Aquí me teneis, en mi trabajo, solo, sustituyendo a tres compañeros -Juanma, Vito y Leo- que está cumpliendo una condena de cuatro meses. De ERE.
Desde este rincón les deseo lo mejor y que pronto nos podamos ver. En el trabajo.
© El blog con cero lectores, pero aquí estoy en el espacio de mi libertad. No espero a nadie aunque cualquiera es bien recibido. Gracias a mi BLOC ABIERTO DE PAR EN PAR donde encontrarás desde 2009 temas variados.
13.10.09
12.10.09
CARTA ABIERTA
A SIMÓN BLÁSQUEZ ZAMBRANO
HUELVA, 12 Octubre 2009
Aprovecho la Fiesta Nacional de España para escribirte, rememorando que hace 517 años, desde acá, en esta orilla de la “Mar Océana”, unos hombres, embarcados dos meses antes, llegaron a la orilla occidental donde ya habitaban tus antepasados, y se encontraron, para bien o para mal -la Historia desde entonces lo va manifestando día a día- y, unidos y mezclados, extendiéndose, formaran lo que hoy es tu inmenso y rico, y complejo, continente.
Con esta carta, pensada y escrita en nuestro común idioma, fruto de aquel encuentro -permíteme que otros la puedan leer- quiero contarte y reflexionar sobre algunas cosas, breve y sencillamente, que hoy igual te suenan extrañas, pero quizás, algún día, te hagan pensar.
Sé que tu país, Ecuador, es uno de los más pequeños de América del Sur. Que treinta y cinco de cada cien personas viven en la pobreza -el Gobierno ecuatoriano anuncia que no podrá devolver todo el dinero recibido en préstamo, y los ricos (el F.M.I.) tienen miedo de que cunda el ejemplo- ; que cuarenta y cinco niños, de cada mil, no llegan a cumplir su primer año ; y que la Naturaleza desatada, en forma de volcanes, -hace unos días entró en erupción el Pichincha- o maremotos -el Niño- se ceba en tu país. Como casi siempre, con los más débiles.
Tengo conocimiento de que el cantón Pedro Carbo es una zona agrícola por excelencia, pero con una pobreza creciente, donde sólo disponéis, como renta, de 70 dólares al mes, por persona; con un suelo rico, degradándose progresivamente debido a la agricultura incontrolada y a la deforestación generalizada.
Tengo noticias de que tu comunidad, Recinto Bachillero, sufre otros problemas, aparte los ya enumerados, relacionados con la Salud y la Educación que se encuentran en niveles aún básicos y, así, estoy enterado de que muchos habitantes de tu comunidad, y de los alrededores, han de emigrar a otras ciudades como Guayaquil o Quito.
Pero sé, asimismo, que no estáis parados, sin hacer nada, ni mucho menos ; que con ayudas, por ahora absolutamente necesarias, los mayores de tu pueblo están llevando a cabo proyectos capaces de aprovechar racionalmente los recursos naturales y humanos, para que podáis contar con los medios de acceder a una vida digna y normal a la que tenéis derecho, en temas de Producción, Salud y Educación.
Y aprovecho esta carta abierta para desearte un feliz cercano cumpleaños ; te pediría que no faltaras a clase de tu Escuela Roldós Aguilera 29, aunque imagino que algunas veces ayudas en las tareas agrícolas a tus papás, a quienes me gustaría saludar algún día. También me agradaría, Simón, que continúes escribiendo y cuentes cosas de tu pueblito, de ti, si continúas jugando al fútbol. Te imagino cambiado y convirtiéndote en un apuesto jovencito ; envíame más dibujos, como el de la última carta recibida hace seis meses, donde representas tu casa elevada del suelo por medio de cuatro gruesos postes de madera, supongo que para evitar la humedad.
¡Feliz once cumpleaños! !
José A. Bejarano
¡Feliz once cumpleaños! !
José A. Bejarano
27.9.09
Ahmed, el del semáforo
He sido testigo de un hecho que no me resisto a comentar.
Esta misma mañana, en los escasos dos minutos que dura la luz roja del semáforo de la esquina, al lado de casa.
Actores:
El chaval de todos los días, costamarfileño, veintitantos años, fornido y con la sonrisa permanente de intentar venderte el paquetito de klinex.
