© El blog con cero lectores, pero aquí estoy en el espacio de mi libertad. No espero a nadie aunque cualquiera es bien recibido. Gracias a mi BLOC ABIERTO DE PAR EN PAR donde encontrarás desde 2009 temas variados.

4.11.09

KarakorumExpress


A pesar de mi poca afición a la tele, desde hace unas semanas vengo siguiendo un determinado programa que se emite los domingos por la noche. Hasta el domingo pasado reconozco que me tenía enganchado porque este concurso consiste en atravesar China, Nepal e India por etapas.
Ya observé desde el primer día las actitudes de algunos de los concursantes, no sólo en sus relaciones con el correspondiente compañero, sino la actitud ante los naturales del lugar. Suficiencia, prepotencia, a veces burla, cuando no sarcasmos dirigidos a los habitantes de los lugares por los que pasaban. En suma, observé que algunos de nuestros “compatriotas” iban de sobrados cuando las cosas no salían a su manera, léase que alguien no comprenda lo que nuestros “españolatas” quieren decir, o no digamos cuando algún automovilista no puede, o simplemente no quiere, llevar a nuestros “viajatas”. O bronca a grito pelado con insultos en plena calle, con patadas y malos modos, o reírse de los medios de transporte… Entonces los exabruptos son la nota que hacen sonar algunos; no todos, claro. Y yo me quedo asombrado del atrevimiento de estos sujetos que van por ahí, corriendo -y yo entiendo que es un concurso-, pisoteando, no a sus contrincantes, que en cierto modo lo entendería, sino a los habitantes que miran con una mezcla de sorpresa e incredulidad. En el continente de la calma, donde el tiempo tiene otro valor distinto al que nosotros le damos, estos “concursatas” van como ganado desbocado…. En fin…



Pero lo que me ha indignado, y no quiero dejar pasarlo fue cuando, el ultimo día de emisión, dieron un avance de los próximos programas de las etapas que se desarrollan en el subcontinente indio.
Aparecen algunas escenas de las calles de cualquier ciudad india, a bordo de un autobús, y una de las “concursatas” se pone a despotricar de que si allí  la mujer… que si es un cero a la izquierda… todo esto delante de los viajeros. Bien, a mi tampoco me gusta la marginacion de la mujer, pero lo que no voy a hacer nunca es ir a dar lecciones a ningun lugar. Simplemente me limito a observar, y si no me gusta, me marcho y en paz.
Pero aún no lo había visto todo: una de ellas (creo que la misma “niñata” prepotente e ineducada de antes) le estaba haciendo a un señor un gesto que aquí se considera si no obsceno, cuando menos de mal gusto; pero hacerlo en un país extranjero, tan lejano a nosotros, me parece un signo de incultura, de soberbia y de creernos el ombligo del mundo.
Esos “caminatas”, ya digo salvo honrosas excepciones, que sepan que se representan a sí mismos. A mi, jamás, yo soy ciudadano  de ESPAÑA,  y procuro dondequiera que voy, dar ejemplo de español culto y civilizado, aunque me temo que ellos van dando el cante. ¡Vaya ejemplo de ejemplares!
“Pograma” Karakorum Express, no me contéis más entre los engullidores de vuestro pasto televisivo, mientras no los deis a vuestros “mochilatas” unas lecciones de ética y de urbanidad antes de andar los caminos. Porque mira que el programa podría dar de sí...
Postdata: la de la foto no es la petarda del "pograma" susodicho. Es sencillamente una chica india, de la India, del pais de mis sueños, del pais del que se pretenden pitorrear esos...
Ya quisiera el gato lamer del plato, que dicen en mi pueblo...
Foto de Dario Delvecchio, mi amigo.




2.11.09

Por mis muertos


Abuela Valeriana (Neila Sánchez): en su casa nací, en su regazo me crié, con sus meriendas de pan y chocolate me alimenté, sus regañinas me educaron, sus caramelos calmaron mis tosferinas nocturnas, su bondad me conmovió, mi única pena es no haber tenido ocasión de enseñarla -cogida de su mano, descalza, pisando el suelo húmedo y blando- su asignatura pendiente... EL MAR.

