No todo va a ser visitas y turismo. También comer, muy bien por cierto, en el Zenith
Camino a San Marco a embarcar en góndola. A ver si es verdad que los gondoleros son unos antipáticos.
Pues no, resulta que el gondolero era un parlanchín que iba hablando con el compañero de la góndola que nos precedía, y a punto estuve de pedirle que se callara para no romper el siencio de los canales.
Cruce de calles. No viene ninguna gondola. Tutto avante, prego!!!
La Venecia diaria, vista desde la góndola
Y aquí, la Venecia de lujo, para enseñar y lucir orgullosa.
El vaporetto de la basura...
... y aquí -INTACTO- os presento el cuerpo del delito.
Resumiendo mucho: Cafetería aledaña a Piazza San Marco. Pedimos dos cafés.
Para mi, un espresso, y al rato, el camarero nos los trae. Soy analista de laboratorio y como tal sé medir a ojo muy, pero que muy bien.
El café -posteriormente comprobado con un juego contrastado de micropipetas- no llegaba a los 15 ml. cuando sé taxativamente que en http://www.comune.venezia.it/flex/cm/ una norma del Ayuntamiento de Venecia desarrolla el Decreto. Ley. 31.3 nº 114 de 1998 del Gobierno italiano por el cual los cafés espressos no pueden tener menos de veinte mililitros. Queja al camarero; camarero que no se quiere enterar de mi queja. Libro de reclamaciones y posterior denuncia en el cuartel de Carabinieri en Piazzale Roma, donde me remiten a la Guardia de Finanzas. En fin, todo el día perdido pero esto es la guerra, me digo.
Estoy a la espera de que se celebre el juicio -"La legge è uguale per tutti" reza el símbolo de la Justicia italiana- que creo poder ganar y sentar jurisprudencia en bien de los futuros turistas de la inmortal Venecia. Si cobran lo que cobran por un café, al menos que pongan los dos "dedales" completos, y no uno y medio.
Vamos hombre...!!!!
Eso sí, una vez cumplido el deber ciudadano y el haber organizado el escandalazo padre con espectáculo incluido, me lo tomé de un pequeño sorbo y, sin que se entere nadie: exquisito