad que vivía en mi barrio.


En el ámbito cultural, trabajé durante 12 años en  la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Huelva, en los primeros años me asignaron trabajar en el Punto de Información Turística de la ciudad y muchos turistas y onubenses pedían una guía de eventos culturales, entre tanto preguntar y la manida frase  de que “en Huelva no hay ná” pensé en hacer algo, fue iniciativa mía, nada impuesto. En aquellos años no existía una guía de eventos, así que comencé a hacer un trabajo de recopilación de actividades, al principio eran unos folios y con el tiempo se convirtió en la Revista “Info Ocio Huelva” de ámbito local y provincial. Me llevé unos 8 años maquetando y publicando esta publicación mensual. Más tarde apareció algo parecido, y mi superior decidió que ya no tenía sentido que yo la hiciera. 


También se me ocurrió, cuando era miembro de la “Asociación Huelva y sus Fotógrafos”, hacer una publicación que recopilaba las actividades entorno a la fotografía “FotoEventos” lo llamé. Pero creo que hice unos 9 números, era más complejo reunir mensualmente solo eventos fotográficos de Huelva. La idea era la misma, poner a disposición de fotógrafos y fotógrafas exposiciones, concursos, formación…


En 2016 me trasladé a la Concejalía de Políticas Sociales e Igualdad, y allí reconvertí la idea en la “Revista Social Municipal”, hice 46 publicaciones, pero también mis superiores decidieron que no procedía y la dejé de hacer. De manera paralela, en los grupos de Facebook de eventos, actividades, cultura… comparto todo lo que veo con la intención de que la información esté disponible para aquella persona que quiera saber y participar de esos actos. En definitiva obligación profesional ninguna, fueron ideas que tuve y realicé hasta que no interesaron, si interesaron alguna vez. 



—¿Cuáles son los grupos o colectivos que necesitan más atención?


Atención necesito hasta yo. Hablaría de grupos de vulnerables, y es un abanico bastante amplio: menores, jóvenes, mujeres, inmigrantes, personas mayores, parados, personas con discapacidad, comunidad gitana… y todo dependerá de la precariedad de la condición social, económica y cultural que le haya tocado en suerte. Es complicado poner en una balanza “lo social” para saber el que MÁS necesita. Cuando conoces diferentes realidades, comprendes la necesidad de cada una de ellas, y en la medida de lo posible habría que subsanar esas carencias para que promocionaran las personas y sus circunstancias.


—¿Cuáles son los colectivos que te inspiran más afecto personal y por qué?


Es difícil, pero los niños, mujeres y personas mayores. Supongo que porque han sido los grupos con los que más me he relacionado y trabajado a lo largo de mi vida. De todos modos, en general, me gusta relacionarme con personas que puedan aportarme algo y a las que yo les pueda aportar. La gente que no tiene interés en crecer como persona no me interesa; esa frase de “es que yo soy así”… no me convence y empobrece. Los niños y niñas tienen ansias por aprender, tienen curiosidad, tienen ilusión; las personas mayores con las que en su día trabajé, habían tenido toda una vida de trabajo y dedicación familiar y estaban deseosas de hacer cosas nuevas, de viajar, se les veía entusiasmadas. Y con el colectivo de mujeres, también tengo especial inclinación, creo que pueden aportar mucho a la sociedad.


—¿Crees que somos racistas, machistas, clasistas, faltos de empatía... o vamos mejorando como sociedad?


Hay de todo. Aunque afortunadamente somos muchas las personas que se alejan de tanta tiranía. De todas formas, creo que clasista sería la etiqueta más propia para las mayorías de las actitudes agresivas que vemos, y miedo, la gente tiene muchos miedos que superar.


—¿Quién ayuda más y mejor: la Iglesia, el Municipio o las ONGs?


No tengo datos ni información real como para formular una respuesta acertada a esta pregunta. Conozco a gente vinculada con la Iglesia que hace una labor maravillosa y encomiable, conozco a particulares que ayudan con y sin interés a otras personas y causas, conozco del trabajo de muchas organizaciones no gubernamentales y del tercer sector que realizan un trabajo sin el cual mucha gente no levantaría cabeza. “Hay de todo en la viña del señor”.


—¿Qué le dirías a alguien que «okupa» una casa y al propietario?


No sabría. No es de gusto vivir en la calle, ni es justo que te quiten tu casa. En todo caso supongo que este tipo de actos, no somos capaces de valorarlos en su justa medida hasta que nos toca de cerca.


—¿Qué es para ti la fotografía?


Desde que descubrí la fotografía, para mí ha sido un medio que ha ido mutando en cuanto a utilidad. Hubo un tiempo en que era muy tímida, y en aquellos años me sirvió para acercarme a mi entorno y la gente de una manera que me resultaba cómoda, detrás de la cámara. Luego me sirvió como medio para ganar dinero, durante unos años tras salir formada de la Escuela de Arte, me dediqué a impartir talleres y a realizar reportajes de bodas y comuniones. Años después, me servía para documentar mi trabajo en el campos de la animación sociocultural, y más tarde para registrar mis trabajos en el campo de la artesanía. Cómo no, siempre es un modo de guardar recuerdos de tu vida y de la vida de los que te rodean. También en un momento, donde la vida me dio un vuelco, me sirvió como herramienta terapéutica para salir de aquel bache, sobre todo me centré en el autorretrato. Y en los últimos años me sirve para poder llevar a efecto ideas y proyectos fotográficos que luego expongo/muestro, bien en formato físico o virtual. Ahora, la fotografía es una gran aliada que me acompaña siempre.