Abuelo Amancio (Mártil Castellano): su laboriosidad, su ejemplo, su actitud ejemplar hasta el final me asombraron. Y sus rebanadas de pan con vino, azucaradas, me enseñaron la exquisitez de lo humilde (y de lo prohibido). Con los dos aprendí a vivir largas noches de radio y lumbre (con manotazo incluido para que dejara de tocar las brasas encendidas y de remover el fuego). Y con ellos despedí algunos años justo a las diez de la noche robando dos a la Nochevieja.
Tios Emilio y Gaspar (L.G.): hermanos, llevando Cataluña y Extremadura en sus sangres. Ferroviario de apeadero y de Estacion de Franciaen Barcelona el uno y presidente Alcalde en tiempos nada fáciles el otro. La socarronería y la seriedad, de Emilio y Gaspar, en este orden.
Tías Alicia (Cr) y Cele (Cl): Una en mitad de la pradera, llamando a Joseluis y la otra tras el mostrador afanada en la librería. Grato recuerdo de ambas.
Tía Emilia (L): la aparentemente dura, la estricta, que no tanto. La siempre-presente. La que se fue, siempre sola. Cuántas tardes en el jardín de su casa...
Pepe (S.) e Isabel Hernández Bejarano: un lugar preferente en mi corazón. De ella, su sangre transfundida a mi cuerpo maltrecho y arrebatado de las garras de la enfermedad y muy posiblemente de la muerte, gracias a ISABEL. Gracias.  De su marido, Pepe, el cariño que nos profesamos mutuamente dándole la ilusión de tener el hijo que nunca tuvo.
Amós López Bejarano Con reservas incluyo en esta lista al mítico primo Amós, el desaparecido sin rastro en la vorágine de la maldita guerra civil. La esperanza, tal vez vana, es que algún día aparezca alguno de sus descendientes, tal vez un americano, tal vez un eslavo. Cualquiera sabe...
Tios Ángel (BG) y Asunción (MG): si hay algún ejemplo de la vida dando vueltas y el mundo girar, y creemos en la conjunción de planetas y en su influjo sobre todos nosotros, mis tios son un claro ejemplo de ello. Gran parte de lo que soy, de dónde estoy, y porqué, es culpa (maravillosa culpa) de ellos dos. Reposan juntos en esta tierra, en el cementerio de La Soledad y cada día que paso por la puerta, que son muchos, tengo un recuerdo para ellos. De sus puertas, en vida, nunca olvidaré cuando se abrieron para mi, en la Barriada de la Navidad y en la Carretera de Sevilla y Federico Mayo, de Huelva.
Mercedes Francisca (AH): Mi suegra, sí. Que falleció plácidamente, pero con la pena de no haber asistido a algunos eventos familiares, como la boda de su nieto y el nacimiento de su tercer bisnieto, a los que tenía derecho después de una vida de sacrificio y laboriosidad. Ejemplo que su hija, mi mujer, quiere continuar.
Y mi padre FRANCISCO BEJARANO GIL: nos dejó con la edad que yo tengo ahora y mis sentimientos hacia él son encontrados, que no quiere decir contradictorios o negativos. Lo conocí poco y tengo escasos datos que ayuden a formarme un juicio exacto. Vivió, creo, en una continua lucha, interior, que a la postre imagino fue lo que le mató. Hizo lo que pudo, pero estoy completamente seguro que con plena convicción de conciencia. Siempre, como no puede ni debe ser de otra forma, me acompañará a través de su recuerdo y de su memoria. Y de lo que fue, sin renegar de su pasado, por mucho que lo pretendan algunos políticos bobos.                                                          Solemnemente...
            ...descansa en paz, papá.
      DESCANSAD, TODOS, EN PAZ

Francisco Bejarano Gil



papá
En un pueblo de Valencia, han cambiado el nombre de una calle: la de Jose Antonio Primo de Rivera ha pasado a denominarse calle de Barack Obama.
Como la catetez, la gilipollez, y el papanatismo parecen no tener límites en algunos politicastros de nuestro santo país, me he decidido a sacar del baúl de la Memoria, de la mía, una serie de fotografías y quitarme de encima la especie de pudor que sentía en mostrar unas fotos cuyo protagonista es un ser muy querido para mi.
Todos los sentimientos que ahora me embargan quiero conjurarlos dando a conocer una parte muy íntima de mi vida, de mi niñez, de la educacón recibida y dejar de sentir temor al qué dirán.
La Red es Libertad. Y lanzo estas queridas imágenes a la red, y que el espacio virtual sea el lugar donde estas queden a la ventura. No pienso mover un dedo para paralizar la deriva que merece.
SUELTO AMARRAS... Y QUE TU TRAVESÍA, siendo hoy 2 DE NOVIEMBRE, SEA ETERNA, FRANCISCO BEJARANO GIL, MI PADRE.

