A través de la pantalla se ve perfectamente. No me atrevo a preguntar a nuestra entrevistada porque temo pecar de curioso. Ya bastante he conseguido con que esta interesante mujer me atienda y conteste a mi serie de preguntas. Pero sí, el paisaje que se ve detrás de ella es el rio Oria a su paso por este pueblo a dos pasos de San Sebastián. También se aprecia la silueta de una torre barroca. Luego supe que era San Millán. Pero sobre todo está el verde escandaloso, el verde de ver-dad. El color de esa tierra que hace contraste con el blanco nuboso de Euskadi. A lo lejos se adivina la capital, el señorío de Motrico, y la costa impresionante de olas de varios metros azotando las rocas. Verdes, blancos de espuma, gaviotas que sobrevuelan, el grisáceo de sus caseríos desperdigados. Tiene razón: ahora sé qué es el síndrme de Sthendal, que es lo que sufrió —tal como luego me dijo— nuestra escritora y ya mi amiga, sentada estratégicamente, sonriendo de principio a fin, entre la videocámara... y el Pais Vasco 'pata negra'.
—Soy Arwen Grey, autora de novela
romántica. La mayoría de mis novelas son comedias, pero también tengo novelas
históricas e historias con algo de misterio y dramas. En definitiva, un poco de
todo. Parte de mis novelas son autopublicadas y otra parte las han publicado
editoriales como Harper Collins o Ediciones Kiwi. Bueno, también decir que soy descendiente de Rosalía de Castro.
—Ya sé que es muy manido
comparar los libros escritos con los hijos, pero no me resisto a preguntarte
cómo se puede tener una familia tan numerosa y te vea tan campante, como si tal
cosa. —Soy de esas raras que no considera comparables unas cosas con otras.
Vamos, que será que no soy madre, a no ser mamá gatuna, que para mí mis libros
son mis libros. Y no es que no esté orgullosa, que lo estoy, oiga, pero ya se
sabe que para las madres todos los hijos son los más guapos. No considerar tus
libros tus bebés tiene esa ventaja, que no te lo tomas tan a pecho cuando
alguien los llama feos jaja.
—He contado treinta y tres. Impresionante. Dime por
qué te consideras una escritora de novela romántica políticamente «no correcta».
Una explicación quiero.
—No sé si es solo en la romántica o en la literatura en
general, que se tiende a idealizarlo todo un poco. Lees a algunos autores y
parece que el mundillo está lleno de gente maravillosa, compañeros que lo dan
todo por ti, de lectores que te lo compran todo y más, que vendes millones… ¡Y
no digo que para algunos no sea así! Pero hay cosas feas y no pasa nada por
decirlas. De hecho, no decirlas hace daño, porque crea una imagen irreal.
Supongo que yo soy esa persona que dice que no se vende tanto como se presume, o
que no es necesario pelotear a diestro y a siniestro, o que algunos blogs solo
te leen si regalas el libro… y a veces ni eso. Ahora se ha puesto de moda una
tendencia según la cual los escritores también tenemos que ser expertos en
marketing y redes sociales. Hay que bailar, saber hacer post perfectos y
dirigidos a tu público. No puedes dar puntada sin hilo. Mi impresión es que se
habla de todo menos de escribir… ¡Pero no se puede ir en contra del negocio y
las modas! Tampoco son verdades tan tremendas, pero casi nadie las dice y hay a
quien no le gustan y hace que te quedes un poco al rincón.
—No pienso ponerte en
compromiso y preguntarte por sus nombres. Pero no me digas que te han salido
todos tus «niños» —servidor se permite seguir con esa ñoña metáfora— tan guapos y tan altos.
—Precisamente mis personajes no son
ejemplos de perfección ni belleza, así que te has equivocado de autora jaja. De
hecho, a cada cual es peor y más desastre, pero son gente real, con problemas
reales, así que me caen bien. A mí no me salen millonarios, con helicóptero ni
buenorros. La perfección es aburrida. Si son perfectos, ¿qué recorrido tienen?