—Paisaje, retrato, urbana. ¿Dónde te mueves mejor?


Indiscutiblemente en el retrato. Es lo que más me motiva. A veces se me ocurren proyectos que lanzo a las redes sociales para propiciar poder realizar este tipo de temática, busco personas para retratar, o me buscan. De los últimos "Rostros. Mujer Iberoamericana" “Octogenarios”, “Colores”, “Con buena música en el alma”, “Cuidadores”,  “Por el hilo se saca el ovillo”, “Fridas”, “Nosotras”, “Una mirada, una sonrisa”, “Gitanas Trabajadoras”, “Mujeres Emprendedoras Iberoamericanas”, “Portraits- 104”…



—¿Cuál es tu foto preferida, cuál te gustaría hacer o te hubiera gustado hacer?


No tengo una foto en singular preferida, en general el trabajo que comparto en redes o exposiciones me gusta (si no, no lo compartiría); cierto es que me encantan los retratos en blanco y negro, y me gusta que la gente se reconozca y salga tal cual es. Pero otras veces prefiero jugar con filtros (grano, rayones, movimiento…) para crear una atmósfera diferente. 

Me gustaría hacer una colección de retratos al estilo del fotógrafo francés Pierre Gonnord, y tener la posibilidad de exponer en gran formato. 



—¿Cuántas veces te han dicho [aparte de un servidor] que tienes una belleza clásica como de diosa griega? 


Algunas cuantas. Sobre todo cuando me pongo de perfil en los autorretratos, he tenido calificativos de regia, perfil griego, Venus de Arles, diosa del Olimpo…

 


—¿Qué esperas de la vida y qué puede esperar la vida de ti?


He aprendido a no esperar nada de nadie ni de la vida. Cuando esperas… si no llega lo que deseas, desesperas, no comprendes o te chocas; las cosas no son como una desearía; no disfrutas de lo que tienes-eres-te acontece en este mismo instante y pierdes tiempo en querer lo que no tienes. No es que diga que no se deban tener ilusiones, proyectos… Entiendo que estar en el aquí, en el ahora con lo que te ofrece ese instante, esa persona, esa acción… es una manera de que todo lo que pase sea bienvenido y agradecido por que suceda, por pequeño o grande que sea. Como ésta entrevista que tú calificabas de “poca cosa” y yo la recibí como un regalo; o que todas las mañanas encuentre aparcamiento al ir al trabajo… eso sí que es suerte!! Yo lo agradezco todos los días. 

Si hay malos momentos, hay que tener la convicción de que nada es eterno y afortunadamente todo cambia ¿conoces el tema de Mercedes Sosa?

Yo intento dar lo mejor de mí en cada momento, intento como ya decía, facilitar las cosas, como mi compañera de trabajo diría “estoy al agradar”.  Me equivoco en mi caminar, seguro, pero me lo permito. No soy perfecta, “ni falta que me importa”.


—¿Harías un retrato algún día a este entrevistador o es que no encuentras nada en él digno de ser inmortalizado por tu cámara?


Cuando quieras, o  puedes esperar a que inicie un proyecto que tengo en mente… uno de tantos que no me da lugar a llegar a cabo con la ligereza que  me gustaría. Así que yo, paciencia, cuando sea posible. Como gustes.

Y finalizo…

Me ha encantado tener este tiempo para reflexionar sobre las cuestiones que me planteas. Noviembre y diciembre han sido/están siendo meses de muchA actividad. Tu entrevista “peca” si me lo permites decir así,  de elegir esto o lo otro, de hablar de “la más” (en contraposición de la menos)… creo que los extremos no son demasiado buenos. Me gusta lo diverso, la variedad, el cambio. Elegir una cosa sola como opción única es desechar muchas otras que seguro te aportan cosas buenas y malas, cosas que te hacen crecer. Bueno, ha sido un reto.

Gracias por tener interés por mi trabajo, mi trayectoria y mis opiniones. 


—Como colofón de esta jugosa entrevista, algo que te agradezco profundamente, ¿cuál es tu biografía fotográfica para los interesados en tu extensa obra? 


A nivel formativo, mis inicios en la fotografía se dan con los estudios de Graduada en Artes Aplicadas y Oficios Artísticos en la Especialidad de Fotografía, en la Escuela de Arte León Ortega (1991-96), Huelva. Continué mi formación en el campo plástico-visual durante el curso siguiente realizando el Curso de Experto Universitario “La Enseñanza de las Artes Plásticas y Visuales en la Educación” en la Universidad de Huelva.


Durante muchos años, la fotografía aplicada ha sido mi contacto con esta disciplina, de modo que no he estado desvinculada nunca de ella. En años más próximos, me reinicié con el mundo digital y comencé a formarme realizando algunos cursos y/o talleres con diferentes entidades y de la mano de diferentes profesionales del mundo de la fotografía. Lo último a nivel académico, ha sido el Curso el "Experto en Fotografía y Comunicación Gráfica" en la UNIA, Huelva.

Me decanto por el retrato, el autorretrato y la fotografías de detalles, por ese orden.


