16.1.23

Entrevista a Arwen Grey

A través de la pantalla se ve perfectamente. No me atrevo a preguntar a nuestra entrevistada porque temo pecar de curioso. Ya bastante he conseguido con que esta interesante mujer me atienda y conteste a mi serie de preguntas. Pero sí, el paisaje que se ve detrás de ella es el rio Oria a su paso por este pueblo a dos pasos de San Sebastián. También se aprecia la silueta de una torre barroca. Luego supe que era San Millán. Pero sobre todo está el verde escandaloso, el verde de ver-dad. El color de esa tierra que hace contraste con el blanco nuboso de Euskadi. A lo lejos se adivina la capital, el señorío de Motrico, y la costa impresionante de olas de varios metros azotando las rocas. Verdes, blancos de espuma, gaviotas que sobrevuelan, el grisáceo de sus caseríos desperdigados. Tiene razón: ahora sé qué es el síndrme de Sthendal, que es lo que sufrió —tal como luego me dijo— nuestra escritora y ya mi amiga, sentada estratégicamente, sonriendo de principio a fin, entre la videocámara... y el Pais Vasco 'pata negra'. 

—¿Podrías presentarte a nuestro grupo?
—Soy Arwen Grey, autora de novela romántica. La mayoría de mis novelas son comedias, pero también tengo novelas históricas e historias con algo de misterio y dramas. En definitiva, un poco de todo. Parte de mis novelas son autopublicadas y otra parte las han publicado editoriales como Harper Collins o Ediciones Kiwi. Bueno, también decir que soy descendiente de Rosalía de Castro.

—Ya sé que es muy manido comparar los libros escritos con los hijos, pero no me resisto a preguntarte cómo se puede tener una familia tan numerosa y te vea tan campante, como si tal cosa. —Soy de esas raras que no considera comparables unas cosas con otras. Vamos, que será que no soy madre, a no ser mamá gatuna, que para mí mis libros son mis libros. Y no es que no esté orgullosa, que lo estoy, oiga, pero ya se sabe que para las madres todos los hijos son los más guapos. No considerar tus libros tus bebés tiene esa ventaja, que no te lo tomas tan a pecho cuando alguien los llama feos jaja. 

—He contado treinta y tres. Impresionante. Dime por qué te consideras una escritora de novela romántica políticamente «no correcta». Una explicación quiero. 
—No sé si es solo en la romántica o en la literatura en general, que se tiende a idealizarlo todo un poco. Lees a algunos autores y parece que el mundillo está lleno de gente maravillosa, compañeros que lo dan todo por ti, de lectores que te lo compran todo y más, que vendes millones… ¡Y no digo que para algunos no sea así! Pero hay cosas feas y no pasa nada por decirlas. De hecho, no decirlas hace daño, porque crea una imagen irreal. Supongo que yo soy esa persona que dice que no se vende tanto como se presume, o que no es necesario pelotear a diestro y a siniestro, o que algunos blogs solo te leen si regalas el libro… y a veces ni eso. Ahora se ha puesto de moda una tendencia según la cual los escritores también tenemos que ser expertos en marketing y redes sociales. Hay que bailar, saber hacer post perfectos y dirigidos a tu público. No puedes dar puntada sin hilo. Mi impresión es que se habla de todo menos de escribir… ¡Pero no se puede ir en contra del negocio y las modas! Tampoco son verdades tan tremendas, pero casi nadie las dice y hay a quien no le gustan y hace que te quedes un poco al rincón. 

—No pienso ponerte en compromiso y preguntarte por sus nombres. Pero no me digas que te han salido todos tus «niños» —servidor se permite seguir con esa ñoña metáfora— tan guapos y tan altos. 
—Precisamente mis personajes no son ejemplos de perfección ni belleza, así que te has equivocado de autora jaja. De hecho, a cada cual es peor y más desastre, pero son gente real, con problemas reales, así que me caen bien. A mí no me salen millonarios, con helicóptero ni buenorros. La perfección es aburrida. Si son perfectos, ¿qué recorrido tienen? 

