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25.12.21

Ángel Neila Majada

Entrevista a Ángel Neila Majada, embajador de la Montaña y Cantabria
«A veces ser sencillo resulta complicado»
Valles, praderas, carreteras sinuosas de una tierra hermosa que hoy invito a recorrer en busca de un buen tipo. Ciudades, pueblos, aldeas y caseríos, pocos núcleos deben quedar en esa región de los que nuestro entrevistado no conozca algo. La geografía cántabra segguramente no tiene para él, Ángel, muchos secretos aunque nos crea hacer ver lo conrario. Los pueblos y aldeas escondidos entre picos y extendidos en medio de hermosas praderas. Pueblos asentados en cordilleras bravías. Pero él sabe, y se encarga de que así sea, que esos pueblos no serían nada —por descontado— sin sus moradores pasados y presentes. Ángel tiene la capacidad bendita de hacer remover los recuerdos de cualquier paisano o forastero que se acerce a su vera. Es un buen tipo, lo sé sin conocerlo en persona. Y es un buen hombre porque transmite buenos recuerdos a sus numerosos amigos, es capaz.

—Ángel, haznos una pequeña semblanza para que te conozcamos aquende La Montaña.
-Nací en La Montaña o Cantabria en 1963 —mis padres y mis dos hermanos ya llevaban cinco años instalados aquí— y todos mis antepasados hasta donde he podido llegar, unas ocho generaciones, también son montañeses, pero de la Sierra de Bejar, de La Garganta, y de Hervás, en la provincia de Cáceres, en ese hermoso y sin par valle del rio Ambroz que tanto me llama. También tengo antepasados por mi madre en Cespedosa (Salamanca), antaño tierra de frontera, extrema y dura.
—Una vez jubilado ¿qué quieres ser, ejercer, realmente?
Me gustaría ejercer de abuelo a tiempo total y ser —seguir siendo— una persona sencilla. También seguir investigando y escribiendo.
—¿Cómo te ha afectado la pandemia?
-Bueno, me contagié de COVID-19, y en el aspecto laboral he tenido que cambiar hábitos de trabajo. Ahora hago la mayor parte de las cosas desde la oficina o desde casa. Por consiguiente, el contacto directo con la gente se ha visto muy restringido, y bien que lo siento, pues es lo que realmente me gusta.
—¿Te consideras historiador o antropólogo especializado en tu región?
-Historiador y antropólogo son dos cosas que me infunden mucho respeto. Digamos que soy investigador de Historia a tiempo parcial y que publico aquello que encuentro de la mejor manera que Dios me da a entender.
—¿Qué te aportan las redes sociales? ¿No te apetecería más impartir conferencias sobre Cantabria en persona?
-Las redes sociales aportan pocas cosas buenas, la verdad. Al menos para mí. Otra cosa es lo que uno pueda aportar de bueno a las redes sociales, y que se valore, aunque no toda la gente te lo diga. Sobre las conferencias, soy más de charlas, pero no es mi fuerte. Soy más bien ratón de archivos y bibliotecas, y de contacto directo con las personas.
—Cuéntanos algo de Cantabria que no conozcamos los demás forasteros.
-Cantabria es cuestión de verla y de sentirla, de conocer su historia milenaria. Su gastronomía es muy variada —mar y tierra— y todo lo que yo pueda decir aquí sobre Cantabria (y el resto del noroeste peninsular) es poco. Hay que visitarla y «mojarse» de ella. —Ángel sonríe a través de la pantalla de videoconferencia y él sí que no se moja. Le advierto y sonríe más ampliamente.
—Recomienda una comarca que sintetice todo lo que significa Cantabria.
-Cantabria tiene varias comarcas y cada cual tienes sus propias pecualiaridades. Mar, montaña, llano… Cada una es distinta y todas juntas forman un caleidoscopio de paisajes y de gentes. En la variedad está el gusto. —Ángel me señala a sus espaldas hermosas imágenes santanderinas en plan embajador ¡por lo de la diplomacia!