30.11.21

SIRA EN SU VALLE


Acaba de llegar de Casas del Monte, un pueblo del valle del Ambroz de correr y eso —dónde y qué— lo resume casi todo de ella.
Y sí, ella a mi siempre me ha parecido a ese animal estilizado, de patas largas y finas hasta que un tipo lo usó indebida y malamente para referirse y reclamar a una política venezolana (Querida g-c-l-). Desde entonces, para un servidor Sira, además de ser una mujer normal —hija, esposa y madre—, ya no me parece el animal que corre veloz por la sabana africana, no, sino un antílope muy similar y que se llama «impala». Impala hembra. Veloz como el viento; bella como un atardecer tras los montes, las casas y los valles; esbelta como Diana en su templo emeritense cuidando de la Naturaleza.

—A ver Sira, dinos quién eres para que te conozcamos.
-Soy Sira Sanchez Valle, nacida en Hervás (Cáceres), aunque hace dieciocho años que vivo en Villanueva de la Serena (Badajoz).

—Lo imagino pero ¿cuál es tu afición favorita? ¿Cuándo te dio por empezar? ¡No me digas que de chiquinina que no me lo creo!
-Dejé mi trabajo porque mi marido lo encontró en Villanueva y obviamente nos trasladamos. Mi afición es correr por montaña. Cuando tuve a mi hija me diagnosticaron osteoporosis, también tenía dos hernias discales y no hacía ningún deporte. El traumatólogo me aconsejo un deporte de impacto pero para las hernias no era recomendable así que yo soy la que dosifico, valoro y calibro mi actividad física.
—¿Cuál es tu historial deportivo? ¿Cuáles son tus mejores marcas? ¿Entrenas mucho?
-Comencé corriendo medias maratones; Mérida, Navalmoral, Plasencia, Medellín y otras ciudades de Extremadura. Pero el asfalto me resultaba muy lesivo y me decanté por correr en terreno más variado e irregular (piedras, tierra, subidas, bajadas y cualquier tipo de barreras), es decir pistas forestales y vias verdes.
Mi mejor marca la conseguí en la media maratón de Mérida en 1 h 36 minutos. En cuanto a mi entrenamiento corro cinco días entre semana, 8 km. diarios aproximadamente.
—La vida es un discurrir durante un tiempo y sobre un espacio, como una carrera, pero ¿la vida te parece una carrera de obstáculos, una maratón, o una competición de campo a través?
-La vida es una carrera de obstáculos en la que hay que ir superando las trabas que te vas encontrando y por consiguiente hay que estar preparado y entrenado para no pararte y tener que abandonar. Una competición es la vida y viceversa...
—¿Dónde te gusta participar?
-Donde más me gusta competir es en la carrera de montaña de Hervás, oír los aplausos y los gritos de ánimo de mis paisanos. Y correr por los magníficos montes que rodean mi pueblo y que conozco muy bien. No hay mejor estimulante que el calor del público.
—Qué te parece más dificil: ¿saber perder o saber ganar?
-Yo creo que en una carrera nadie pierde, casi todos nos controlamos el tiempo que tardamos para comparar nuestras carreras y nos ponemos retos personales, solo con participar ya hemos ganado.
—¿Tus hijos salen a ti? ¿Seguirán tus pasos?
-En mi casa corremos todos, mi marido lleva treinta y seis años corriendo y yo once, mis hijos nos han acompañado a las carreras desde pequeños y es el deporte que practican.
—¿Cuál es tu «zona de confort» corriendo? ¿te gusta más correr por las montañas o por los valles?
-Ya lo expliqué antes; el asfalto y el llano me son traicioneros. Me gusta «montañear» 🙂
—¿Te detendrías, marchando en cabeza, a ayudar a una contrincante caída a cincuenta metros de la meta para que esta llegara, a costa de perder tú la carrera?
-Es algo mecánico —medita la respuesta— la primera reacción es pararte para ver si está bien o necesita ayuda —Sira es diplomática y corre como un impala cerros arriba de Úbeda.
—¿A quién admiras en el deporte?
-A Kilian Jornet, admiro su filosofía: él dice «El deporte consiste en pasármelo bien. Disfrutar en las montañas. Descubrir el exterior, los paisajes, pero también a mí mismo, cuáles son mis capacidades.» En segundo lugar, admiro a mi marido por su constancia.
—Un color
-Verde
—Una bebida
-Coca Cola
—Un paisaje. ¿Los miras y admiras cuando corres?
-Paisaje los del valle del Ambroz. En las subidas solo miro el terreno que piso pero cuando estoy arriba respiro hondo y siento una sensación de libertad y felicidad indescriptibles—. Lo dicho... Sira, una de las dueñas del valle
—Una comida. ¿Eres vegana o eso es una bobada? ¿Te cuidas mucho?
-¡Soy omnívora ijjjji! —ríe y sonríe sin esfuerzo, convencida—. Suelo comer de todo aunque soy muy golosa y me privan y apasionan los dulces. Eso sí, no he fumado ni bebido nunca.
—¿A qué aspiras en la vida?
-A exprimir el tiempo con mis hijos y mi marido y seguir corriendo a pesar de los años —Este entrevistador no piensa en este momento juzgar ni opinar a este respecto.
—¿Te gustaría ganar a un hombre en una carrera o... «los niños con los niños y las niñas con las niñas»?
-El porcentaje de corredores hombres es mayor que el de mujeres pero siempre ha habido hombres que han entrado detrás —Sira no se pone a la defensiva porque 'los hechos son los hechos' parece pensar—. Además las pruebas son al unísono, es decir salen todos juntos y luego las marcas y los premios, los lugares del pódium son en función del género o sexo y de la edad o categoría.
—Di la verdad, ¿cómo has quedado en tu última prueba de Casas del Monte el domingo pasado?
-He disfrutado mucho, pero no conseguí subir al «cajón», como lo llamo yo. Ha habido chicas de la selección extremeña que tienen mucho nivel, la categoría en la que estoy es de 40 a 49, estoy terminando con ella; en un mes cumplo 50 y paso a ser superveterana. Mi intención es federarme y hacer la liga extremeña, hoy me ha servido para medirme, aun así he quedado 4ª veterana, 16'5 km. con un desnivel de 975 m. y un tiempo de 2h 12 minutos.
—¿Me he quedado alguna pregunta sin hacer?
-
Sira calla.