—Que quede entre nosotros, aunque ya en 2014 decías que no era ningún secreto tu verdadera identidad, así que por qué Arwen Grey y no Macarena Sánchez Ferro. ¿Por qué tantos seudónimos en la novela romántica? 
—No hay pseudónimos solo en la romántica, los hay en todos los géneros, pero nos fijamos poco jaja. En mi caso, yo ni siquiera planeaba publicar, era un experimento. Le robé el nombre a uno de mis personajes. Era una autora de romántica que moría asesinada. Me pareció gracioso. Si llego a saber que iba a funcionar y que iba a vender algo, a lo mejor me habría pensado más lo del nombre. No es que quisiera ocultarme o que me avergonzase, pero sí pensaba en ese momento escribir otros géneros y era una forma de mantenerlos separados. De hecho, por entonces publicaba relatos en otros géneros con mi nombre real. 

—Si te digo que me recuerdas a Corín Tellado, te enfadas y me arrojas tus treinta y tantas novelas a la cabeza… o por el contrario me invitas a tapear por la parte vieja de San Sebastián. 
—Lo de insultar con la excusa de Corín Tellado es un clásico. Sin embargo, esa gran señora es una de las autoras más vendidas de la historia, modernizó un género, era una industria en sí misma. Y todo ella, solita. Vamos, que quién pudiera ser Corín Tellado. Así que te invito a Donostia cuando quieras. 

—¿Meto la pata si te pregunto cómo te inspiras para tus novelas? ¿Pones el oído atento a la vida y avatares de tus vecinos, amigos, compañeros, tal vez leyendo el Hola o te inspiras en grandes gestas, hechos heroicos? 
—Juro que la primera escena de una de mis novelas, una muy cachonda, está inspirada en mis vecinos, de una forma literal (ahora adivinad cuál). Siempre hay cosas que se te quedan y te hacen pensar en historias, desde un olor, una canción, una película, un libro… Incluso el hecho de que un profesor muy guapo del instituto, harto de que sus alumnas le hicieran ojitos, decidiera afearse para ver si así le dejaran vivir. Cualquiera que me lea sabrá que soy fan de las guerras napoleónicas, y no solo por los uniformes bonitos. El Hola… como que no es mi estilo. 

—La literatura romántica es a, ante, bajo, con, contra, de, desde, hacia, hasta, para, por, según, sin, sobre, tras las mujeres y solo mujeres? 
—¡Cada vez menos! De hecho, últimamente hay muchas novelas que se escriben desde el punto de vista de los dos protagonistas, chico y chica, donde los dos llevan el mismo peso, o incluso donde la historia se cuenta desde el punto de vista de él. Y qué decir de las novelas románticas LGTBI, donde triunfan las novelas protagonizadas por dos chicos, y son adoradas por todos los públicos. 

—¿Son compatibles el amor, el humor y la muerte? A tu obra me refiero. 
—Voy a ser sincera y decir que creo que soy incapaz sin escribir sin que caiga algo de humor. A lo mejor no es un humor para todos los gustos, pero haberlo... haylo. Hasta en los dramas más gordos, ahí está. Pienso que cuando la historia es muy terrible y a los protagonistas les pasa de todo, a veces es necesario aligerar un poco. Cuando solo pasan cosas malas, llega un momento en que tu cabeza dice: «no puedo más, a esta persona le pasa todo lo malo. Paso». No es solo que necesites descansar del sufrimiento extremo, sino que ya no te crees tanto drama y desconectas. Un poco de humor ayuda a que te relajes antes del siguiente golpe. (Uy, eso ha sonado cruel) 

—Dime algún escritor de novela romántica, si es que existen. 
—Claro que existen, y un montón, pero voy a recomendar a uno al que conozco y que tiene una obra inmensa y muy bien documentada: Enrique García Díaz. 