—Que quede entre nosotros, aunque ya en 2014 decías que no era ningún secreto tu
verdadera identidad, así que por qué Arwen Grey y no Macarena Sánchez Ferro.
¿Por qué tantos seudónimos en la novela romántica?
—No hay pseudónimos solo en la
romántica, los hay en todos los géneros, pero nos fijamos poco jaja. En mi caso,
yo ni siquiera planeaba publicar, era un experimento. Le robé el nombre a uno de
mis personajes. Era una autora de romántica que moría asesinada. Me pareció
gracioso. Si llego a saber que iba a funcionar y que iba a vender algo, a lo
mejor me habría pensado más lo del nombre. No es que quisiera ocultarme o que me
avergonzase, pero sí pensaba en ese momento escribir otros géneros y era una
forma de mantenerlos separados. De hecho, por entonces publicaba relatos en
otros géneros con mi nombre real.
—Si te digo que me recuerdas a Corín Tellado,
te enfadas y me arrojas tus treinta y tantas novelas a la cabeza… o por el
contrario me invitas a tapear por la parte vieja de San Sebastián.
—Lo de
insultar con la excusa de Corín Tellado es un clásico. Sin embargo, esa gran
señora es una de las autoras más vendidas de la historia, modernizó un género,
era una industria en sí misma. Y todo ella, solita. Vamos, que quién pudiera ser
Corín Tellado. Así que te invito a Donostia cuando quieras.
—¿Meto la pata si te
pregunto cómo te inspiras para tus novelas? ¿Pones el oído atento a la vida y
avatares de tus vecinos, amigos, compañeros, tal vez leyendo el Hola o te
inspiras en grandes gestas, hechos heroicos?
—Juro que la primera escena de una
de mis novelas, una muy cachonda, está inspirada en mis vecinos, de una forma
literal (ahora adivinad cuál). Siempre hay cosas que se te quedan y te hacen
pensar en historias, desde un olor, una canción, una película, un libro… Incluso
el hecho de que un profesor muy guapo del instituto, harto de que sus alumnas le
hicieran ojitos, decidiera afearse para ver si así le dejaran vivir. Cualquiera
que me lea sabrá que soy fan de las guerras napoleónicas, y no solo por los
uniformes bonitos. El Hola… como que no es mi estilo.
—La literatura romántica
es a, ante, bajo, con, contra, de, desde, hacia, hasta, para, por, según, sin,
sobre, tras las mujeres y solo mujeres?
—¡Cada vez menos! De hecho, últimamente
hay muchas novelas que se escriben desde el punto de vista de los dos
protagonistas, chico y chica, donde los dos llevan el mismo peso, o incluso
donde la historia se cuenta desde el punto de vista de él. Y qué decir de las
novelas románticas LGTBI, donde triunfan las novelas protagonizadas por dos
chicos, y son adoradas por todos los públicos.
—¿Son compatibles el amor, el
humor y la muerte? A tu obra me refiero.
—Voy a ser sincera y decir que
creo que soy incapaz sin escribir sin que caiga algo de humor. A lo mejor no es
un humor para todos los gustos, pero haberlo... haylo. Hasta en los dramas más
gordos, ahí está. Pienso que cuando la historia es muy terrible y a los
protagonistas les pasa de todo, a veces es necesario aligerar un poco. Cuando
solo pasan cosas malas, llega un momento en que tu cabeza dice: «no puedo más, a
esta persona le pasa todo lo malo. Paso». No es solo que necesites descansar del
sufrimiento extremo, sino que ya no te crees tanto drama y desconectas. Un poco
de humor ayuda a que te relajes antes del siguiente golpe. (Uy, eso ha sonado
cruel)
—Dime algún escritor de novela romántica, si es que existen.
—Claro que existen, y un montón, pero voy a recomendar a uno al que conozco y
que tiene una obra inmensa y muy bien documentada: Enrique García Díaz.