Ha sido un rato muy agradable en Zafra a mitad de camino entre Huelva y Villanueva de la Serena a donde nos hemos desplazado y nos hemos conocido a pesar de compartir lugar de nacimiento ¡pero no año!
Esta mujer, hija, esposa y madre, —al fin y al cabo una mujer normal, lo que le hace más atractiva— se supera ascendiendo y luchando contra los metros que va ganando a las playas a nivel del mar. Desde la cima, todo corazón, seguro que mira hacia abajo y ve los valles y ella no sé si sabe pero me parece una Impala veloz, bella, esbelta que nos ha contado parte de su vida. Gracias mil.
Por derecho y rápido... Sira ¡¡pero sin Dueñas!!

27.11.21

No se lo digas a nadie

No se lo digas a nadie, fueron sus últimas palabras. Era su favorito, quien lo atrapaba con sus palabras, con sus enseñanzas, con quien era capaz de apartar la vista de los cristales de la clase y atender sus explicaciones. A veces Luis se quedaba antes de salir al patio y le preguntaba cualquier cosa que ampliara sus enseñanzas al margen de la clase oficial, y entonces era cuando don Eutimio se encontraba en su verdadera salsa. No había materia que no dominara, la Aritmética y la Geometría, pero también la Historia, la Geografía y la Literatura. Don Eutimio era una verdadera enciclopedia. Eso, maestro de todo, era lo que Luis quería ser de mayor. De barba algo rala, tez morena y bigotillo con las guías apuntando hacia su barbilla. Una sempiterna chaqueta de punto, con dos curiosas coderas le proporcionaba un aspecto juvenil a pesar de sus casi cuarenta años, todo lo contrario que el avejentado claustro de maestros que lo miraban de soslayo y que lo marginaban como más tarde, mucho más tarde, descubrió Luis un «rabo de lagartija» este, inquieto y canijo de cuerpo pero curioso de espíritu pues escuela, juegos, casa, juegos, calles, amigos, más juegos… era el decorado y el escenario de Luis. Un leve soplo de aire fresco quería entrar en aquellas aulas de pupitre corroído por las termitas y en aquel ambiente de muchedumbre de alumnos por un lado y de alumnas por otro, separados por una frontera imaginaria pero muy real de patio polvoriento… A la pregunta de quién se apuntaba voluntario a una clase práctica de Ciencias Naturales —algo insólito en aquel antediluviano sistema educativo— el dedo de Luis fue el único que se levantó en la clase. Nadie había escuchado nunca esa extrañas palabras en el reino de la memoria y el Catón. Don Eutimio sonrió a Luis y anotó la cita… Aquella misma noche Luis se fue a dormir mucho más temprano. Apagó la tristona luz de la mesilla y la claridad de la calle entró por la ventana. Cerró los ojos. Puntual, tal y como don Eutimio era, por medio de un corto silbido Luis se levantó de la cama, se vistió rápidamente, se calzó y con mucho cuidado, para no turbar el silencio de la casa, se encaramó a la ventana. Debajo, pegado a la pared mirando para arriba y con sus brazos extendidos el maestro esperó a que Luis fuese descendiendo aquel pequeño tramo de pared hasta poner sus pies en los hombros. Era un pequeño salto sin peligro pero se trataba —Luis era consciente—, de un gran salto en su vida: iba a transgredir por primera vez las normas de los abuelos que hacían las veces de padres que la muerte se los había arrebatado en un trágico accidente que no hace al caso en esta narración. Con la emoción Luis iba poco abrigado, pero el corazón le latía con fuerza cuando subió en el soportín de la vieja bicicleta de don Eutimio. Recorrieron las calles vacías, muertas, en penumbra, silenciosas mientras algún perro a los lejos hacía sentir su presencia o el sereno daba la hora: las onceee… y sérenooo… El sonido sordo y rítmico de la dinamo rozando la rueda delantera de la bicicleta parecía un trueno en aquella noche silenciosa de Hervás, que parecía despertar a todo el pueblo desbaratando en su nacimiento aquella lección nocturna. La curiosidad y el gusto por el riesgo superaron al miedo que Luis sentía mientras el joven maestro pedaleaba dejando atrás las últimas Casas Baratas jadeando, con la respiración entrecortada por el esfuerzo de la subida al monte. Un poco más allá del Puente se detuvo. —Este también es buen sitio, cerca de Los Campillares —el maestro retiró la bici sobre un canchal de la cuneta y entre escobones y pedruscos llenos de liquen y musgo otoñal subieron unos metros más alejándose de la carretera—. Aquí nos quedamos, no hay cielo como el de Hervás para admirarlo. Pero no se lo digas a nadie. Vas a recibir una lección que espero no olvidarás en mucho tiempo… Don Eutimio, Eutimio, se quitó