A mi lado, a bordo de un beemeuve, otro chaval, al que conozco de vista y del que sólo me consta su permanencia durante largas horas al día sentado y bebiendo litronas.
No sé cuál fue la conversación entre ellos, el caso es que el negro sonreía al blanco, mostrándole el paquete de pañuelos, mientras el del "buga" reía a carcajadas en tanto apretaba afondo el pedal del acelerador.
Al cambiar a verde, el tipo del cochazo, sin oficio pero con beneficio conocidos -me apuesto un euro a que no acabó "Eso"- le ragaló al negro -Ahmed creo que me dijo un dia que era su nombre, licenciado en Historia y Humanidades, cum laude, por la Universidad de Abidyan- una bofetada de monóxido de carbono que expelió a presión el tubo de escape mientras salía disparado como si de una salida de Fernando Alonso se tratara. Trabaja Ahmed en la fresa y en el semáforo. Vive en una pensión de mala muerte y no sabé qué será de él. Sólo tiene su sonrisa.
Yo me pregunto qué coño hemos hecho mal en esta sociedad para que ninguno de estos dos esté en los lugares que en justicia le debería corresponder.
Actores:
El chaval de todos los días, costamarfileño, veintitantos años, fornido y con la sonrisa permanente de intentar venderte el paquetito de klinex.
A mi lado, a bordo de un beemeuve, otro chaval, al que conozco de vista y del que sólo me consta su permanencia durante largas horas al día sentado y bebiendo litronas.
No sé cuál fue la conversación entre ellos, el caso es que el negro sonreía al blanco, mostrándole el paquete de pañuelos, mientras el del "buga" reía a carcajadas en tanto apretaba afondo el pedal del acelerador.
Al cambiar a verde, el tipo del cochazo, sin oficio pero con beneficio conocidos -me apuesto un euro a que no acabó "Eso"- le ragaló al negro -Ahmed creo que me dijo un dia que era su nombre, licenciado en Historia y Humanidades, cum laude, por la Universidad de Abidyan- una bofetada de monóxido de carbono que expelió a presión el tubo de escape mientras salía disparado como si de una salida de Fernando Alonso se tratara. Trabaja Ahmed en la fresa y en el semáforo. Vive en una pensión de mala muerte y no sabé qué será de él. Sólo tiene su sonrisa.
Yo me pregunto qué coño hemos hecho mal en esta sociedad para que ninguno de estos dos esté en los lugares que en justicia le debería corresponder.
26.9.09
22.9.09
Dios deseado y deseante. Juan Ramón Jiménez. Editora, Rocío Bejarano
Partimos de Dios
en busca de Dios,
sin saber qué buscamos.
El dios con minúscula,
el dios bajo cielo,
el cielo que es mar,
sobre aire que es cielo,
¡entre aire y marcielo,
y que es pleamar, y que es pleacielo!
El dios deseante,
el dios deseado,
-¡el dios deseado y deseante!-
me trae este Dios,
un dios Dios tan DIOS,
¡un dios: DIOS DIOS DIOS!
… que al cabo de todos los cabos,
que al borde de todos los bordes
un día encontramos.
Cada vez más suelto, y más desasido;
cada vez más libre, más ¡y más! ¡y más!
a una libertad de puertas de Dios.
Y entonces la puerta se abre… y ¡más libertad!
Estoy pasando la cuerda,
cuerda que Tú me has tendido,
Dios mío, mi dios, ¡Dios mío!
¡Dios mío, no soples, Dios!
Siento la inminencia del dios Dios,
del Dios con mayúscula,
-el que nos enseñaron cuando niños
y no aprendimos-.
¡Dios se me cierne en apretura de aire!
¡Se me está viniendo Dios
en inminencia de alma!
¡Se me está acercando Dios
en inminencia de amor!
¡Se me está llegando Dios
en inminencia de Dios!
(Poema descubierto por Rocío Bejarano y Joaquín Llansó en Puerto Rico. 2009)
5.9.09
Puentes. Mi primer relato, diez años ya...



Con este relato, Puentes, gané el concurso literario de la Asociación de Industrias Químicas y Básicas de Huelva, en noviembre de 1999. Fue una gran sorpresa para mi, pues aparte del premio en metálico (50.000 ptas. No 500.000 como algún periodiquete escribió), casi me desmayo cuando me enseñaron los siete mil ejemplares de revistas AIQB, que por entonces se enviaban a los domicilios de los trabajadores del Polo Químico de Huelva. Y allí estaba yo, mi foto, mi curriculum, mi relatillo, en mitad de la revista.
