© El blog con cero lectores, pero aquí estoy en el espacio de mi libertad. No espero a nadie aunque cualquiera es bien recibido. Gracias a mi BLOC ABIERTO DE PAR EN PAR donde encontrarás desde 2009 temas variados.

22.6.24

¡Felicidades, tío!

El jueves 22 de junio de 1922, SM Alfonso XIII andaba zascandileando —y Hervás no era ajeno al real evento— por la cercana, aunque lejos en el progreso, comarca de Las Hurdes.


Nadie era ajeno a la real visita de don Alfonso, acompañado de eminentes doctores y periodistas de la Corte. Caminos de arrieros fueron de inmediato arreglados para que pasara a caballo el rey. La comarca se revolucionó y el valle del Ambroz no estaba ajeno al evento. La comarca se disponía a cosechar la cereza Ambrunés.
Una mujer alumbraba en aquella España en blanco y negro a un bebé. Era jueves, el padre lo tocó con sus ya rugosas manos de albañil... y fuese a continuar la tarea. La madre tenía ya una mocita que le echaría una mano con el tercero nacido en una calurosa tarde del solsticio de verano.
Hervás bullía porque el monarca andaba cerca. Valeriana reposaba del parto, y Martina miraba. Antonio miraba perplejo. Y Amancio decía para sus adentros los chiquillos vienen con un pan debajo del brazo ¡Já! La madre apartó la gruesa toquilla del bebé. Hacía calor y estaba ya pensando el nombre que le pondrían al chavea.
FELIZ CENTENARIO, TIO VICTOR QUE LOS TENGAS MUY MUY FELICES LOS CIENTODOS 102

21.6.24

¡Me gusta la fruta, carallo!



 

La política en España es un tiovivo. Subir y bajar. O yo o contra mi. O Sánchez o el caos.
El gobierno se escandaliza de que viene Milei con la motosierra de juguete —«la política exterior la diseña el gobierno» dicen— y dirigen la política nacional ¡en Suiza!, pactando con un cobarde golpista.
Anda y dejen de hacer el ridículo que le están dando alas a la presidente de la Comunidad de Madrid y arreglen las relaciones con la Argentina.
A MI TAMBIÉN ME GUSTA LA FRUTAAAA


20.6.24

¿Será cierto?


 ¿Será cierto que el 37% de los españoles no quieren —repito, no quieren— ser ni estar informados de todo lo que sea política? ¿Será verdad que este altísimo porcentaje sólo necesita un par de consignas —sobre todo cuando estas son simplonas y de fácil deglución—, sin necesidad de aceptar, probar, degustar, saborear y luego tragar o bien abstenerse y en lugar de ello, no preguntan y aceptan como bueno la dosis de 'pienso' que el Poder tiene a bien darle? 
Si ello es así, ahora se entiende la facilidad que tienen los dictadores en ciernes para gobernar sin necesidad de ganar elecciones, sin necesidad de acordar, sin necesidad de dar cuentas al 37% de ganado lanar anestesiado, drogado.

Ahora se entiende el bajo nivel de autoestima, la nula autocrítica y aún menos crítica. Lo mismo debe darles que la democracia se esté pervirtiendo y prostituyendo, si ese alto porcentaje —¿será la gran mayoria joven?— lo único que le interesa es tener resuelto su dia a dia y no les importa el futuro.
Siento pena por nuestro pais, y por Europa que siguen sin enterarse que su lugar de ejercicio ciudadano, del que parece haber desertado, será ocupado por otros...
  