la gabardina y la tendió sobre un canchal que comenzaba a despedir humedad de la madrugada. La oscuridad era total y solo la mitigaba una pequeña linterna que el maestro apretaba para que la pequeña dinamo fuera generando un diminuto haz de luz, que proyectaba al rostro del alumno, Luis, deslumbrándolo. Sentados sobre el gabán, Eutimio chistó pidiendo silencio, mientras apagaba la linterna; Luis sintió alivio de aquel molesto chorro de luz. —Pues bien, Luis: levanta tu vista, permanezcamos en silencio unos minuto y luego… trataré de contarte la millonésima parte de lo que podemos ver. Ahí tienes el Camino de Santiago que no es más ni menos que la Galaxia, el camino de estrellas donde se encuentra nuestro diminuto mundo —Luís pudo observar un manto blanquecino que atravesaba la bóveda del cielo sobre Hervás, atravesando desde el orto al ocaso más allá del valle donde los ríos se amansan y avenan. Una mancha de puntos de luz que parecía una alfombra, más que estrellas—. Es como la leche derramada de los pechos de la diosa Hera para alimentar a Hércules. Pero todo eso son leyendas y nada más alejado de la realidad. La pura verdad es que este grandioso espectáculo es la representación de la vida. Con miles de millones de actores que son las estrellas que no se pueden contar. ¿Ves cómo forman figuras de nuestra Humanidad? —El maestro Eutimio no dejaba de hablar y enumerar, dirigir su dedos hacia el firmamento señalando mientras el alumno Luis a duras penas era capaz de asimilar tal cantidad de información y de sabiduría—: La Osa Mayor y la Osa Menor… mira allí, el planeta Marte ¡y ese grupo de estrellas forman una de las doce constelaciones del Zodíaco! el que rige el destino y las encrucijadas de todos nosotros. Pero no se lo digas a nadie… todo esto y más allá, detrás de la negritud del firmamento hay más y más galaxias tal como dijeron en la antigüedad sabios que fueron juzgados, sentenciados y ejecutados por quienes, intolerantes, se empeñaban en mirar y culpar los dedos que indicaban, en lugar del más allá que los sabios mostraban. La noche avanzaba y al fondo media docena de pálidas luces de Hervás carecían de importancia ante aquel derroche inenarrable que Eutimio descubrió a Luis, al que ya se le había olvidado el frio, ante aquel magno espectáculo sobre sus cabezas. Planetas, constelaciones, estrellas, figuras mitológicas, nombres que sonaron por vez primera en los oídos extasiados del alumno Luis. Y el maestro Eutimio señalando y denominando a todo aquel ingente conglomerado de puntos de luz. La luna, nueva, a punto del creciente, asomaba a duras penas tras la cordillera circundante del valle del Ambroz sumido en sombras. —Eutimio —Luis atinó a preguntarle la duda que le rondaba hacía rato— ¿y esto está también durante el día? —Durante el día sigue ahí, igual que ahora pero nuestra estrella más cercana, el Sol, echa el velo de luz y lo tapa, pero está ahí. No te quepa ninguna duda. —Eutimio sonrió por primera vez en aquella magna noche… luego siguió enumerando los astros que iba identificando. Orión, Sagitario, Cruz del Norte, Cruz del Sur, Constelación de la Lira, del Cisne… nebulosas, agujeros negros, estrellas fugaces y cometas, y nombrando a excelsos sabios como Galileo, Copérnico, Ptolomeo, Jorge Juan, Hipatia y tantos hombres y mujeres que en el futuro Luis habría de rescatar de la memoria de aquella inolvidable noche.
—El misterio radica en dónde está el final de esto. Pues lo que ves es solo una minúscula parte del Universo. Tras la pared negra, hay más y más galaxias, tan alejadas que aún su luz no ha llegado a nosotros… miles de millones de estrellas en Galaxias, que no tiene fin ni quizá principio, amigo mío… pero es un misterio sin resolver. La madrugada avanzaba y el frio bajaba del Pinajarro. Hervás seguía en su sueño secular mientras Eutimio y Luis se empapaban de conocimientos, uno hablando e impartiendo sabidurías, el otro escuchando y contagiándose de amor por aquel maremágnum imposible de descifrar o explicar con palabras. Pero también sembró la duda —«es buena, conveniente, diría yo» dijo el maestro— que germinó en aquella mente infantil cuando le hizo la segunda y última pregunta. —¿Dios? —contestó don Eutimio incorporándose de la piedra donde habían estado sentados toda la noche— Dios… si quieres creerlo así, no tengo ningún inconveniente, pero no se lo digas a nadie: cada cual tiene su dios, distinto para cada uno. Cada hombre, su dios… ¡pero no lo digas nunca a nadie! —Luis no estaba preparado para esa teoría semiatea pero la escuchó extasiado. La verdad