1.11.09

Del Cementerio inglés de Huelva... POR FIN...


Podemos estar de enhorabuena. Hoy mismo, en el diario Huelva Información aparece un reportaje de Eduardo Sugrañes tratando el tema del cementerio británico, y donde por fin me entero quién tiene las competencias sobre dicho recinto que Sugrañes, sencilla y generosamente, lo hace oscilar entre "el romaticismo y el deterioro".
Opino que la balanza se inclina, por ahora, hacia el segundo platillo, donde se deposita el desinterés de quien debiera cuidar de su mantenimiento y lo deja a merced de los intrusos y del olvido .
En este mi modesto blog   http://joseanbejarano.blogspot.com/2009/10/huelva-cementerio-ingles-introduccion.html, y siguientes tengo varias entradas más sobre dicho recinto, incluso me he atrevido a realizar un tímido y modestísimo intento de investigación sobre algunas de las personas que reposan en este lugar.
¿Tan gravoso le resultaría al Excmo. Ayuntamiento de Huelva ponerse en contacto con la Iglesia Anglicana y asumir las competencias, propiedad incluida, de un recinto que forma parte de la Historia de Huelva, y proceder a su reparación -¡Plan E!- y mantenimiento periódico, para evitar espectáculos tan deprimentes como los que se pueden ver en el interior y aledaños?
Gracias, en mi propio nombre, a huelvainformación.es , por dedicar un espacio en fecha tan señalada como la de hoy en recordar a los extranjeros que reposan en nuestra tierra, ahora y por siempre digna -esperemos- ya suya.