19.6.24

El Odiel de Lola

Cuando paseo estas riberas del Odiel a su paso por Gibraleón, me viene a la memoria, a pesar de las diferencias de pueblos y de rios -no se parecen en nada-, mi primer dia de vacaciones de la Escuela Elemental de mi pueblo de nacimiento, Hervás.
Por delante se presentaban tres largos meses que había que llenar fuera como fuese. Apretaba el calor pero sin excesos y todavía los ríos bajaban crecidos. Aquel primer día de vacaciones coincidió con el primo de mi madre, Ramón, que residía en Salamanca, y que había bajado a Hervás para comprar cerezas. "Asentador" fue la palabra que me dijo para definirme su oficio.
Era de mediana edad y se le notaba la finura de la capital. Durante una dura mañana tratando con la cooperativa, había cerrado los tratos correspondientes y después de comer se empeñó en bañarse en las aguas del Ambroz y "apreciar in situ" las propiedades que hacían tener tanto éxito en el mercado de la Plaza Mayor salmantina las cerezas picotas del pueblo que en pocas horas estarían a la venta en los puestos.
Mi madre me encargó acompañarlo y, no demasiado convecido, lo llevé hasta el único charco que por aquel entonces era el más accesible, el charco de la Palomas, una poza en la que el agua del deshielo de la montaña se acumulaba y se estancaba renovándose cada dos o tres horas. Una piscina horadada a base de miles y miles de años de corrientes de aguas bravías, de orillas de grandes lanchones graníticos que servían de trampolín, de solarium de morenos express, de secados a base de tiritonas, de lugar de juegos y de coqueteos...; en la orilla opuesta, las barrancas cubiertas de hierbas y espesa y verde vegetación. Más abajo una cascada escalonada salvaba el desnivel del río hasta llegar a las "simas" de los bajos prohibidos del Puente de hierro por donde discurrían los trenes de mercancías y de viajeros uniendo el norte y el sur de España. El charco era un auténtico cristal de aumento y mi afición preferida era tenderme en una lancha justo al borde del agua y así, inmovil, esperaba a que las truchas aparecieran desde sus troneras. Cuando intentaba meter muy despacio la mano, como un verdadero rayo desaparecían hasta la cascada de entrada al charco. Si acaso durante un segundo, me daba tiempo a ver las iriscencias de los lomos de las esquivas truchas del Ambroz.
Ensimismado, el primo Ramón se acercó y me dio una piedra del tamaño de un huevo de paloma y me pidió que la guardara, mientras él se lanzaba de cabeza al charco las Palomas. Las truchas desaparecieron definitivamente y el agua dejó de ser un cristal de aumento para convertirse en un cristal como de duralex. Ramón se cruzó dos veces el charco sin salir a respirar una sola vez y pensé que era un poco insconciente, propio de los de capital. Yo lo observaba y también pensaba si en el tren que atravesaba en ese momento dirección a la estación de Hervás, iría Toñi Salvador con su familia de Soria. No estaba seguro pero pronto, a la noche lo sabría. No podía ser posible que en un año hubiera olvidado el verano, nuestro verano anterior...
Ramón salió del agua y se puso a saltar para secarse y entrar en calor sobre el canchal como un masai en su tribu africana. Cuando me pidió la piedra que me había dejado en depósito, me di cuenta de que la había arrojado, o se me había caido, no pude asegurarlo, entre dos canchales y a buen seguro que se encontraba casi en el centro de la Tierra. El primo Ramón se me enfadó, y con razón pues recuerdo muy bien las vetas doradas que atravesaban aquel guijarro. No me volvió a mirar en toda la tarde no sin antes decirme no sé qué de material de alubión, de sedimentos auríferos, y de que cuando se lo contara a no sé quién orfebre de Salamanca no se lo creería. Cada vez que voy por las orillas del Odiel, me acuerdo de la presunta pepita de oro del Ambroz. En el Odiel casi se ven a simple vista, arrastradas por las corrientes desde las minas romanas.
Odiel y Ambroz, distintos pero de cuencas ricas en tesoros minerales y frutales respectivamente. Aquello no era oro, no. Era mi primer día de vacaciones y Ramón regresó a Salamanca con miles de pepitas de oro rojo comestible... Foto, Lola Gomez Dominguez

18.6.24

Al borde de la ingobernabilidad


 Esto es un puro cachondeo, bordeando la autocracia, la separación de poderes. Van a por la Monarquía para sustituirla por una república de nefasto recuerdo.

Yo estaré siempre por la Monarquía parlamentaria y no por una República de la que se apropie la izquierda. 

14.6.24

Traidores discontinuos

 








Aunque formaba parte del Senado, él era uno más entre aquella pequeña elite que gobernaba un imperio que iba agrandándose más y más cada día.

Él participó en la conjura pero en realidad sabía y conocía su cobardía. Había asistido a las reuniones donde se estaba incubando el magnicidio. Sentía un terror patológico al dolor, miedo paralizante a ser prendido y ejecutado como sólo Roma sabía pagar a sus traidores.

Se puede decir que aquellos primeros dias de marzo le fue imposible conciliar el sueño e incluso tentado estuvo de alejarse voluntariamente de la ciudad y ocultarse en el último rincón de cualquiera de las provincias del imperio. Tal vez Hispania, o la Galia.

Pero no lo hizo. Sentía pavor al ridículo, y acudió aquella mañana del 15 de marzo, cuando los Idus, al Senado. A su pesar, no había vuelta atrás. 

Entre todos, por todas partes, los cuchillos atravesaron el cuerpo de César. También él, senador cobarde —Aurelio Scipio Numantinus era su nombre— quedó grabado como traidor por no saber decir no a aquel magnicidio. Su puñalada fue una más de las que acabaron con la vida del dictador Caius Cesar Augusto. 

Los asesinos fueron pasados por las armas y arrojados a las turbias aguas del Tiber. La familia del cobarde traidor, secundón en la trama, no quiso reclamar el cadáver despedazado.
La deshonra había caido sobre la familia y esta hubo de abandonar la villa en la falda del  Esquilino. 
Roma paga a los traidores con la traición. Roma no olvida. Roma es vengativa además de justiciera. Roma es invencible.

Pero el objetivo se había cumplido con la traición...

A currá «pa los singulareh»


 A currar, currantes y currantas, trabajadores y trabajadores, jornaleros y jornaleras, sociatas, peperos, boxeros y sumerios, podematas, to el mundo a currar. Al curro, quien lo tenga, claro. Todos a currar que hay que condonar deudas de separatas. A currar que lo dice el presidente felón y su palmera choni la menistra de las perras.                                                                                                                                                 ¡A currá, conyo, que los catalanes son singulares y singularas!

Armas negras y almas blancas

Cuchillos En menos de una semana los cuchillos han salido a relucir, por diversos motivos, sí, pero como instrumento mortal. Una de las arma...