del maestro se abría paso en la mente del alumno. —Esto que estamos viendo… ¡mira! ya está saliendo la Estrella de la mañana… o Lucero del Alba, como llaman a lo que no es ni más ni menos que Venus. Te iba diciendo y nos vamos ya… quería decirte por último, y no se lo digas a nadie, esto que está sobre nosotros, cubriendo la bóveda celeste tiene un autor, que no puede ser más que un gran artífice que haya creado esta enorme y perfecta maquinaria en movimiento aunque apenas lo notamos. Un Gran Arquitecto que todo, lo que vemos y lo que no vemos ¡ni nunca veremos! ha creado y salido de sus excelsas manos e infinita y todopoderosa inteligencia. Pero no solo lo ha creado, sino que a cada componente de este gigantesco espectáculo le ha dado un papel, y cada cuerpo celeste que ves en el cielo lo ha dotado de un movimiento durante su Tiempo en su propio Espacio. Así desde el incierto principio de los tiempos y por toda la eternidad Él ha dotado de movimiento eterno, y se sabe cuál es el ciclo de cada cuerpo celeste, y las fases de la luna y el alineamiento de planetas con que los agoreros proclaman el fin del mundo como si nuestro minúsculo mundo fuera algo importante en el concierto celestial. Todo gira en tan perfecto movimiento que nunca por los siglos habidos y por haber se han entorpecido entre ellos. El Gran Arquitecto de la perfección… Luis, te agradezco que hayas venido y te pido que de ahora en adelante pongas en duda lo que se diga sobre mi… soy un simple aprendiz y solo creo en la fraternidad de todos los hombres —el relente se precipitaba y Eutimio ayudó a incorporarse a Lusito—. Vamos que hay que madrugar y se acerca el alba por detrás de la sierra, va a caer el telón . Toma esto y guárdalo en señal de agradecimiento y de recuerdo —Luis tomó un pequeño paquete con sus manos ya ateridas de frio. La bajada hasta Hervás fue rápida, sin necesidad de mucho pedaleo. Ya no ladraba ningún perro, sino que a lo lejos, por las huertas del cauce del Ambroz, un gallo anunciaba la mañana. La escultura del Corazón de Jesús cumpliendo su papel de contraventana del vecino cantero fue testigo de la escalada de Luis hasta el dormitorio. Cuando alcanzó la habitación a oscuras, miró a la calle y Eutimio le sonrió y le recordó que no se lo dijera a nadie mientras se llevaba su dedo índice a los labios. Le costó dormir a Luis pero mucho más despertar. La vida continuaba… A los pocos días, de repente, un nuevo maestro le sustituyó. Luis no tardó en saber que a don Eutimio lo habían trasladado a Trasmonte. Entonces fue cuando no pudo aguantar y confesó a sus abuelos, tía y hermano, rompiendo la promesa de no decir nada, toda la aventura de la noche «del firmamento» sin omitir detalle alguno. Lo que más le dolió a Luis fue la sonrisita sarcástica de su hermano Salustiano cuando le contestó que de traslado, nada, que sabía de buena tinta que había sido llevado a Cáceres por la secreta, juzgado por comunista y por masón, y que ya penaba en El Dueso. Y que no desvariara Luis, que ya conocían sus historias, que tenía muchos pajaritos en la cabeza, que él nunca se habría atrevido a salir ni a la puerta de la calle, y menos en plena noche. Todos, menos la bondadosa abuela Encarna, rieron las gracias de «Luis que se creía sus propias aventuras». 
—¡Lo has soñado, Luisito!— fue la conclusión final. Aquella noche, lloró Luis de pena y de humillación. De pena de no volver a ver a don Eutimio, como así fue… y de la burla de su propia familia, aunque no se lo diría ya a nadie. Pero Luis poco a poco, rememorando, fue hilvanando los recuerdos, los nombres, las oscuridades y hasta el movimiento de los astros aprendidos aquella noche. Y empezó a leer, al principio a escondidas, libros sobre Astronomía. Fue un veneno que se le inoculó y ya no logró extraer de su mente. De vez en cuando le gustaba abrir la caja-regalo del buen don Eutimio y tocar, acariciar aquellos preciosos instrumentos plateados que seguramente habían sido propiedad del Gran Arquitecto. Una escuadra y un compás, con los que seguramente había diseñado el Camino de Santiago, o mejor, como una vez dijo don Eutimio, la Vía Láctea y todas las infinitas Vías y Caminos del Universo. Y a él, Luis Santisteban Martel, le señalaron otros caminos inescrutables, lejos de los cielos de Hervás pero nunca perdió la costumbre de mirar cualquier otro, aunque nunca volvieran a ser lo mismo. Don Eutimio, y ahora ya sí lo proclamaba Luis a los cuatro vientos, debía andar en algún lugar de la Vía Láctea desempeñando el papel que le correspondía… © Jose A. Bejarano