31.10.09

UN TREN ESPAÑOL


                                                                    INTRODUCCIÓN

Mosé Acostas miraba, a lo lejos, los afilados minaretes de las mezquitas que recortaban, al atardecer, el cielo sobre el Mármara. Por un instante sus ojos, ligeramente estrábicos tras los gruesos cristales de las gafas, brillaron.
Durante una semana -en el corazón de Estambul- yo lo había acompañado, aprendiendo de su centenaria cultura, ya que el objetivo de mi visita, en marzo  de 1993, era investigar la procedencia -tal vez de  San Protasio, judería española de sus antepasados, lugar, asimismo, de mi nacimiento y residencia desde donde posiblemente, aunque sin confirmar, iniciaran el éxodo, a raíz del Decreto de Expulsión de la población judía de España, en 1492.
Al narrarme la historia de sus antepasados y hacer mención de  su breve paso por España durante la guerra civil, conseguí el relato de un episodio que no deseaba, en principio, rememorar: "los terribles días en los arrabales de Madrid". Mas con la lengua judeoespañola , ladino, milagrosamente conservada, me lo contó. He aquí, transcrito y adaptado por mí mismo, su relato:
                                                         1ª PARTE: ORIGEN. EL VIAJE.
 << Desde muy joven acudía con mi padre a la Sinagoga de Estambul y allí, leyendo los textos sagrados, aprendía el pasado de mi pueblo. Ocurrió mediado el año 1936 cuando conocí, a través de mi amigo Ismet Tâli, los sucesos que estaban aconteciendo en Europa. En la Sinagoga los debates devenían con frecuencia en acaloradas discusiones a propósito de las persecuciones que los judíos sufrían en el centro del continente. Allí, en la Asamblea, se daban toda clase de pareceres que relacionaban los nacionalismos exacerbados con las doctrinas que favorecían los levantamientos militares en los confines del Mediterráneo; quiénes opinaban que no tenían nada que ver, y los que entendían que los "pogromos" eran algo inevitable, incluso apuntando  como algo positivo la circunstancia de que la Historia fuera manifestándose cíclicamente, de aquella manera, para diferenciar a los judíos de cualquier otro pueblo de la tierra: de nuevo, los elegidos. Y aquellos que, simplemente, hablaban de dictadura o libertad, de izquierdas o derechas, de conmigo o contra mí. Yo me preguntaba, sin embargo, a pesar de que mi porvenir podía estar resuelto -merced a la pequeña fortuna que mi padre poseía- cómo podría demostrar mi solidaridad ante la falta de perspectivas y contra los totalitarismos que se auguraban  para Europa.
Sin dudarlo más, la mañana del 25 de septiembre  de 1936, con veinte años recién cumplidos -aun en contra de la opinión de mi padre- partí, junto a mi amigo Ismet Tâli, hacia la frontera con Bulgaria.
Al llegar a Sofia mantuvimos una reunión -junto a cinco jóvenes más- en un discreto local del centro de la ciudad, donde fuimos adscritos a una expedición que partió por tren el día siguiente. Siguiendo los consejos de los dirigentes me entregaron una nueva documentación, consistente en un pasaporte búlgaro, a nombre de Bruno Vasanov.
El tren español(*), como alguien comenzó a denominarlo, se puso en marcha. Al fin, con una nueva identidad, iba a conocer el lugar de mis ancestros: la vieja y desconocida Sefarad que, decían, comenzaba a desangrarse.
Durante la lenta travesía por Yugoslavia iba comprendiendo la variedad de gentes, el mosaico que formaba la vieja Europa; al llegar a Zagrev, decenas de nuevos voluntarios, enarbolando rojas banderas, abordaban el tren abarrotando los vagones que iban añadiéndose. Los paisajes cambiaban con el transcurrir de las horas y, desde los Balcanes, íbamos recorriendo las llanuras adivinándose en el horizonte los Alpes que bordeaban Austria. Innsbruck fue una repetición de lo ocurrido en Zagreb con inspecciones y  controles por parte de las autoridades locales.
Elevadas cumbres, a través de la noche, nos acompañaron hasta Zurich -el oasis suizo- donde, el 2 de octubre, fuimos aclamados por una multitud, tras los discursos, augurándonos la gloria de la victoria sobre el fascismo. Ismet, de quien no me separaba, hizo notar la ausencia de enseñas y la nula mención al partido al que casi todos decían pertenecer. Mas en aquellos momentos, nadie necesitaba de banderas o consignas, tan sólo caminar en busca del honor o del incierto destino.
Los hermosos paisajes, de verdes e inmensas praderas, fueron testigos de  nuestra entrada en Francia, la frentepopulista, coreada por cánticos y vítores en todos los idiomas europeos.
París se presentó ante nosotros como una hermosa ciudad, siendo agasajados en la misma Estación Este. Durante tres días estuvimos alojados en unas dependencias del Ministerio de la Guerra, donde nos fueron agrupando por nacionalidades, idiomas y afinidades políticas. Allí conocí a la persona que estaba encargada de reclutar a aquel contingente humano, al que llamaban Broncev(*), quien se movía entre los corrillos de voluntarios hablando animadamente, anunciándonos la pronta llegada a los campos donde se estaba librando, decía, el porvenir de Europa.
París nos despidió con alegría cuando nos dirigíamos caminando hacia la estación de Austerlitz; nosotros correspondíamos con emoción aquellas demostraciones de cariño.
El viaje hasta Cerbère, en la frontera del Sur, a través de onduladas colinas repletas de viñedos y bosques, constituyó para nosotros un auténtico paseo, parando en diversas ciudades hasta llegar a la línea divisoria del país tantas veces nombrado y tantas veces añorado. Cruzamos la frontera, el 9 de octubre, caminando en silencio bajo la curiosa mirada de los gendarmes y la actitud displicente de los guardias españoles >>.
                                                             2ª PARTE: VIAJE. EL DESTINO
Continúa su relato el sefardita Acostas:
<< El 10 de octubre  estábamos, por fin, en Barcelona, en el país que nos necesitaba y, ciertamente, se percibía el ambiente bélico en las calles. Era continuo el tránsito de vehículos conducidos y montados por ruidosos milicianos cantando, empuñando armas y enarbolando banderas multicolores llenas de siglas y símbolos.
En un largo convoy ferroviario recorrimos la franja costera del Mediterráneo en tanto yo recordaba a mis padres, quienes continuamente evocaban la expulsión y salida de Sefarad “por orden de nuestros señores, el Rey y la Reina”; ¿habría sido tal vez desde aquellas solitarias playas y puertos donde iniciaran la diáspora nuestros antepasados por negarse a renunciar a sus creencias?
Tarragona y Valencia eran nombres que, hasta entonces, yo jamás había escuchado. El trayecto, en convoyes por carretera, hasta una ciudad asentada en el llano, Albacete, donde unos quinientos jóvenes, en filas, a través de las calles de la ciudad, éramos observados por la multitud silenciosa que nos hizo retornar a la realidad. Al final del largo viaje, un país en guerra recibía a los voluntarios del mundo en ayuda de la República española.
Era, aquella, una tierra árida y fría. Los vítores, recibidos hasta entonces, se fueron extinguiendo para devenir, sin solución de continuidad, en durísimos entrenamientos. De Ismet Tâli, trasladado a otro campo de instrucción, nunca más supe y yo fui alistado de nuevo, ya que mis documentos en caracteres cirílicos de poco me servían y los cambiaron por otro -militar- expedido el 14 de octubre  de 1936, que conservé para siempre. Mi nombre continuó siendo Bruno Vasanov e incorporado como intérprete, por mis conocimientos de turco, búlgaro y, lo constaté inmediatamente, mi arcaico y caduco castellano. Oculté, sin embargo, mis conocimientos del hebreo así como, aunque elementales, del yiddish ya que no deseaba ser identificado como judío turco.
Los recuerdos se hacen más nítidos, pero se me agolpan en la memoria pues todo ocurrió, posteriormente, con rapidez. En Albacete fueron numerosos los personajes, luciendo guerreras con estrellas de cinco puntas, que sucedían a otros de paisano arengándonos, en tanto que nuevas expediciones iban llegando procedentes de diversos  países.
A partir del primer contingente que llegó a Albacete se crearon las Brigadas Mixtas Internacionales, organizándose la Novena Móvil con los primeros en acudir; fui incluido, junto a los voluntarios eslavos, en el IV batallón, denominado Dabrowsky en honor de un revolucionario polaco muerto en las barricadas del París de la Gran Guerra.
Los días transcurrieron velozmente hasta que, el 4 de noviembre, recibimos la orden de partida; llegaban noticias según las cuales los nacionalistas rebeldes habían recorrido el Oeste de España -desde el Sur- Madrid estaba en peligro pero allí estaríamos los "Internacionales" para su protección. Era el momento de demostrar para qué habíamos dejado atrás tantas  fronteras. Como intérprete cumplí la misión de comunicar, puntualmente, todo aquello que nos era transmitido.
Tembleque, el lugar donde nos estacionamos el día 5, situado en los umbrales de Madrid, estaba en la línea del frente partiendo en dos mitades el país desde hacía cuatro meses, aunque nos aseguraban que llevaba dividido muchos años: yo lo calculé con precisión, cuatrocientos cuarenta y cuatro.
El ejército levantado en armas estaba, ya, frente a la capital de la República y el Gobierno la había abandonado aquel mismo día, dejando su defensa en manos del pueblo, para trasladarse a Valencia. El comandante Kleber, alias el Canadiense, nos comunicó que, en adelante, seríamos llamados "XI Brigada Internacional" y el comisario Mario Nicoletti nos arengó diciendo que tendríamos el alto honor de ser los primeros en defender la metrópoli”: ¡No deben pasar! ;¡no van a pasar! ;¡no pasarán!”, gritaba.
El día 7 largas filas de camiones entraron en Madrid, en uno de ellos iba yo repasando, mentalmente, algunos pasajes del Libro de Josué. La ciudad nos recibió cuando un inmenso, triste y ‘frío’ sol declinaba en el horizonte de la planicie.
Al día siguiente desfilamos ante aquel pueblo confiado que no parecía vivir en guerra, perfectamente uniformados con un tabardo hasta media pierna, correaje con cartucheras, bolsa en bandolera y casco, empuñando un flamante fusil-mosquetón. Al anochecer, sin más, estábamos apostados en la Casa de Campo junto a la Cuarta Brigada Mixta ayudando al pueblo madrileño a cerrar el paso del ejército africanista que intentaba llegar, desde tres días antes, al mismo corazón de la ciudad.
Durante una dantesca semana fuimos conquistando y reconquistando posiciones; los enfrentamientos llegaron a ser casi cuerpo a cuerpo contra aquellos hombres, de uniformes unos y con capotes rifeños otros, quienes desde el lado opuesto intentaban el asalto una y otra vez...