—Dime algo sobre tu última obra (dos relatos) recién publicada «La nube azul. La increíble historia de amor de Hans Gandía (y su Beatriz)». 
—Son dos novelas ambientadas en un pueblo de mala muerte llamado Venta del Hoyo. Las dos forman parte de una serie, pero como por ahora solo hay dos, se pueden leer tal cual. Cada historia es autoconclusiva. Los protagonistas son escritores y… especiales. Cualquiera que las lea verá que a mí lo de los millonarios guapos, altos y perfectos no me va nada. 

—Aconséjame una novela tuya para iniciarme en tu mundo literario. 
—Yo siempre digo que depende de lo que te guste. En mi caso escribo dramones y comedias, así que antes te preguntaría qué te gusta más. Si me dijeras que comedia, te recomendaría Solo cinco citas, por ejemplo. Si me dijeras que drama, te recomendaría Te lo daré todo, que es, probablemente, mi mejor novela, y a la que hay que ir sin ningún prejuicio. 

Finalizamos pidiéndote 
—Una ciudad, una provincia, y un país para vivir 
—Soy de pueblo y me quedo con él, Zizurkil. También me quedo con mi provincia, Gipuzkoa, aunque hay muchos sitios estupendos. Viví en Francia unos meses y no me importaría volver, pero siempre es mejor de visita, así que me quedo con España. 

—Un paisaje 
—El que veo desde mi terraza. Me compré esta casa por este paisaje. Cuando lo vi me dio un stendhalazo y aquí estoy, siete años después. Este paisaje cura el alma. 

—Una comida 
—Huevos fritos con patatas. Me gusta la comida sencilla. 

—Una bebida 
—Champán. Viví en Reims y ya no se me quita el vicio 

—Una peli 
—La fiera de mi niña 

—Un libro 
—Cumbres borrascosas 

—Una música 
—Tosca de Puccini. Para la ópera soy como los mafiosos de las pelis, lloro como una magdalena 

—Un sueño 
—Aquí me pongo seria, para variar: una cura, o al menos un tratamiento, para el Covid persistente 

—Un calificativo para esta inteligente, interesante, improvisada e inesperada entrevista 
—Divertida e interesante, que son dos. Soy escritora, no puedo parar 

—Una frase de despedida en euskera y en castellano. 
—Eskerrik asko nigan pentsatzeagatik. Hurrena arte! Muchas gracias por pensar en mí. ¡Hasta la próxima!

¡Anda que no! Entrevistador, te has creído un listo de vuelta, y te has encontrado con la horma de tus zapatos. Vamos a ver, si en el sur existen Aranchas, Gurutze, Aitores por qué no va a haber Macarenas en Donosti. Déjate de preguntas tontorronas, y esa lo fué.
Item más, anda que... sacar a colación a Corín Tellado pensando que la escritora se iba a molestar y resulta que es un referente. Bueno, al menos has sacado una invitación a unas birras y alguna esquisitez tapeodonostiarra.
Y con tanto y tanto que si literatura romántica femenina y te ha dicho que «los hombres, de Romántica, uuuuh». Toma nota, tío.
Y cómo se te quedado el cuerpo cuando te ha nombrado a Rosalía de Castro. Y claro que ahora te queda claro: la mirada de Macarena recuerda la de Rosalía, y la temática de una debe ser influencia de la otra. Hasta los paisajes del norte de España comparten la inmortal poetisa de ayer y la escritora de hoy. 
Bueno, aquí está Arwen Grey, prolífica escritora de 'novela-romántica-a-mi-manera'.

Antes de desconectar, se levanta de su sillón, rodea su mesa de trabajo y se aparta. Con ella su gato. Y miro, ahora sí, con descaro. Queda en la pantalla la corriente del Oria camino del mar. El viento sopla con fuerza de galerna. Gracias, Arwen Grey y hasta siempre.

https://www.rnovelaromantica.com/escritores/item/arwen-grey 


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