—Dime
algo sobre tu última obra (dos relatos) recién publicada «La nube azul. La increíble
historia de amor de Hans Gandía (y su Beatriz)».
—Son dos novelas ambientadas
en un pueblo de mala muerte llamado Venta del Hoyo. Las dos forman parte de
una serie, pero como por ahora solo hay dos, se pueden leer tal cual. Cada
historia es autoconclusiva. Los protagonistas son escritores y…
especiales. Cualquiera que las lea verá que a mí lo de los millonarios guapos,
altos y perfectos no me va nada.
—Aconséjame una novela tuya para iniciarme en
tu mundo literario.
—Yo siempre digo que depende de lo que te guste. En mi caso
escribo dramones y comedias, así que antes te preguntaría qué te gusta más. Si
me dijeras que comedia, te recomendaría Solo cinco citas, por ejemplo. Si me
dijeras que drama, te recomendaría Te lo daré todo, que es, probablemente, mi
mejor novela, y a la que hay que ir sin ningún prejuicio.
Finalizamos
pidiéndote
—Una ciudad, una provincia, y un país para vivir
—Soy de pueblo y
me quedo con él, Zizurkil. También me quedo con mi provincia, Gipuzkoa,
aunque hay muchos sitios estupendos. Viví en Francia unos meses y no me
importaría volver, pero siempre es mejor de visita, así que me quedo con
España.
—Un paisaje
—El que veo desde mi terraza. Me compré esta casa por este
paisaje. Cuando lo vi me dio un stendhalazo y aquí estoy, siete años después.
Este paisaje cura el alma.
—Una comida
—Huevos fritos con patatas. Me gusta la
comida sencilla.
—Una bebida
—Champán. Viví en Reims y ya no se me quita el
vicio
—Una peli
—La fiera de mi niña
—Un libro
—Cumbres borrascosas
—Una música
—Tosca de Puccini. Para la ópera soy como los mafiosos de las pelis, lloro como
una magdalena
—Un sueño
—Aquí me pongo seria, para variar: una cura, o al menos
un tratamiento, para el Covid persistente
—Un calificativo para esta
inteligente, interesante, improvisada e inesperada entrevista
—Divertida e
interesante, que son dos. Soy escritora, no puedo parar
—Una frase de
despedida en euskera y en castellano.
—Eskerrik asko nigan pentsatzeagatik.
Hurrena arte! Muchas gracias por pensar en mí. ¡Hasta la próxima!
¡Anda que no! Entrevistador, te has creído un listo de vuelta, y te has encontrado con la horma de tus zapatos. Vamos a ver, si en el sur existen Aranchas, Gurutze, Aitores por qué no va a haber Macarenas en Donosti. Déjate de preguntas tontorronas, y esa lo fué.
Item más, anda que... sacar a colación a Corín Tellado pensando que la escritora se iba a molestar y resulta que es un referente. Bueno, al menos has sacado una invitación a unas birras y alguna esquisitez tapeodonostiarra.
Y con tanto y tanto que si literatura romántica femenina y te ha dicho que «los hombres, de Romántica, uuuuh». Toma nota, tío.
Y cómo se te quedado el cuerpo cuando te ha nombrado a Rosalía de Castro. Y claro que ahora te queda claro: la mirada de Macarena recuerda la de Rosalía, y la temática de una debe ser influencia de la otra. Hasta los paisajes del norte de España comparten la inmortal poetisa de ayer y la escritora de hoy.
Bueno, aquí está Arwen Grey, prolífica escritora de 'novela-romántica-a-mi-manera'.
Antes de desconectar, se levanta de su sillón, rodea su mesa de trabajo y se aparta. Con ella su gato. Y miro, ahora sí, con descaro. Queda en la pantalla la corriente del Oria camino del mar. El viento sopla con fuerza de galerna. Gracias, Arwen Grey y hasta siempre.
https://www.rnovelaromantica.com/escritores/item/arwen-grey
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