Los edificios, las calles, el entero mundo, iban derrumbándose con el transcurrir de los días. Los blindados T-26 batían con estruendo los arrabales. En el cielo zumbaban con persistencia los Junker en busca de nuestros Moscas Ilyushin, que salían a su encuentro.
No puedo olvidar la fría noche del 14 de noviembre  cuando, cumpliendo ordenes, nos trasladamos hacia el Parque del Oeste, en la orilla izquierda del río Manzanares, a fin de impedir el avance de las tropas atacantes. Durruti, con sus hombres, hubo de retroceder, inexplicablemente y allí nos dirigimos con nuestro comandante, Ulanowsky, ya que las columnas enemigas habían formado una cuña que se adentraba peligrosamente en los barrios más próximos al centro urbano; La XII Brigada Internacional, de Luckács, llegaría más tarde a apoyarnos >>.
                                                                              EPÍLOGO
Concluye su relato el sefardí Acostas:
<< Al amanecer del 15 de noviembre  de 1936, en medio del fuego cruzado de artillería, mi batallón recibió la orden de reconquistar un edificio que, ironías del destino, llamaban la Sinagoga(*) el cual había sido tomado y guarnecido la noche anterior por una compañía enemiga. En medio de los descampados batidos por la metralla, a rastras por el endurecido suelo, nos acercamos recorriendo un camino aledaño a la cercana Ciudad Universitaria. Nunca lo he podido recordar bien, pero en el momento de iniciar una corta carrera en zigzag hacia los muros de aquel edificio tratando de descubrir algún distintivo que lo identificara noté cómo algo, abrasador y doloroso se introducía en mis entrañas, y con mi mano izquierda taponando la herida sentí la palpitación y suave tibieza de la sangre. Permanecí caído hasta que los camilleros pudieron recogerme. El inmueble continuaba inalcanzable y pude ver, por última vez antes de perder la consciencia, las siluetas que asomaban y se ocultaban tras las destrozadas ventanas, mientras su fusilería y su artillería ligera barrían los alrededores levantando pequeñas y siniestras nubes de polvo, dejando decenas de muertos y heridos.
En un vetusto hospital del centro de Madrid pasé setenta días curando mis heridas siéndome imposible, debido a los efectos de la morfina, pormenorizar dicho periodo. Pero lo más doloroso fue pensar que una semana había sido todo lo que pude ofrecer a la causa abandonando país, creencias, familia y amigos.
En el tren-hospital que me evacuaba a Valencia, el 27 de enero de 1937 -en plena Pascua- me prometí a mí mismo, Mosé Acostas -aún Bruno Vasanov- que alguna vez retornaría(*).
Y así, sumido en íntimas sensaciones, el paisaje se iba ensanchando mostrándome, con toda su crudeza, los yermos, inermes y helados campos de aquel terrible invierno de España, mi ansiada, mi frustrada Sefarad... >>.
f i n