— ¿Sigue siendo Cantabria el mar de Castilla o eso se considera «facha» hoy?
-Depende para quién puede serlo o no. Otra salida de Castilla al mar fueron, durante ocho siglos, los puertos vascongados, y no por eso se dice que las Vascongadas son el mar de Castilla
—parece que deja la sonrisa y el tono diplomático.
—Dinos un cántabro pasado y otro presente que te habría gustado conocer.
-Pues me hubiese gustado conocer al inventor Leonardo Torres Quevedo, y del presente más inmediato ninguno me hace especial «tilín».
—Conoces a mucha gente, doy fe, pero me gustaría saber ¿por qué razón tienes tantas amistades?
-Quizá porque soy una persona sencilla, como ya he dicho antes. Y cuento cosas que llegan a todo el mundo, pero que quizá no todo el mundo sabe o puede expresarlas con esa sencillez. Y es que a veces ser sencillo resulta complicado.
—Qué le ocurrió a Roma cuando llegó a estas montañas? ¿Encontró la horma de su zapato o fue un paseo para las legiones?
-Pues se encontró a un pueblo aguerrido, amante de su libertad. Por ejemplo, las Guerras Cántabras o Bellum Cantabricum duraron diez años y la conquista de toda la Galia seis. Así que las de aquí no fueron unas «guerras de poca monta», como algunos iluminados se han atrevido a afirmar. Al final se impuso la lógica y Roma acabó conquistando esta tierra, no sin muchos sacrificios.
—Ángel enfatiza cuando del pasado lejano habla. Sabe que las teorías no siempre son coincidentes en cuanto al pasado lejano. Y ni en cuanto al pasado reciente, apostilla el entrevistador, aprendiendo a marchas forzadas, Roma llama, ante este «sencillo» erudito.
—Mar o montaña?
-Ambas, sin duda.
—Un paisaje
-Depende del momento. Pero si he de elegir uno, la vista de los Picos de Europa nevados desde el mar —Ángel al fin elige.
—Un color
-El del sol. —Ángel, si se confunde o no, no importa. No pienso preguntarle por un calor.
—Una comida​
-Cocido lebaniego y marisco del Cantábrico.
—Sé que eres aficionado al ciclismo. Vicente Trueba, La Pulga de Torrelavega sería lo mismo en el ciclismo de hoy? ¿Por qué no ganó el Tour nunca?
-Trueba fue un portento, además de un aventurero que se enfrentó a las circunstancias y adversidades deportivas de su tiempo a pecho descubierto. Luego también es un valiente. En mi libro biográfico sobre La Pulga de Torrelavega creo que he plasmado la verdadera dimensión de lo que fue y de lo que consiguió con sus hazañas deportivas. Cómo cambio el concepto que del ciclismo se tenía en España. Y si no ganó el Tour de Francia de 1933 fue porque lo tenía que ganar un francés sí o sí. Lo cuento también en mi libro. Hoy el ciclismo es muy diferente.
—Hazte una pregunta que yo no te haya formulado
-Me lo pones complicado. Pienso que así está perfecto.
He repasado tu didáctica obra y puedo constatar que eres una persona tal como aparentas sencilla, cercana, noble y sabia. Agradezco que te hayas prestado a esta interviú, que este entrevistador finaliza con la sensación de haber traido a través de las redes —¡a veces son muy positivas!— a un hombre pleno de sabiduría de su tierra brava y amable. Este grupo se ha enriquecido con tu aproximación a la tierra y a las raices más cercanas. Estoy seguro de que aún tienes mucho que ofrecer y que guardas todas las vivencias, recuerdos y confesiones de tantos y tantos paisanos tuyos para seguir desatando emociones. Algún día los darás a conocer por completo.
Gracias, un saludo y feliz Navidad y año nuevo.
Desconecto la videollamada pero queda aún la sonrisa de Ángel entre los valles y el mar eterno de Hispania. Vale. https://www.facebook.com/angel.neilamajada

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