© El blog con cero lectores, pero aquí estoy en el espacio de mi libertad. No espero a nadie aunque cualquiera es bien recibido. Gracias a mi BLOC ABIERTO DE PAR EN PAR donde encontrarás desde 2009 temas variados.

27.2.25

De traiciones

 A LA TRAICIÓN POR LA VENGANZA


(Historia de la Expaña de Julián y su linda flor)
Maltratada, humillada, vejada y violada. Así, sin paliativos. Lloraba de vergüenza, destruida ante su padre que se mesaba los cabellos. Aquello era una afrenta que debía hacer pagar. Le habían arrebatado a su hija lo más preciado de cualquier mujer. Los ayes y lamentos de la hija, entremezclados con los juramentos e insultos del padre hacían un dramático cuadro en el palacio condal. Entre jardines y parterres, con fuentes y lagos dignos de cualquier casa señorial de Córdoba o de Damasco, don Julián juró vengarse de la afrenta a su hija Florinda.
Y no tardó en urdir un plan cuando le informaron sus tiralevitas sobre las intenciones de las tropas bereberes de asaltar los castillos y fortificaciones de la ciudad de Ceuta, hacerse con la ensenada, fletar barcos y atravesar el trozo de mar que separaba el reino de los alauitas, hijos del desierto, adoradores de Allàh... y la abrupta costa que se asomaba entre la bruma de la mañana, al otro lado, y que era el territorio del reino visigodo, una tierra bendecida por los dioses, hogar y morada de antiguos pueblos que habían formado parte del mismísimo imperio romano.
A don Julián se le había nublado la mente y ya su cabeza no era capaz de valorar, juzgar, discernir dónde estaban establecidos los límites entre lo público como comandante de la ciudad en nombre del rey... y como simple padre dolorido.Le dominaba el odio enfermizo. Sabía, o no, que su papel era comprometido pero lo tuvo claro en su cólera. Se vengaría del agresor de su hija Florinda llamada la Caba que no fue otro -no necesitó prueba fehaciente alguna más que el relato de su bella hija- que el rey Witiza. Y lo castigaría, vaya si lo castigaría, con un acto que lavaría su honra mancillada aunque costara el devenir y porvenir de las tierras cristianas.
En vano se le trató de hacerle ver su disparate, que era mejor vengarse del crimen del rey... ajusticiando y apuñalando al rey. Pero no. Su venganza tenía que ser definitiva y general. Dañina. Letal. Su buen nombre quedaría limpio aunque el de su hija en realidad le importaba bien poco.
Entregó las llaves de Ceuta a las mesnadas de Musa Ibn Nusair, le ayudó a atravesar el Estrecho y, enloquecido, proporcionó información primordial a los invasores del solar hispano. Sólo poco después se verían las terribles consecuencias de los actos del conde don Julián, felón, traidor a la patria hispana. Ya ni la historia sería capaz de lavar su nombre sino que pasaría a la leyenda la entrega de Hispania a los hijos del Islam por parte del Felón.
De don Julián el felón, nunca se supo nada más, ni cómo, ni dónde, ni cuándo -el fondo del mar hubiera sido su mejor tumba- desapareció de la faz de la tierra; quedó la ignominia, el rastro hediondo que siempre dejan los traidores, que usan la venganza como traición.

22.2.25

Ajedrez

     Era un tablero de ajedrez, el juego de moda, a punto del cambio de centuria en la tenebrosa frontera entre 1199 y 1200. Sobre el tablero, las piezas colocadas en sus lugares correspondientes: Alfonso IX de León; Alfonso VIII de Castilla; Sancho VII de Navarra, y Pedro II de Aragón. Reyes con sus respectivas damas. Enfrente, el enemigo común aunque todo hay que decirlo, para unos más que para otros: al sur del reino almohade, asentado en la feraz orilla mediterránea liderando la tierra conquistada por sus antepasados, Muhamad an-Nasir, el califa de al-Andalus, de Marruecos y de Orán, Príncipe y Comendador de los Creyentes.


    Alfonso VIII de Castilla quería reanudar la reconquista de la península y arrebatarla a los hijos del Profeta y de la Media Luna. Aun así había reinos que no veían con buenos ojos dicha política y no dudaron en guerrear entre ellos, en el campo de batalla y en el campo del honor familiar. Berenguela fue casada con el rey de León, Alfonso IX. Los señoríos vascones se decantaron por los reyes y reinados convenientes y de interés, pero el rey de Castilla dio un puñetazo sobre la mesa. Necesitaba armas, castillos, avituallamiento y sobre todo hombres con que reiniciar el proceso de expulsar a la morisma de Hispania, la vieja tierra visigoda. Leonor animaba a su real esposo Alfonso a meditar los pasos a seguir en aquella crucial partida de ajedrez donde la astucia, la audacia, la previsión y la provisión, además de la paciencia y la crueldad jugarían un papel crucial.

    En Roma Inocencio III había otorgado el "Hágase en Nombre de la Cristiandad" la conquista de los reinos cristianos usurpados, por tanto Alfonso convocó a los reyes en su castillo toledano de la frontera a fin de recabar el concurso de todos los hijos de Dios. Finalmente, excepto el leonés, se unieron y acordaron reiniciar la campaña contra el invasor.

    En Orán se encontraba Miramamolín -que así era llamado el califa en las tierras cristianas- de barba pelirroja y ojos garzos gustando y solazándose de los placeres del hammam, acicalado por eunucos y efebos reales con aguas frescas de oasis y ungido su cuerpo con aceites de Baena, gimiendo de placer y emitiendo ayes con su media lengua, delicia ésta proporcionada por ellos y ellas, dejó en manos del fiel Al-Mansur los cuidados de las marcas fronterizas del norte en el lejano Aragón. No sabía que cerca del alcázar toledano, ya en manos cristianas, Alfonso disponía sus piezas para avanzar hacia el sur.
La partida de la guerra iba a comenzar, augurando los estrategas reales que sería larga y dolorosa. Unos, comandados por Castilla -Aragón, Navarra, las huestes de Portugal y de otros reinos de más allá de los Pirineos, los señoríos vascos y las Órdenes militares- y enfrente, el enemigo sarraceno.
El tablero estaba dispuesto. Cristo y Mahoma; la Cruz y el Creciente; La Meca y Roma; occidente y Oriente; la espada y la cimitarra, Allàh y Dios, Dios Y Allàh. A un lado y a otro, blancas y negras.
La Cristiandad y el Islam se miran retadores. El mundo se la juega.
La partida comienza con un gambito a la espera del enroque rey-torre...
    Por el camino campanas castellanas tañen llamando a Misa y más allá, los muhecines de los villorrios andalusíes llaman a la oración salmodiando que no hay más dios que Allàh y que su profeta es Mahoma.
    El reloj se pone en marcha siendo respectivamente febrero de 1200 año del Señor Jesucristo y Rabbi Al-Awwal año 596 de la Hégira de Mahoma.

La muerte verde

  Los leños crepitaban en la chimenea y poco a poco el fuego iba devorando el tronco hasta dividirse en dos. Esas partes caían sobre el suel...