 ©Huelva-848  joseantoniobejarano 2000

GLOSARIO :
(*)SINAGOGA.-  No ha logrado el autor datos sobre la guarnición, defensa, situación exacta y funciones del inmueble. Ahora bien, sin pretensiones de historiador, ha encontrado -fortuitamente y con gran sorpresa—- una clara referencia del enclave en una copia de la hoja de servicios de "Martín Zamorano Sil, nacido el 14 de agosto  de 1914 en San Protasio (Salamanca), sargento perteneciente al 1er Tabor del Grupo de Fuerzas Regulares de Melilla nº2 Expedicionario, herido durante la defensa del edificio ‘La Sinagoga’, en Madrid, el 17 de noviembre  de 1936, e ingresado en el Hospital de Griñón (Madrid).
Así pues he aquí la unidad que, sin duda, ocupó el edificio en cuestión. Si bien no hace al hecho relatado -aunque resulta significativa y sorprendente la coincidencia de lugares, y casi de fechas, de las dos bajas, Mosé alias Bruno, y Martín- procede señalar que este último falleció meses después como consecuencia de las heridas sufridas en el frente de Guadalajara, pero esta sería "otra historia".
(*)TREN ESPAÑOL.- Denominación que se daba a los trenes fletados desde el Este de Europa por (*)BRONCEV, sobrenombre de Josip Broz -mariscal Tito, desde 1945, Presidente de Yugoslavia- para voluntarios del Partido Comunista con destino a España.
(*)RETORNO.- Según el relato de Mosé Acostas al autor, con posterioridad a su salida de España, recorrió Europa, siendo internado en un campo de concentración nazi, hasta su regreso a Estambul, donde se instaló definitivamente. No tuvo posibilidad de regresar a España.
NOTA DEL AUTOR: Mosé Acostas falleció el 16 de abril de 1995, según pude constatar por medio de la inestimable información de un funcionario de la Embajada de España en Ankara.


PEDRO, DE HUELVA


QUE LO SEPA LA RED:

Vienen los júngaros

—¡Que vienen los júngaros! ¡Los júngaros! ¡Que vienen! El Miguel recorría las calles advirtiendo de la noticia que de vez en cuando se exten...