14.11.21

Lo dulce, mola

                  «Una noche de luna llena en [el barrio de] Santa Cruz es canela fina»

                               «A las mujeres nos encanta que nos hablen de emociones»

                          


Imposible cuadrar nuestras agendas y calendarios. No nos encontramos separados por insalvables miles de kilómetros ni siquiera por cientos. Qué va. Escasos noventa entre mi ciudad y la suya. Es escritora, pero muchas más cosas y siento curiosidad por conocerla. Ya me había hecho a la idea de mantener esta entrevista en mitad de un puente que une Triana y Sevilla, esa Sevilla que tanto amo y que tanto odié, esa Sevilla que recorrí con las manos en los bolsillos, silbando, paseando a falta de algo más ameno en mi adolescencia de internados y tristezas. Esa Sevilla de prohibida y prohibitiva Feria de Abril en el céntrico Prado de San Sebastián y que ahora se expande plus ultra, en una impersonal explanada extrarrío. En fin, mi ilusión de entrevistar a esta mujer entre dos orillas, apostados en mitad del puente que divide en dos la ciudad se ha chafado. Ella, claro, ha debido cambiar la luna en Triana por la luna de Valencia por cosas de sus novelas. Y no hay más que decir. Bueno, tal vez sí, que queda la esperanza…

—¿Te llamo Calista, Rosario o Chari? 

Si vamos a hablar de literatura romántica, llámame Calista. En el ámbito del teatro y de la narrativa infantil me conocen como Rosario. Si quedamos para tomar una cervecita, puedes llamarme Chari o Marichari.  


—Calista, de tu respetable y amplio bagaje literario (...) ¿de cuál de tus creaciones te sientes más orgullosa? 

 Todas me han reportado buenos momentos, pero, si tengo que quedarme con alguno de estos momentos, los relacionados con las representaciones teatrales, los eventos románticos y las presentaciones de los cuentos han sido los más destacables.


—Hoy se lleva mucho decir eso de... «mi zona de confort». ¿Cuál es la tuya literariamente hablando? ¿eres perezosa para moverte? 

 El confort me lo proporciona la sensación del trabajo bien hecho. No soy muy de acomodarme; me motivan los retos, no me apetece levantar barreras. En el ámbito literario, me cuesta decir «no». Una vez que me proponen, me lanzo. El mayor estímulo para la creatividad es precisamente huir de la zona de confort.


—¿Lo tuyo es literatura de y para mujeres? ¿si te lo pregunta el ABC es el abecedario y si te lo pregunta un servidor como "sabelotodo" es micromachismo? 

  Estoy acostumbrada y no me ofendo. Cuando escribo novela romántica, soy consciente de que el público al que irán dirigidos estos textos será mayoritariamente femenino. A las mujeres nos encanta que nos hablen de emociones. Además, los resultados que las estadísticas arrojan indican que el porcentaje de mujeres lectoras supera al de hombres. ¿Debería entonces quejarme? Me siento afortunada porque mis libros gustan especialmente a las mujeres, que son las que más leen.


—Me han dicho que dijiste «escribiendo es como soy más yo» ¿lo mantienes o debes puntualizar? 

 Lo mantengo. Hay quien nace con un pan bajo el brazo y yo nací con el bolígrafo en la mano. Es mi herramienta de comunicación por excelencia, disfruto escogiendo las palabras, haciendo combinaciones con ellas. Nunca deja de impresionarme la capacidad que tienen las palabras para transmitir mensajes. Para mí es pura magia.


—¿Cometo pecado si te confieso —¡en esta entrevista!— que la única literatura romántica que he leído en mi vida fue una novela de Corín Tellado que me prestó a escondidas mi hermana en los años sesenta? 

 Soy una persona muy respetuosa con los gustos y preferencias ajenos. Eso sí, nunca dejaré pasar la oportunidad de recomendar a los reacios que hagan alguna incursión en el género. La variedad de temáticas, estilos y autores es brutal y siempre es bonito descubrir cosas nuevas y dejarse sorprender, porque te aseguro que eso es lo que ocurrirá una vez que leas algunas de estas novelas.


—Háblanos de las Avispas de ojos azules, tu última obra, y véndenosla. 

 Según mi editora, es la mejor novela que he escrito hasta la fecha. No sé si es verdad, lo que sí puedo asegurarte es que he arriesgado mucho en ella. Eso se nota y ya empiezo a recibir el feedback. Cuando eres generoso, los lectores lo perciben y te devuelven el mismo cariño que tú le pones a lo que escribes. Estoy muy orgullosa de mis Avispas y sé que aún tienen un largo recorrido por delante. Confío en que llegarán a mucha gente y que sus historias enamorarán. 


—Al margen de tus méritos literarios me han informado de que también te atreves con la Semana Santa. ¿Macarena o Esperanza? 

 Soy una trianera que se bautizó en la Macarena. Me encantan las dualidades, aborrezco las etiquetas y creo en los grises. En mi mundo hay espacio para todo.


—¿Tu Caperucienta es a tu Blancadurmiente lo que tú, Calistanaranjo es a ti, Rosariodulce? Es decir ¿metafóricamente, en tus facetas, eres macedonia de fruta o gazpacho veraniego (del que también y tan bien se vive)? 

 Parece que tengo una fijación con el gazpacho porque últimamente he escrito un cuento donde tiene otra vez especial protagonismo. Soy una mezcla de muchas cosas, de muchos referentes, de muchas lecturas, de muchas vivencias, de muchos gazpachos y muchas frutas. Disfruto de todo; eso sí, hablarme a mí de verano es como darle un tarro de miel a un oso. El verano conlleva una suerte de libertad que a mí me hace muy muy feliz.


—Mójate y dime qué te parece eso de tres 'tíos' en una «Carmen Mola». 