Entonces fue cuando sentí el vértigo del miedo, del respeto al público, del respeto que impone el salir a la palestra a exponerte pública y voluntariamente, y saber soportar todo: el éxito, el fracaso, los premios, las críticas (que, obviamente las debió haber). Pero lo que más daño me hizo -tal vez por mi inexperiencia- fue el manto que se cernió sobre mi, el manto pesado que me cubrió, y que me dolió enormemente, que malllevé y que cada vez soporté menos: el silencio. El silencio por parte de quienes menos me esperaba, de gran parte de mis compañeros, de mis amigos, de algunos familiares que miserablemente me escatimaron un sencillo "enhorabuena".
Ni siquiera la Dirección de la fábrica en la que trabajaba y que formaba parte de la Asociación de Industrias, tuvo el detalle de al menos aludirme y felicitarse de que un empleado propio hubiese ganado el galardón literario.
La única persona que me felicitó fué un compañero de trabajo quien, con el soplete en una mano, y alzándose la visera protectora con la otra, me soltó, sonriendo, un elocuente y maravilloso "¡con dos cojones!". Aquel sí que fue un pedazo de premio que jamás olvidaré...
Luego supe que todo ello era moneda corriente en un mundillo como el literario donde los fracasos son propios del escritor, pero también lo son los éxitos, y estos al parecer se perdonan menos.
Mi primera incursión en la Literatura, y la última. No fui capaz de superar el miedo, y no me da vergüenza decirlo...
Entonces fue cuando sentí el vértigo del miedo, del respeto al público, del respeto que impone el salir a la palestra a exponerte pública y voluntariamente, y saber soportar todo: el éxito, el fracaso, los premios, las críticas (que, obviamente las debió haber). Pero lo que más daño me hizo -tal vez por mi inexperiencia- fue el manto que se cernió sobre mi, el manto pesado que me cubrió, y que me dolió enormemente, que malllevé y que cada vez soporté menos: el silencio. El silencio por parte de quienes menos me esperaba, de gran parte de mis compañeros, de mis amigos, de algunos familiares que miserablemente me escatimaron un sencillo "enhorabuena".
Ni siquiera la Dirección de la fábrica en la que trabajaba y que formaba parte de la Asociación de Industrias, tuvo el detalle de al menos aludirme y felicitarse de que un empleado propio hubiese ganado el galardón literario.
La única persona que me felicitó fué un compañero de trabajo quien, con el soplete en una mano, y alzándose la visera protectora con la otra, me soltó, sonriendo, un elocuente y maravilloso "¡con dos cojones!". Aquel sí que fue un pedazo de premio que jamás olvidaré...
Luego supe que todo ello era moneda corriente en un mundillo como el literario donde los fracasos son propios del escritor, pero también lo son los éxitos, y estos al parecer se perdonan menos.
Mi primera incursión en la Literatura, y la última. No fui capaz de superar el miedo, y no me da vergüenza decirlo...
NOTA: si te interesa leer Puentes, no tienes más que clicar dos veces sobre cada imagen.
30.8.09
Sobre la Crónica de mi viaje a la China
A pesar de estar claramente especificado, la crónica del viaje a China está cronológicamente al revés en el blog. Si estás interesado, ya sabes que debes retroceder en el tiempo y en el space para leer con orden. O sea, del 1 al 10.
También indicar que puedes dejar cualquier comentario, así como leer entradas antiguas pero atemporales.
También indicar que puedes dejar cualquier comentario, así como leer entradas antiguas pero atemporales.
Joseantonio
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Vienen los júngaros
—¡Que vienen los júngaros! ¡Los júngaros! ¡Que vienen! El Miguel recorría las calles advirtiendo de la noticia que de vez en cuando se exten...
-
Victor Mártil Neila, mi querido tío, cumple noventa y tres años 1922... Vive en Hervás. Hoy cumple noventa y un años. Y es mi t...
-
Pues sí: un destino de miles de turistas de todo el mundo (sobre todo hijos del país del Sol Naciente) y nosotros que lo tenemos a escasos...
-
¡¡¡FELIZ OTOÑO DE MAGIA, PAISANOS!!! Hoy comienza el Otoño Mágico en el Valle del Ambroz. Sus pu...