 Que si a la gente le mola, ¿por qué no? He leído planteamientos en todas las direcciones y estoy un poco a favor y un poco en contra de cada uno de ellos. Al final, es puro marketing y todo lo que discutamos al respecto no cambiará en nada el resultado: Carmen Mola seguirá vendiendo, es más, aumentará su número de seguidores porque la curiosidad es el acicate más grande para el éxito. ¿Cómo consiguen escribir a seis manos y parecer una sola persona? ¿De verdad que consiguen engañar al lector disfrazándose de mujer o el planteamiento de los temas y los recursos que utilizan los delatan? Yo creo que han acertado de pleno, otra cosa es que sea o no legítima la manera en que lo han hecho.


—¿Te revisan tus obras o eres suficiente poniéndote los puntos sobre las íes? ¿Necesita 'niquelado' esta entrevista? 

Además de escritora, soy correctora profesional. Desde hace años, compatibilizo ambos trabajos y los dos me llenan. Con todo, cuando publico con editorial los correctores hacen su trabajo. Aconsejan, proponen, enfrentamos criterios cuando es necesario. Siempre estoy abierta a aprender.

En cuanto a tu entrevista, te diré que, hasta el momento, estoy respondiendo a una de las mejores que me han planteado. Me estoy divirtiendo y siento esa burbujeante excitación que te provoca la novedad. Hay preguntas bastante interesantes y me haces pensar.


—¿Luna en Triana o sol en Sevilla? 

Mi sol, mi luna… Sol en Triana y Luna en Sevilla. No es por llevarte la contraria, pero la luna en Sevilla tiene un poder cautivador. Una noche de luna llena en Santa Cruz es canela fina. Para el mediodía, mejor alrededor del río. Aquí no tenemos playa, lo más cerca del agua que podemos situarnos es en paralelo al Guadalquivir. Hay unos veladores estupendos en la calle Betis para castigarse la piel.


—¿Sé que te encanta, como a un servidor, el chocolate, pero... blanco o negro negrísimo? 

De todos los colores. Soy una golosa sin remedio y cualquier dulce me priva. Si estás pensando en hacerme un regalo, entre unas flores y una caja de bombones, adivina…


—Antes de que se me olvide ¿cuál es tu próximo proyecto? 

Estoy terminando un libro de cuentos ilustrados y a cuatro manos con mi amigo Javier Torres, con quien publiqué los dos libros de relatos de Semana Santa. Algunas publicaciones en antologías solidarias y la reedición de Nada que perder, una fantasía romántica de la que he recuperado los derechos. 


—¿Dónde y cómo se pueden adquirir tus obras literarias? Están todas disponibles en las principales plataformas digitales y especialmente en Amazon, donde tengo página de autora (amazon.es/Calista-Sweet/e/B07RYJ9MJ2). En librerías también pueden pedirse algunas como No me digas que no, el cuento de Caperucienta, Blancadurmiente... y que no te lo cuenten o los dos volúmenes de Cuentos y relatos inéditos de Semana Santa.


—¿Prefieres Arrivederci o Condiós? 

Me quedo con «Hola», que me dan mal rollo las despedidas. Pero antes de decirnos adiós debemos emplazarnos para una próxima Reserva para dos en Ningún mar en calma y que nos cuenten La leyenda de la mariposa azul, que no es Solo una aventura. Me reconocerás porque iré Con pata de palo y te saludaré con un Arrivederci, Roma. No me digas que no

                               

 Pues nada, aquí tenemos tres nombres de verdad en una persona. Ha sido un pequeño duelo a títulos de su extensa obra, que si gazpacho, que si avispas, que si mariposas, que si arrivederciroma, que si ese mensaje nada subliminal de no me digas que no… y ya sé que cuando quedemos de verdad, he de llevar una caja de bombones de esas que anuncian por la tele. Aunque un poco cursi me parece, pero Calista bien debe valer una caja roja de chocolatinas aunque sea a pleno sol en mitad de un puente entre Sevilla y Triana, para por fin llamarla Chari. 

En fin, visitar las redes de la polifacética Rosario, sus páginas en Amazon, es quedar atrapado en una obra para todos los gustos, por variada, como sus obras de novela romántica: Y de repente, un beso; Solo una aventura; Reserva para dos; No me digas que no; Ningún mar en calma; Nada que perder; Mi sol, mi luna; La leyenda de la mariposa azul; y como ella ya nos ha comentado, la última, Avispas de ojos azules, una trama entre madre e hija, Caterina y Tamara.

Muchas gracias a mi compañera en el listado de agradecimientos de otra autora de letras y libros, amiga mutua —María Laso— y por quien gracias a ella he tenido la oportunidad de entrevistar en forma «divertida» pero formal y seria a Calista (Sweet) Dulce Escritora. Gracias ‘sine qua non’ a ambas por ayudarme a vencer la timidez aunque yo no sea «prota».

 

 —Y para despedirnos aunque sea virtualmente y de repente... ¿un beso, Marichari?¡sin mal rollo! 

  Las mejores cosas son las que llegan de repente. Como tu entrevista. Muchas gracias a ti por contar conmigo. Ha sido un auténtico placer que me reserves un espacio en El pincel de bambú. Gracias de corazón. 

Armas negras y almas blancas

Cuchillos En menos de una semana los cuchillos han salido a relucir, por diversos motivos, sí, pero como instrumento mortal. Una de las arma...